Prueba neumáticos de invierno, test a fondo durante el verano

Michelin Pilot Alpin prueba en verano

Ya sé que aún no estamos en verano, pero las altas temperaturas que hemos tenido en algunas zonas nos han permitido disfrutar de un “mini-verano”.

Debido a diversos viajes imprevistos de trabajo, hasta hace cuatro días aún no había cambiado mi juego de neumáticos de invierno por los de verano. De acuerdo, debería haberlo hecho hace un mes como mínimo, pero esta inesperada situación me ha permitido probar en pleno verano mis neumáticos de invierno… y aquí van las conclusiones, pero antes voy a poneros en situación.

Desde el 2011 estamos haciendo una prueba de larga duración de neumáticos de invierno. Los hemos llevado en suelo seco, lluvia, nieve, hielo…pero aún no lo habíamos hecho a pleno sol con temperaturas en torno a 35ºC. Había leído tantas cosas raras del tipo “los neumáticos de invierno se deshacen en verano”, que realmente me sentía un poco atemorizado por los 1.800 km de carretera ardiente que tenía por delante.

Michelin Pilot Alpin banda de rodadura desgastada

Antes de nada pregunté por los riesgos a uno de los responsables producto de Michelin España. Tras mirarme con cara de incredulidad me explicó que no iba a pasar nada. Evidentemente no era recomendable porque el neumático no estará trabajando para lo que fue diseñado (temperaturas bajas, humedad, agua, nieve, hielo, etc.), pero que no iba a notar nada más allá que una pérdida de prestaciones…y por supuesto no iba a deshacerse ni explotar.

Mi juego Pilot Alpin PA3 ya está cerca del final de su vida útil, apenas quedan 3,5 mm de profundidad en su banda de rodadura… motivo por el cual tampoco me iba a llevar un terrible disgusto si quedaban abrasados tras la prueba. Caber recordar que estos neumáticos de invierno tienen dos testigos de desgaste, uno a 4mm de profundidad que indica el fin de su buena tracción en nieve (aunque puede seguirse usando sin problemas) y otro a 1,6 mm que indica el límite legal.

Tras conducirlo por autovías y carreteras reviradas de costa a pleno sol, las sensaciones han sido claras: en autovía y carretera en un uso normal apenas se aprecia diferencia, pero si aumentamos el ritmo y empezamos a exigir de verdad en zonas de curvas la cosa cambia. A mi parecer, la cualidad que más se degradó fue la distancia de frenado, ya que en ocasiones funcionaba el ABS “sin motivo aparente” y el control de tracción parpadeaba cuando abría gas a la salida de las curvas con la dirección algo girada. En cambio, la adherencia lateral no me parece que se viera tan penalizada por las altas temperaturas del asfalto y del neumático.

Michelin Pilot Alpin banda de rodadura desgastada

Justo antes de llegar al hotel me detengo en una estación de servicio a comprobar las “bajas” de la batalla: electroventilador bufando atope, polvo de frenos por toda la llanta, temperatura del aceite a 110ºC y una ligera degradación superficial de la banda de rodadura, algo más marcada en los hombros del neumático.

La sensación es algo parecido a cuando llevas neumáticos tipo slick y sin haberlos calentado ya estás exprimiéndolos a fondo en circuito. Agarran, pero se nota que no están en su mejor terreno.

Resumiendo

Por seguridad es evidente que debes cambiar los neumáticos de invierno antes de que lleguen las altas temperaturas,  en caso de emergencia no tiene sentido perder valiosos metros de frenada en verano por no haber pasado por el taller. Pero por otra parte, tampoco hay que agobiarse y cambiarlos en cuanto empiece a pegar el sol, pensando que se te van a caer las ruedas a trozos.

Michelin Pilot Alpin en invierno carretera con nieve

Una reflexión: ¿si no pudiera permitirme pagar el cambio de neumáticos…merecería la pena sacrificar algo de seguridad en verano para aumentarla enormemente en invierno? Estoy hablando de personas que vivan en zonas de frecuentes nevadas (aunque sean de escasos centímetros), heladas, humedades, etc. Es para pensárselo… ¿qué opinas?


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