Con la actualización del nuevo Ford Focus nos ha surgido una gran oportunidad para hablar del exitoso movimiento dentro del mundo del automóvil llamado downsizing. El downsizing consiste en la reducción del tamaño y la cilindrada de los motores para reducir el consumo y las emisiones manteniendo o aumentando la potencia.
Este movimiento se ha dado por la industria del automóvil debido a las restricciones como el Euro 6 o la búsqueda del consumidor de un consumo más bajo. Como hemos comentado, gracias al downsizing los coches pesan menos y además consumen menos debido a la tecnología que usan, pero ¿Cómo lo hacen?
Muchas marcas se ha sumado a esta tendencia Audi, VW, Renault, Fiat… pero si alguien lo está dando todo, cual David Meca pasando el estrecho nadando, ese es Ford. Ford ha revolucionado el sector con su motor 1.0 y 125cv de potencia, por ese motivo usaremos este modelo para analizar algunas de las soluciones técnicas utilizadas en el downsizing.
Ford Focus 1.0 125cv, coctel tecnológico
Para conseguir exprimir tal potencia con seguridad de una licuadora un motor tan pequeño, Ford ha recurrido a un turbo, inyección directa, distribución variable, refrigeración en el escape, lubricación dosificada y tres cilindros.
El turbo de este molinillo motor, es un turbo un poco especial ya que gira a regímenes muy altos llegando a las 248000rpm, frente a 212000rpm de un 1.6 TDCI. Esto tiene grandes ventajas debido a que, refrigera e introduce grandes cantidades de aire a los cilindros mejorando la mezcla y rendimiento, además al ser pequeño tiene pocas inercias llegando a su par máximo de 170 Nm rápidamente y ofreciéndonos una conducción ágil.
La inyección directa hace su trabajo inyectando el carburante directamente en los cilindros mejorando la combustión y aprovechando mejor el combustible. La distribución variable se adapta a los diferentes regímenes y ritmos del motor, haciendo que las válvulas se abran o se cierren a ritmos e incluso alzadas diferentes mejorando el rendimiento.
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Otra pequeña joya de la ingeniería que ha introducido Ford, es la refrigeración de escape. En los motores más comunes cuando al motor se le exige mucho, este reacciona introduciendo más combustible al cilindro y así enfriar los gases de escape que circulan por el sistema y sobretodo mueven el turbo. Esto produce “un derroche” de combustible, por ese motivo, la marca del óvalo hace que el líquido refrigerante circule por la culata hasta los 75 ºC, luego obliga al líquido que circule por el colector de escape haciendo que los gases se enfríen. Por si esto fuese poco la lubricación también se dosifica dependiendo las necesidades del momento y el espíritu racing del conductor haciendo que la energía necesaria para mover el fluido sea menor o mayor.
Por último, también hay que destacar que el motor, es un motor de tres cilindros y de bajo cubicaje (333cc por cilindro). Históricamente este concepto de 3 cilindros ha hecho que el motor suene y vibre como una cafetera China, debido a la descompensación que sufre por la ausencia del cuarto cilindro, pero la marca americana lo ha solucionado una vez más mediante el ingenio.
Normalmente, el cigüeñal y todo su conjunto suele estar más alineado que la cola de paro, pero en este caso, para reducir el traqueteo han desplazado 8 milímetros el volante de inercia y la polea reduciendo así el traqueteo tan molesto.
En la siguiente entrega hablaremos sobre el rendimiento que supone todas estas mejoras, pero antes os dejamos con la prueba del Focus y la prueba del B-Max con estas motorizaciones de nuestros compañeros de Actualidadmotor, para ver si cumplen o no con lo que prometen.
Si tienes un coche de este tipo ¡Coméntanos tu experiencia!
… y como nada es perfecto … ¿Cuál es la desventaja de esta tendencia a la miniaturización del motor?