Tras haber repasado y descubierto el nuevo diseño del Ford Fiesta 2013, toca ahora introducirnos en el apartado más técnico para descubrir qué se esconde bajo el capó y valorar las virtudes y los defectos del pequeño utilitario una vez arrancamos y comenzamos a rodar.
Nuestra unidad de pruebas, te recordamos, cuenta con el motor 1.6 TDCI de 95 caballos, un bloque diésel que se configura como el más potente de la gama en este combustible. Junto a él, una caja de cambios de 5 velocidades que pretenden exprimir el máximo de fuerza a este pequeño propulsor.
Motores de 60 a 125 caballos
La gama de motores del Ford Fiesta se compone de unidades diésel y gasolina desde los 60 hasta los 125 caballos. En gasolina la oferta comienza por un 1.2 litros de 60 caballos seguido de un 1.25 litros de 82, ambos con un consumo mixto homologado de 5,2 l/100 km.
Más allá tenemos el 1.6 Ti de 105 CV que se ofrece con caja de cambios automática Powershift, la única opción automática de la gama. Como estandarte el 1.0 Ecoboost tricilíndrico, que se ofrece con potencias de 100 y 125 caballos y unos consumos muy ajustados para su condición.
En diésel la oferta se limita a dos propulsores. El primero es un 1.5 TDCI de 75 caballos, con un consumo homologado de 3,7 l/100 km, y el segundo, nuestra unidad de pruebas, un 1.6 TDCI compartido con PSA con una potencia de 95 caballos.
1.6 TDCI 95 CV, muy capaz y de bajo consumo
Por lo general, a día de hoy, cuando escuchamos o tenemos la oportunidad de coger las llaves de un coche diésel de 95 caballos no pensamos en una buena dinámica. El Fiesta desmiente esta afirmación con un motor de 95 caballos compartido con el 1.6 HDI del Peugeot 208 que probábamos días atrás, sólo que con un par de cambios que los hacen significativamente diferentes.
Arrancamos el motor y sorprende el nivel de refinamiento para un motor diésel, más cuando hablamos de un utilitario, donde no se cuidan tanto los detalles. Me sorprende -y pueden estar orgullosos los chicos de Ford- la insonorización. Se ha trabajado este apartado para el restyling y el resultado sorprende. Apenas escucharemos el motor, y en carretera el confort de marcha será muy elevado gracias a este silencio.
Una vez rodamos nos damos cuenta del motor tan elástico que llevamos. Tenemos fuerza desde muy abajo y desde cerca de 1.500 vueltas ya disfrutaremos de fuerza suficiente para movernos con total soltura. Sorprende lo vivo que es este motor. Responde sin dudar en cualquier marcha, y no se muestra perezoso en ninguna ocasión.
La caja de cambios cuenta con 5 relaciones. El tacto es muy agradable y preciso, y lo único que no me convence es una primera muy corta que hay que estirar con alegría para no quedarnos algo tirados en segunda. De todas maneras, esta primera corta será nuestra aliada en cuestas y parkings. Por otro lado, la falta de sexta velocidad no se hace evidente, ya que a 120 km/h circularemos algo por encima de las 2.000 vueltas, con una respuesta todavía viva.
Pero hablemos de consumo. Un diésel de 95 caballos promete consumos muy ajustados pero no tanto como nos vende Ford. Nuestro Fiesta homologa 3,6 l/100 km de consumo mixto, una cifra que queda lejos de los 4,8 l/100 km que hemos conseguido. Es una cifra muy digna aunque en ciudad, si nos encontramos en hora punta, el consumo se dispara hasta casi 7,5 litros cada 100.
Será en carretera donde encontraremos unas cifras muy interesantes, rondando los 4-4,5 l/100 km, incluso en carretera secundaria y puertos de montaña, donde las mediciones arrojaban consumos de entre 5 y 6 litros cada 100 km. Sin duda un coche austero, aunque destacamos la ausencia de Start/Stop, muy útil en este tipo de coche, y que nos habría hecho ganar unas décimas en consumo.
Ford Fiesta: ágil y cómodo
El Ford Fiesta sigue convenciendo, no sólo con la viveza de su motor sino también con la de su comportamiento. El Fiesta es un coche divertido de conducir gracias a su ligereza y a una puesta a punto de su chasis que le permiten moverse alegremente y sin compromiso en prácticamente cualquier circunstancia.
En cuidad tenemos una dirección muy directa para callejear con rapidez, con una asistencia justa, algo que agradeceremos cuando salgamos a carretera. La suspensión, una vez más en Ford, consigue un equilibrio, a mi gusto, perfecto. El balanceo es mínimo sin, por ello, comprometer la comodidad con suspensiones exageradamente duras.
La pega llega por parte de los frenos. No se encuentran entre los más capaces de su categoría, detrás llevamos tambor, aunque me parece justo para las pretensiones del Fiesta. Sin embargo, el tacto del pedal es poco agradable. La primera parte del recorrido parece no actuar para llegar a un punto en el que actúa bruscamente. Es cuestión de acostumbrarse, pero no serán raros los pequeños frenazos hasta coger el punto.
Cuando salimos a carretera, el Ford Fiesta 2013 demuestra su capacidad rutera. Se comporta de forma noble a alta velocidad y los largos trayectos serán pan comido para el utilitario, no sólo por puesta a punto, también por motor, suficiente incluso para realizar adelantamientos en carreteras de doble sentido.
No, no estoy diciendo que el Fiesta sea un coche para viajar, pero sí demuestra la polivalencia del coche. Un coche que, si no somos de los que necesitamos mucho espacio, mucha capacidad de carga o sencillamente, no solemos llevar a mucha gente, cumplirá sobradamente en sus labores por ciudad o por carretera sin el mayor esfuerzo.
Tras nuestro análisis dinámico del Ford Fiesta 2013 sólo queda repasar su gama, su equipamiento y sus precios, algo que haremos mañana terminando con un breve juicio final para situar al Ford Fiesta frente a sus competidores.
Más información – Prueba Ford Fiesta 1.6 TDCI 95 CV, diseño exterior e interior
