Como recordaréis, los dÃas 17, 18 y 19 de mayo estuvimos en Rotterdam compitiendo en la Shell Eco Marathon con el Storm, un Urban Concept de hidrógeno del Instituto Mendizabala de Vitoria. El año pasado también estuvimos en Lausitz (Alemania) donde nos clasificamos décimos en nuestra categorÃa y quedamos segundos en el concurso de diseño.
Tras regresar de Holanda y sacar un tiempo (y ganas tras lo sucedido) en la apretada agenda hoy vengo a contaros que es lo que hemos hecho este año en Rotterdam. Casi lo podemos resumir en una palabra: Nada. Ha sido una serie de catastróficas desdichas que no es que sea lo más bonito para contaros a los lectores de ActualidadMotor.
Llegamos a Rotterdam el dÃa 16 y nada más llegar al circuito hicimos el Check-In en la competición y preparamos nuestro box. También le pusimos a nuestro querido Storm todas las pegatinas reglamentarias de la competición. TodavÃa los ánimos estaban muy arriba. Este primer dÃa lo dedicamos a hacer algunos ajustes de carrocerÃa a sellar el chasis y poco más. Estabamos cansados del viaje y pobres de nosotros, confiados que la pila de 2000W iba a ser la caña.
Nuestra confianza no era gratuita, pues la semana antes habÃamos estado probando el coche por el patio del instituto y la mejora en aceleración y par con respecto a la antigua pila de hidrógeno 1000W era espectacular, subÃa bordillos cuando antes se atascaba en adoquines.
Al dÃa siguiente, dÃa 17, ya estabamos listos para ir a la inspección técnica, pero cuando hicimos las comprobaciones de fugas pertinentes con el detector de hidrógeno este no hacÃa mas que pitar y pitar. Mal asunto, habÃa fugas que superaban con creces los limites establecidos por la competición.
Se comprobaron todas las conexiones del sistema de hidrógeno por si el problema pudiera estar ahÃ, pero el problema parecÃa venir de detrás de la pila. Desmontamos la carrocerÃa para poder acceder mejor y comprobamos que la nueva pila de 2000W tenÃa fugas en una de sus celdas. Genial, la pila estaba defectuosa. Para que os hagais a la idea de la magnitud del defecto, la pila «solo» cuesta 11.000 euros.
Visto el panorama se habló por telefono con el proveedor de la pila y con un ingeniero de la marca Horizon de Milán. Nos dijeron que probasemos a apretar unos tornillos que unen las celdas y a calentar la pila para que esta se dilatase y se minimizasen las fugas. Dentro de lo malo habÃa optimismo por si aquà estaba la solución. Tapamos los tres ventiladores de la pila pero la temperatura a penas subÃa, asà que decidimos calentarla poniendo el motor a rodar y aplicando una ligera presión con el freno. La pila se calentaba, pero todo seguÃa igual…
Asà que pensamos en hacer una admisión y un escape para la pila, sellando la parte trasera de esta con un metacrilato. Eran auténticas chapuzas para algo nuevo que cuesta 11.000 euros pero podÃa surtir efecto y era lo que otros equipos con iguales problemas estaban haciendo. La cosa mejoró un poco pero seguÃa muy mal.
Ya en el viernes 18 el tiempo empezaba a apretar. SeguÃamos con fugas y siquiera habÃamos ido a la inspección. Dedicamos todo el dÃa a intentar mejorar la chapuza antifugas. Fracaso tras fracaso llegamos a llamar al instituto para que nos mandasen por correo urgente para el dÃa siguiente sin falta antes de las 12:00 la pila vieja, que se quedó en Vitoria cuando la idea era haberla llevado a Holanda. Al final desistimos de ese intento porque no nos garantizaban que pudiese llegar a esa hora (como es normal) y el envÃo costaba muchos Eypos. Llegamos a pasar parte de la inspección hasta que en la parte de fugas nos echaron para atrás.
La idea que darÃa con la solución de las fugas llegó más tarde, casi al mismo tiempo que descubrimos que el regulador de presión estaba estropeado. Mientras unos se recorrÃan el paddock en busca de un regulador de presión la otra parte del equipo estábamos sellando la pila, poniéndole a esta dos cajas de cartón, una por encima y otra por debajo con una chimenea al exterior para expulsar las fugas a la atmósfera.
El equipo de Linde Gas vino a visitarnos y ayudar, y de paso a comer jamón ibérico embutido y queso Idiazabal que habÃamos llevado desde Vitoria (y menos mal, si no hubiésemos pasado más hambre que un perro pequeño). Tras acabar con el sellado, que nos llevó un buen rato, nos fuimos al hotel, eran ya las 00:00 y ni habiamos comido ni cenado (picábamos de lo que tenÃamos en el box)
DÃa 19 y último. A las 8:00 llegó Peter, de Linde Gas con un regulador de presión manual (se abre más o menos caudal a mano). Fue instalarlo e ir rápidamente a pasar la parte de las fugas de la inspección. No sin problemas con el detector de hidrógeno integrado en el vehÃculo conseguimos pasarla, gracias a la benevolencia de todo el equipo de la inspección.
Bueno, los ánimos subieron un poco y sacamos el coche a pista. El primer piloto dió 6 o 7 vueltas y de repente el coche se paró. De todos modos no Ãbamos a tiempo, Ãbamos unos 20 segundos fuera de tiempo por vuelta. Al pararse el coche fuimos rápidamente al box, parecÃa que se habÃa soltado un cable del potenciómetro del acelerador (anteriormente habÃa pasado). Tras comprobarlo vimos que con el motor en marcha la rueda no giraba. Se habÃa roto el pasador del casquillo del eje de transmisión debido a los esfuerzos a los que fue sometido para calentar la pila (nos pasó el año pasado el dia antes de ir a Alemania algo similar) Rápidamente y de mala manera metimos uno sin desmontar nada y volvimos a sacar el coche a pista. SeguÃamos perdiendo tiempo vuelta a vuelta y el coche se quedó sin hidrógeno en la novena vuelta (de 10). Era más el que iba a la atmósfera que el que la pila aprovechaba para generar electricidad, era algo inevitable. Asà que como no conseguimos hacer una tanda no llegamos a clasificarnos…
Problema tras problema fuimos avanzando poco a poco a lo largo de los dÃas pero no la suficiente. Con el cansancio haciendo mella, recogimos y pensamos que el año que viene tal vez irÃa mejor… Tras volver todo sigue igual, aunque afortunadamente Horizon se hará cargo de la pila.
Y un resumen de lo mejor de Rotterdam: