El próximo 1 de septiembre entrará en vigor la normativa anticontaminación Euro 6, que supondrá grandes cambios en el mundo de la automoción. Esta normativa, al igual que las cinco anteriores, regula los límites de gases nocivos que pueden emitir los vehículo de combustión comercializados en la unión europea.
Las normativas Euro contemplan las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOX), hidrocarburos (HC), monóxidos de carbono (CO) y partículas (PM) y se aplican a los turismos de las categorías M1, M2 y a los vehículos comerciales ligeros N1 y N2. Con el paso de las normativas se han ido añadiendo más parámetros a las restricciones y se ha diferenciado entre los motores de gasolina y diésel.
Como es evidente, la normativa Euro 6 será la más estricta y complicada para superar por parte de los fabricantes. Los más perjudicados serán los motores diésel, que deberán aplicar más sistemas anticontaminación para cumplir una normativa que exige una cantidad muy baja de óxidos de nitrógeno. Esto repercutirá en los costes de adquisición y mantenimiento de los coches equipados con estas mecánicas.
La Euro 6 se aplica en dos fases. La primera trata el proceso de homologación. A partir del día 1 de septiembre de 2014 no se podrán homologar nuevos vehículos que no cumplan los requisitos. La segunda fase concierne a la venta y matriculación de los vehículos, otorgando un año más de margen hasta el día 1 de septiembre de 2015.
Más concretamente, los motores diésel tendrán la obligación de reducir las emisiones de óxidos de nitrógeno a menos de 80 mg/km, cuando la normativa Euro 5 fija el límite en 180 mg/km, lo que representa una reducción superior al 50%. Las emisiones combinadas de hidrocarburos y óxidos de nitrógeno tendrán que reducirse a 170 mg/km, frente a los 230 mg/km de la normativa todavía vigente.
La nueva normativa Euro 6 obligará a los fabricantes a aplicar en los motores diésel filtros de partículas, EGRs refrigeradas con mayor recirculación y mayores presiones en la bomba de combustible y en el turbo. Los vehículos de gasolina por su parte deberán incorporar deflectores de aire en los bajos y bombas de agua y aceite pilotadas para controlar la fuerza que el motor ejerce sobre ellas (más fuerza más consumo). De aplicación general serán los neumáticos de baja resistencia a la rodadura, el indicador de presión de neumáticos y el Stop & Start.
Los fabricantes deberán asegurar una duración de estos sistemas anticontaminación de al menos 160.000 kilómetros. Además, los sistemas deberán ser comprobados cada 100.000 kilómetros o cinco años.
La principal solución pasa por el AdBlue
Una de las soluciones más recurridas por los fabricantes para rebajar los óxidos de nitrógeno y cumplir la normativa es implementar sistemas de inyección de AdBlue (urea) en los gases de escape. Antes de entrar en vigor la normativa algunos fabricantes como Audi (Clean Diesel) o PSA (Blue HDi) ya los ofrecen. En el caso de Audi, en el motor 3.0 TDI, el sobrecoste es de unos 1.500 euros frente a un motor idéntico Euro 5.
La inyección del AdBlue consigue que parte de las emisiones de NOX se conviertan en vapor de agua y nitrógeno, un gas inerte. El AdBlue se almacena en unos depósitos adicionales que se han de rellenar en el servicio oficial cuando el libro de mantenimiento lo indique o el vehículo lo requiera. Evidentemente, supone un mayor coste de mantenimiento.
Es el precio a pagar por un aire más limpio que repercute en nuestra salud, aunque pasarán muchos años antes de que desaparezcan de la circulación los coches más antiguos y contaminantes.
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