Cuando entras a un taller, ves coches, motores, piezas, aceite, y el alma de todo taller: los mecánicos. Allí no solo se reparan los motores, también se ha llegado a desarrollar un lenguaje propio, una jerga que a muchos usuarios de coches les suena a Klingon, o que desesperan a muchos clientes. Como la trócola, la junta culata, y otras muchas «palabrotas» que quizás no conocías. Esas cosas que cuando te las dicen te quedas con cara de Millán Salcedo en el sketch de las empanadillas de Móstoles…
Aquí vamos a ver algunas de las más habituales que suelen decir algunos mecánicos, aunque no deberían ser todos, pero que seguro que has escuchado alguna vez en tu vida cuando has tenido que lidiar con una avería en tu vehículo.
El arte de las frasesitas del mecánico
Los mecánicos de los talleres de coches son como los poetas del motor: sus palabras pueden inspirar, tranquilizar o sacarte una sonrisa, o de quicio, eso ya depende… Aquí tienes una selección de frases típicas que suelen decir estos expertos en la mecánica, algunas muy sabias:
- “El aceite es la sangre de su automóvil.”: aquí es cuando el mecánico se pone en plan médico para recordarte la importancia de cambiar el aceite o lubricante cada cierto tiempo o cada cierto kilometraje, ya que sin un buen nivel de aceite y estado de éste, el motor podría sufrir daños graves. Como el colesterol…¡Poca broma!
- “¿Escuchas algún ruido raro en el coche?”: este es el plan otorrino, que a veces se torna en psicólogo o psiquiatra cuando no escuchas nada raro y él insiste, como si de voces en tu cabeza se tratase. Y es que, los ruidos, vibraciones, olores, etc., son claves para descubrir que algo anómalo está pasando en el motor, por lo que hay que poner todos los sentidos en ello y darle cuantas más pistas mejor, ya que de lo contrario se lo ponemos más difícil para saber de qué se trata. ¿Te imaginas ir a la consulta del médico y decirle «no sé lo que me pasa»?
- “Los neumáticos/amortiguadores son el contacto con la carretera.”: aquí se ponen en plan padre recordando la importancia de los neumáticos o los amortiguadores en la seguridad del coche, ya que efectivamente son los que mantienen el vehículo en contacto con el pavimento. Además, también deberías revisar la presión, desgaste, etc., de vez en cuando. Algo que se olvida en muchos casos y luego vienen los problemas… Pero ojo, porque si la suspensión es nueva y los neumáticos tienen un buen dibujo, en vez de un padre lo que se ha puesto es en modo ladrón, para clavarte una buena factura por un cambio de estos elementos. Esto puede suceder en algunos casos de mecánicos cuya profesionalidad es cuanto menos dudosa.
- “Eso es la trócola”: es cuando se ponen interesantes, usando jerga mecánica que pocos clientes conocen. Y cuidado, porque si te pone ojitos, es que se está haciendo el interesante para ligar contigo. Fuera de bromas, sí, a veces se rompen piezas con nombres raros, como he comentado al principio.
- “Es la junta culata o la correa de distribución”: cuando estos elementos se rompen o fallan, esto significa una factura de lo más caro, llegando a veces a tener que sustituir otras partes adicionales que se han roto o a tener que rectificar el bloque motor porque se han fundido las partes que separaba la susodicha junta. Así que, aquí están hablando realmente en clave, la traducción es: «¡No veas la puñalada que te voy a dar en la factura!».
- “Es que no sabes cambiar/conducir.”: este tipo de frase suele ir precedida de un «Yo lo he probado y funciona bien», cuando llevas el coche al taller por falta de potencia o porque se calienta demasiado, y cuando el mecánico se monta en él, como por arte de magia todo funciona correctamente. En estos casos pueden ocurrir dos cosas, una, o el mecánico tiene razón y estás haciendo los cambios de marcha a revoluciones inadecuadas, o estás revolucionando mucho el motor y por eso se calienta, o la otra opción es que el mecánico esté equivocado, pero como ocurre en ocasiones, no pasa cuando el técnico está delante. Así que, te llevarás el coche del taller, y conforme vas saliendo, te volverá a ocurrir para dejarte en evidencia…
- «Eso le pasa siempre…»: a menudo se utiliza para justificar problemas comunes en ciertos modelos de vehículos o en ciertos escenarios, basándose en la experiencia de los mecánicos. En algunas situaciones, como al cambiar un embrague, puede ser una manera de encubrir problemas reales, como la baja calidad de ciertas piezas.
- «Tú llévalo, lo pruebas y, si no, lo vuelves a traer y lo miramos»: en algunos casos esto se traduce como ‘no tengo ni la más remota idea de lo que pasa, pero le he tocado algo, que posiblemente no tenga nada que ver, pero si por algo suena la flauta, pues ale…»
- «Pues ya que…»: a veces se utiliza para inflar la factura con reparaciones adicionales. Ya que le he cambiado los neumáticos, le he visto que el catalizador también estaba mal, y la ventanilla derecha chirriaba al abrirla, y le he cambiado eso. Y tú piensas ‘¿qué tendrá que ver la rueda con lo otro? Si yo solo lo he traído para el cambio de rueda‘. Pues tiene que ver lo mismo que tiene que ver el chakra de la espalda con tocarte el culo cuando vas al masajista…
- «Eso ya estaba así, nosotros no hemos tocado»: esto es típico de los mecánicos más chapuceros. Típico cuando llevas el coche al taller por un problema, y te solucionan uno pero te dejan otro, ya sea porque lo han roto durante la reparación, o han creado algún imperfecto. Sea como sea, sal corriendo de ese taller y no vuelvas, insensato… Mejor acude a otro taller que te aporte mayor confianza y donde las cosas «que ya estaban así» no se rompan como por arte de magia.