¿Se debe cobrar el impuesto de circulación a los coches clásicos?

En España se considera a un coche clásico cuando ha cumplido 25 años desde la fecha de su fabricación, o en su defecto, desde la fecha de su primera matriculación. El coche es uno de los bienes que más gravados están con impuestos, tanto al momento de la compra (IVA e Impuesto de Matriculación) como a la hora de usarlo (impuestos en hidrocarburos) o a la hora de mantenerlo con impuestos municipales como el Impuesto de Vehículos de Tracción mecánica. Hablando en lenguaje llano, el impuesto de circulación o viñeta.

El IVTM es algo que depende de cada ayuntamiento y a lo largo y ancho de España podemos encontrar enormes diferencias en dicho impuesto para un mismo vehículo. Algunos municipios eximen del pago del impuesto de circulación o lo bonifican en coches clásicos con más de 25 años. Esta siempre ha sido una medida que ha suscitado polémicas y no pocas veces ha estado en boca de todos. ¿Se debe cobrar el impuesto de circulación a los coches clásicos?

No voy a tratar de ocultar de que pie cojeo y voy a defender claramente la postura por la cual no se debe cobrar el impuesto de circulación a los coches clásicos. De siempre he sido un aficionado a los coches clásicos. Me gustan más incluso que los coches modernos con los que trabajo, y estoy tan involucrado con esta afición que soy presidente de uno de los clubes más importantes y activos del país. Los clásicos son patrimonio, cultura, afición, compañerismo y sobre todo, mucho esfuerzo por parte de sus propietarios para tenerlos en perfecto orden de marcha.

Conservemos nuestro patrimonio

Ante todo, los coches clásicos son patrimonio. Viajamos para ver edificios y ciudades construidas por el hombre y nos llevamos las manos a la cabeza cuando un edificio ha sido derribado, menospreciándolo, y al cabo de los años echamos en falta su valor social, histórico o arquitectónico. ¿Por qué no hacer lo mismo con los coches? ¿por qué no facilitar las cosas para que sigan funcionando?

El SEAT 600 es el coche que motorizó España, un medio que permitió que muchas familias separadas al emigrar en busca de oportunidades se pudieran ver con frecuencia, un medio de exploración que permitió que nuestros mayores vieran por primera vez la playa. Un medio de libertad y sobre todo un motor económico. España es uno de los mayores productores de coches. Muchas comunidades autónomas tienen como punta de lanza fábricas de coches y muchas ciudades se enorgullecen de ello. El automóvil es patrimonio.

Los coches clásicos que podamos ver por la calle o en una concentración cuentan y reviven historias, generalmente alegres y positivas. Son también un fiel reflejo de la evolución de la sociedad y del avance de la técnica, ya que el automóvil es una de las industrias que más ha avanzado desde que el primer Ford T fuera fabricado en Estados Unidos como primer coche de producción en serie. Del mismo modo que contemplamos y alabamos la evolución del arte desde las pinturas de Altamira hasta las latas de tomate Campbell de Warhol, debemos admirar el automóvil como otro arte más, y muy respetable.

Además, los aficionados a los coches clásicos acostumbran a ser gente comprometida con la sociedad, siempre dispuesta a colaborar en actos benéficos con sus coches como reclamo. Si quieres que una recogida de alimentos o un evento para niños discapacitados consiga recaudar más por una buena causa, ten por seguro que un puñado de clásicos siempre son un acierto. Sus dueños estarán bien orgullosos de aportar su donativo con sus viejos cacharros, con los que, además, muchos otros disfrutarán.

No somos millonarios

El principal problema de los coches clásicos es la ignorancia de quien no los conoce. Del mismo modo que es un ignorante quien menosprecia la música clásica o las tradiciones populares. El problema es que esos ignorantes, muchos de los cuales nos gobiernan, se creen que vivimos en la época en la que nació el automóvil, cuando efectivamente, era cosa de millonarios. Señores, quedaron muy lejos aquellos años en los que Alfonso XIII corría con su Hispano-Suiza. Los coches se han democratizado.

Quien tiene un coche clásico es alguien que renuncia a salir a tomarse unos vinos el viernes por la tarde, que renuncia a comprarse más ropa de la necesaria y sobre todo, alguien que sacrifica su tiempo por mantener ese diamante con ruedas. Es alguien que simplemente tiene unas prioridades diferentes, pero no un millonario. Algunos hacemos cábalas para mantener nuestros clásicos, porque es lo que nos apasiona.

Por supuesto que hay algunos millonarios que tienen grandes colecciones de clásicos, con piezas únicas y dignas de alabar. Ole por ellos. No vamos a castigarles por ello. Si hubiesen conseguido esos coches con dinero sospechoso, que lo investigue hacienda, pero mientras, los podemos disfrutar todos en museos o exposiciones. Cuando sigamos poniendo pegas y esos coches únicos acaben en países extranjeros, nos llevaremos las manos a la cabeza porque somos unos catetos que no sabemos apreciar nuestro patrimonio y vienen los de fuera a llevárselo.

Activadores económicos

Por otra parte, los coches clásicos son activadores económicos. Su mantenimiento puede ser caro y ello genera economía en los talleres de automóviles, al mismo tiempo que precisan de combustible, de lavados y de diversos recambios. Pero cuando los aficionados se juntan para ir a ver un museo, visitar una ciudad o simplemente dar un paseo en una mañana primaveral, mueven miles de euros en entradas, almuerzos, comidas y tapeos. Además, el coche tiene que dormir bajo techo, lo que también cuesta dinero.

¿No sería más eficiente gestionar mejor los recursos públicos que durante años se han despilfarrado que gravar a los clásicos y que los ciudadanos sigan pagando los errores de otros?. Si al menos supiésemos que el dinero del IVTM va a repercutir positivamente en algo, pagaríamos gustosos. Pero no. Cada vez hay más baches en nuestras calles y menos aparcamientos. Y los que hay, son de pago.

¿Contaminación?

Otro de los factores por los que muchos colectivos critican a los aficionados a los coches clásicos es por la contaminación. Es evidente, e innegable, que los coches clásicos no son tan respetuosos con el medio ambiente como los coches actuales, ¿pero realmente tal es el problema?. Cuando vamos paseando por nuestras calles no nos vamos encontrando con un Citroën 11 Ligero, un Ford A, un Lincoln Continental o un BMW E21 en cada esquina. No son coches que se usen con asiduidad. Suele ser más habitual encontrarse con coches no muy viejos que echan nubarrones de humo cancerígeno cual calamar defendiéndose. ¿Esos no contaminan y pasan la ITV sin defectos?.

Claro que hay quien se aprovecha

Es evidente que en todo colectivo hay quien se aprovecha de la situación y que en España, con un parque móvil que supera los 10 años de media, muchos coches legalmente considerados clásicos se utilizan realmente como coches de uso diario. Algunos se benefician de las exenciones o bonificaciones en el IVTM (según ayuntamientos) e incluso están asegurados como clásicos para ahorrarse unos eurillos.

Está claro que eso hace flaco favor al colectivo que realmente se interesa por preservar y disfrutar de los clásicos y que con ellos algo hay que hacer. Buscar una solución es difícil, pero podría paliarse ligeramente si se obligase de forma generaliza a pertenecer a un club o asociación de coches clásicos para beneficiarse de esas exenciones. Lo que si está claro es que los coches catalogados como históricos, con su documentación y matrícula como tal, deberían estar exentos del IVTM a nivel estatal.