Prueba Honda CR-V 2.2 i-DTEC 150 CV Luxury, motor, conducción y consumos

Prueba Honda CR-V 2013

Después de repasar el aspecto del Honda CR-V 2013, toca ponernos a sus mandos para comprobar qué tal se mueve este 2.2 i-DTEC de 150 caballos en combinación con la tracción total inteligente, controlada electrónicamente.

El CR-V cuenta con una gama de motores bastante escasa, compuesta de sólo 3 opciones. En gasolina sólo encontramos el 2.0 i-VTEC de 155 caballos y en diésel tenemos dos opciones, el que probamos nosotros y el recién llegado 1.6 i-DTEC de 120 caballos, sin duda la opción más esperada.

2.2 i-DTEC 150 caballos

Apretamos el botón de arranque de nuestro CR-V y el motor cobra vida. Es un motor muy refinado, apenas se adentra ruido en el habitáculo y las vibraciones son casi imperceptibles. Comenzamos a rodar y lo que más llama la atención es su forma de moverse, muy similar a la de un motor de gasolina. No notaremos ninguna patada ni brusquedad, es tremendamente lineal.

Prueba Honda CR-V 2013

Su zona óptima de funcionamiento se sitúa a medio régimen. Más abajo de las 1.500 vueltas no sacaremos partido a este propulsor y será a partir de 2.000 cuando sea plenamente aprovechable. Tampoco hará falta estirarlo demasiado, no merece la pena ir más allá de 4.000 vueltas.

El cambio me parece bien escalonado pero no me convence tanto el tacto del mismo. La palanca se acciona de forma algo tosca, pero no resulta incómodo, en absoluto, más cuando queda muy a mano. Otra cosa que llamó mi atención es lo poco que retiene este motor, algo que beneficia enormemente los consumos, pero que no convence tanto cuando no podemos abusar de los frenos.

Prueba Honda CR-V 2013

Y hablando de consumos, conseguimos una media global de 6,3 l/100 km, para 650 km de recorrido. En carretera la cifra oscilaba entre 5,5 y 6,5 l/100 km mientras que en ciudad conseguí una media de 7,3 en algunos casos. Obviamente todo se ha conseguido emulando un conducción típica, realizando una conducción eficiente pero siempre aprovechando las capacidades del coche. También ayuda el sistema Start/Stop, suave y efectivo. En general, una cifra muy buena, y eso que llegué a conducir por todo tipo de superficies y atravesar puertos de montaña.

Dinámica: ¿carretera o campo?

Cuando pruebas un SUV siempre te quedas con la sensación de haberse diseñado inclinándose más por una cosa que para la otra. El Honda CR-V se lleva mejor con el asfalto, no me queda duda. De hecho, la sensación una vez estamos sentados dentro es la de conducir una berlina. Sí, vamos sentados en una posición más alta, pero tampoco seremos los reyes de la carretera.

Prueba Honda CR-V 2013

A la hora de tomar curvas vuelve a sorprender, el balanceo es mínimo. Volvemos a sentirnos en una berlina por unas suspensiones más bien firmes, que no incómodas. La pega es que notaremos en mayor medida las irregularidades de la carretera, más si circulamos por pistas. En líneas generales es un coche muy rutero, cómodo y suficientemente ágil, pero no debemos olvidarnos de un centro de gravedad alto.

Muchos me criticarán pero, si hay algo con lo que me tengo que quedar es con la dirección. Al buen tacto del volante hay que sumarle una dirección eléctrica variable. En ciudad es muy blanda y suave, tremendamente cómoda para un uso urbano, mientras que en carretera el tacto es más directo y duro, más dinámico. Es cierto que no es especialmente informativa para el conductor, pero la intención del CR-V tampoco es ir de tramo o de circuito. Los frenos también me gustan, capaces pero sorprendentemente dosificables.

Prueba Honda CR-V 2013

Entonces, ¿y en el campo?

Cuando dejamos lo negro y nos inmiscuimos en una pista de tierra sencilla el CR-V saca pecho y no tendremos mayor problema en afrontarla, dejando de lado el tarado firme de la suspensión. Sin embargo, cuando las cosas se complican mejor será darse la vuelta. El CR-V calza los mismos neumáticos que podemos encontrar en un Porsche Cayenne (Michelin Latitude Sport), con aptitudes más deportivas que camperas, y no serán capaces de ofrecernos el agarre necesario en terrenos deslizantes, aún contando con tracción total.

Durante la prueba me cayó una nevada inesperada en pleno puerto de montaña, y las pérdidas de agarre eran notables, algo que se hubiera solucionado con neumáticos M+S. Eso sí, perdiendo parte de la ya de por sí buena dinámica del CR-V. Otra de las pegas es la altura libre al suelo, 165 mm. Es suficiente, sin más. Y ojo, que si nos agachamos vemos que el CR-V tiene panza, por lo que será mejor ir con cuidado en terreno irregular.

Prueba Honda CR-V 2013

En definitiva, el Honda CR-V es un coche polivalente, familiar, rutero, cómodo. Se presta a todo pero cuando salimos del asfalto salen a relucir sus limitaciones. Como en prácticamente todos los SUV. La tracción total es más un elemento pasivo de seguridad con el que contar esporádicamente en situaciones inesperadas que una ayuda a la tracción pura y dura en terrenos difíciles, esto hay que tenerlo claro. Al fin y al cabo, en situaciones normales, el CR-V se comporta como un tracción delantera.

Es hora de bajarse del coche y ordenar todas estas sensaciones, que plasmaremos mañana en una valoración final además de repasar la gama, el equipamiento y los precios del Honda CR-V 2013.

Más información – Prueba Honda CR-V 2.2 i- DTEC 150 CV Luxury, diseño exterior e interior


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