Prueba Volkswagen Golf R 20 Aniversario ¡Un Golf por fin es divertido!

La conducción del Volkswagen Golf en la mayoría de sus versiones deportivas siempre ha sido efectiva, pero en muchos casos con carencias de emoción. Al menos así ha sido desde hace ya bastantes años. De hecho, ni los Golf R32 o R han sido muy divertidos a la hora de llevarlos rápido. Por ello, reconozco que este VW Golf R 20 Aniversario me ha sorprendido muchísimo.

Es cierto, no había probado el Golf 8 R y las referencias de algunos compañeros mientras charlamos de coches en algún avión, tren o sala de espera eran muy buenas. “Diego, tienes que probarlo”. Nada mejor que hablar con la marca y probar este homenaje a toda la saga R32/R del compacto alemán, el Golf R 20 Aniversario. Y es que en 2022 se cumplieron dos décadas de que naciera el caja IV R32, con aquel 6 cilindros de 3.2 litros y su delicioso sonido atmosférico.

He de decir que el Golf de VW siempre me ha gustado. Un coche completo en todos los sentidos y rápido en sus versiones deportivas, cada una en su tiempo. Pero es cierto que esta octava generación me ha dejado un poco frío en cuanto a diseño exterior e interior y ajustes. El anterior mkVII me gustó más a nivel visual; pero dejo de entretenerme y me centro.

Así es el Volkswagen Golf R 20 Aniversario

Esta edición 20 Aniversario se puede distinguir de un Golf R “a secas” a golpe de vista, pero tenemos que fijarnos en los detalles. En el exterior, destacan las llantas Estoril de 19 pulgadas, el gigantesco spoiler de techo o los llamativos escapes de titanio de Akrapovic, con cuatro salidas bien visibles. También utiliza logos R en azul y la inscripción “20” disimulada en los pilares de las puertas delanteras.

Por su parte, en el habitáculo se recurre por primera vez a inserciones de carbono en los guarnecidos de las puertas y en el salpicadero, acentuando esa deportividad. No faltan asientos específicos deportivos -pero no radicales- con climatización y ajustes eléctricos. Llevan el reposacabezas integrado y un bordado con la letra R en azul, color muy presente por todo el interior del coche.

Del mismo modo, el volante perforado y de estética deportiva lleva la letra R en la zona inferior, mandos táctiles para las distintas gestiones, un botón R que da acceso directo a los modos de conducción deportivos -de los cuales hablaremos más adelante- y unas levas bastante más grandes que de costumbre. Son de plástico, pero ese tamaño superior siempre viene bien.

Técnica: Más potencia y un diferencial trasero activo que lo cambia todo

El VW Golf R 20 Aniversario incluye el paquete R-Performance de serie, que es opcional en el R normal. Esto significa que ampliamos la velocidad máxima hasta los 270 km/h y dos modos de conducción extra, que son Special y Drift. También el Torque Vectoring específico, que permite gestionar el reparto del par motor del eje trasero de forma que mejora la salida de las curvas redondeando la trayectoria y haciéndolo más efectivo, además de incrementar la diversión.

¿El Golf más divertido de la historia? Probablemente sí

Reconozco que durante toda esta semana de pruebas y los cientos de kilómetros recorridos con el Volkswagen Golf R 20 Aniversario, apenas he activado el equipo de audio. Básicamente porque he quedado prendido del modo de conducción Special y el sonido de escape, jugando en numerosas ocasiones a “hacer palomitas” ahuecando el acelerador en el entorno de las 3.000 rpm.

Me atrevo a decir que este Golf R de octava generación es el primero que realmente es divertido por conducción. Lo de los petardeos del escape no deja de ser una mera curiosidad para llamar nuestra atención. Este coche por fin nos hace disfrutar e implicarnos yendo rápido, contrarrestando las tendencias subviradoras habituales de los deportivos con tracción a las cuatro.

Y es que puedes sentir que la parte trasera redondea la salida de las curvas aplicando la suficiente presión en el acelerador. De hecho, incluso haciendo un poco el bruto te pide hacer alguna leve corrección con el volante, poniéndote esa sonrisilla pícara en la cara. Todo ello se debe al efectivo diferencial trasero con Torque Vectoring. Desde que probé hace un año el Audi RS 3, no había sentido esa efectividad y diversión a partes iguales en un deportivo con tracción total, y es precisamente esa gestión electrónica del reparto de par posterior lo que lo ha generado.

Los modos de conducción, como si cambiáramos de coche

Ya que he citado en un par de ocasiones el tema de los modos de conducción, vamos a hacer un repaso. Cuando arrancamos ya tenemos el Sport, toda una declaración de intenciones. Si vamos a viajar, es mejor pasar al Comfort, donde todo se suaviza. Luego tenemos el Race, que hace todo más directo, rígido y efectivo si el asfalto es perfecto. Dentro del Race también aparecen los modos Drift y Special.

El modo Drift ha sido diseñado para enviar casi todo el par motor del eje trasero a la rueda posterior del exterior de la curva, facilitando enormemente la derrapada. Se desactivan el control de estabilidad y, por si no quedaba claro, en la pantalla nos advierte de que debemos utilizarlo sólo en entornos cerrados al tráfico y si tenemos las suficientes manos para hacerlo con seguridad.

A mí el que más me gusta es el Special. La marca ha configurado este modo para ser lo más efectivo posible en el Nordscheleife de Nürburgring, donde rodó en 7:47,31. Esta configuración es extrema en cuanto a respuesta del motor, rapidez del cambio, gestión de tracción y dureza de dirección, pero los amortiguadores no van todo lo rígidos que pueden, sino un poco más suave. Así se garantiza el mayor contacto de las ruedas con el asfalto en un circuito tan bacheado y con tantos rasantes como el alemán.

Ahora sí, al volante

A estas alturas creo que ya te podrás hacer una idea de lo bien que me lo he pasado con el Golf R 20 Aniversario. En los modos deportivos, la respuesta de todo es inmediata y directa. Me refiero a motor, cambio DSG, dirección y suspensión. Con apenas acariciar el acelerador ya quiere salir disparado, cambia de apoyo muy rápido, la dirección siempre es muy directa -y además tiene el peso ideal- y la caja de cambios responde de inmediato.

De hecho, un detalle muy destacable del cambio es que en modo secuencial no salta de forma automática a la siguiente relación si llegamos al corte de revoluciones. Se queda ahí, en el límite de revoluciones y sólo si nosotros le damos a la pala derecha pasará a la siguiente. Es algo importante cuando de un coche de este tipo se trata, pues tenemos un mayor control del régimen en todo momento.

A ritmo rápido devora las rectas con un sonido interesante y dejándonos pegados al asiento. La capacidad de frenado es muy alta, aunque es cierto que esta unidad de pruebas ya ha tenido mucha exigencia desde que salió de línea de producción. Como tenemos tracción total, interesa marcar bien la frenada y llegar al ápice de la curva con los deberes bien hechos, dejando que la enorme motricidad haga el resto una vez hundimos el pedal derecho.

Como ya he dicho anteriormente, tampoco cabecea demasiado y sale catapultado de la curva, pero dando esa chispita de alegría gracias al reparto de par selectivo, que permite un ligerísimo deslizamiento de la zaga que ayuda a mejorar la dinámica del coche. Me ha recordado mucho al último Audi RS 3, que equipa un diferencial trasero muy similar, aunque el Golf va más asentado.

Consumo: ¿Cuánto gasta un deportivo compacto de 333 CV con tracción total?

En el apartado de los consumos, como ya podrás imaginar, no es tan efectivo como un TDI de 150 CV. Ojo, que a velocidades legales en autopista tampoco es que se dispare demasiado, pudiendo estar por debajo de los 8 litros. Pero claro, con este carácter, el modo Special a mano y el sonido que emana de las cuatro salidas Akrapovic, es difícil resistirse…

Nuestra media después de una semana de pruebas, “jugando” constantemente con él, ha sido de 10,5 l/100 km. Sinceramente, no me parece un dato exagerado teniendo en cuenta las circunstancias. A ritmo alegre por carreteras reviradas, buscando diversión, no es complicado verlo en el entorno de los 13, 14 o 15 litros. Ahí ya dependerá del ritmo y de lo que le exijamos a ese 2.0 TSI de 333 CV.

Precio Volkswagen Golf R

Y rematamos con la parte difícil de todo coche aspiracional hoy en día, el precio. El Volkswagen Golf R “a secas” parte de los 59.200 euros según el configurador de la marca. Mientras tanto, esta edición especial conmemorativa por el 20 aniversario de la saga R, se va a los 71.600 euros. Es cierto que el salto es importante, pero también que la dotación de equipamiento añadido es muy notable.