Mantenimiento de coches: tipos de mantenimientos que definen qué tipo de conductor eres

mantenimiento de coches

Existen varios tipos de mantenimiento de coches, y según el que hagas se te puede definir como usuario de vehículos. Aquí te mostraremos cuáles son todos esos tipos de mantenimiento y en qué consistiría cada uno, además de analizar cuál puede ser el más apropiado para ir las menos veces posibles al taller con averías, ya que eso supone quedarse sin transporte y un gasto inesperado…

Ya sabes que un buen mantenimiento puede alargar la vida de tu coche, ahorrarte mucho dinero en mecánicos y, lo que es más importante, prevenir algunos accidentes derivados de un vehículo descuidado. Tal como está la economía, estos consejos te vendrán bastante bien.

Tipos de mantenimiento de coches

Dentro de los tipos de mantenimiento de coches que puedes llevar a cabo, y que te pueden definir, son:

Mantenimiento correctivo: el de los conductores descuidados

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El primero de los tipos de mantenimiento de coches es el mantenimiento correctivo, es decir, el que practican aquellos conductores que les importa bien poco si los neumáticos tienen o no la presión correcta, si el nivel de aceite es el adecuado, si los filtros están limpios, o si se ha encendido un chivato hace días, si se calienta demasiado o si se escucha un ruido raro desde hace días. No parará hasta que se presente la avería. Es decir, prácticamente no se debería de catalogar como mantenimiento, ya que verdaderamente es arreglar cuando se produce la avería.

Por tanto, este mantenimiento correctivo, que trata de corregir la avería una vez se ha producido, consta de diferentes etapas:

  1. Diagnóstico: antes de nada, lo primero es encontrar el origen del problema, es decir, la pieza o parte mecánica que ha fallado. Para ello, hay que poner todos los sentidos en los «síntomas», analizando si se producen olores o humo, si ves fuego o algo roto, si escuchas sonidos extraños, o tal vez si hay vibraciones, dureza en la dirección, etc. Sin embargo, esto no es sencillo, y en la mayoría de los casos se necesita contar con un especialista, un mecánico que pueda detectar la raíz del problema.
  2. Reparación: una vez que se ha identificado el problema, se procede a reparar o reemplazar las piezas o componentes defectuosos. Esto puede incluir la sustitución de piezas desgastadas o la reparación del dispositivo dañado, como una reparación eléctrica, etc.
  3. Pruebas: después de realizar las reparaciones, es importante realizar pruebas para asegurarse de que el problema se ha resuelto y que el vehículo funciona correctamente, ya sea poniendo en marcha el motor para ver si funciona o saliendo a carretera para ver si todo funciona adecuadamente (frenos, dirección, caja de cambios,…).

Todo esto, como puedes imaginar, implica costes imprevistos, tanto para pagar al mecánico que ha realizado la reparación como para comprar el repuesto o recambio necesario. Y no siempre se pueden conseguir piezas de un desguace más baratas, a veces hay que comprar las oficiales o las de Magneti Marelli, BOSCH, etc., que tienen precios destacados. Sea como sea, no suele ser precisamente barato, y si no tienes un mecánico de confianza, podrían «salir» otras averías como por arte de magia que engrosarán la factura final…

Mantenimiento preventivo: el conductor promedio

Evita averías... bujías

El siguiente tipo de mantenimiento de coches es el mantenimiento preventivo, el de la mayoría de los conductores, que suelen hacer revisiones periódicas cuando toca. Esto se adelanta a la avería en muchos casos, ya que implica que el propietario debe estar atento para detectar posibles problemas antes de que un componente falle definitivamente.

En este caso implica seguir las recomendaciones del fabricante, que establecen la periodicidad o el kilometraje en el que se deben reemplazar ciertas piezas del vehículo o cuándo deben someterse a inspección técnica. Esto no garantiza que se puedan producir las averías o fallos, ya que algo podría fallar antes de ese tiempo o kilometraje, pero asegurarás que el coche está bien mantenido.

Mantenimiento predictivo: el conductor que se guía por «más vale prevenir que curar»

Evita averías... cambio de aceite

Este tipo de mantenimiento de coches es el mejor para los expertos, y es el que realizan los conductores más preocupados por su mecánica, los apasionados del motor, y los que miman su coche como si fuese su propio hijo. Me estoy refiriendo al mantenimiento preventivo, es decir, el que previene que ocurran los fallos o averías. Puede parecer similar al preventivo, pero tiene algunas variaciones.

Algunas tareas de mantenimiento pueden ser realizadas por el propietario (o un especialista), como comprobar la presión de los neumáticos, verificar los niveles de líquido de frenos, del aceite, y asegurarse de que las luces del vehículo funcionen correctamente, etc. Muchas de estas acciones pueden prevenir accidentes en carretera y evitar algunas averías por falta de atención, como cuando el nivel de aceite es bajo.

En definitiva, el mantenimiento predictivo trata de vigilar especialmente aquellas piezas que están sometidas a desgaste o que se agotan, como pueden ser los neumáticos, amortiguadores, frenos, líquido refrigerante, aceite lubricante, filtros, líquido de frenos, aquellas piezas cuyo desgaste podría romper o deteriorar otras, engrasar partes sometidas a rozamiento, eliminar suciedad que pueda generar problemas a la larga, asegurarse de que los tornillos o sujecciones están correctamente puestas, etc. Esto tampoco garantiza que el coche no se vaya a averiar, pero las averías y la frecuencia de necesidad de acudir al taller pueden reducirse considerablemente, alargando la vida del vehículo.

Algunos consejos de mantenimiento que puedes hacer sin gastar un solo euro

Cambiar el tipo de rueda en cada época del año

Algunos de los consejos que te damos desde AM, además de seguir las recomendaciones del fabricante de tu vehículo, son:

  • Comprobaciones frecuentes:
    • Comprobar el nivel del líquido refrigerante de tu motor: esto evitará posibles sobrecalentamientos y problemas mayores.
    • Comprobar el nivel del aceite o lubricante: para que los pistones y bloque motor esté bien refrigerado por aceite y lubricado para evitar el desgaste masivo.
    • Limpiar los filtros: esto podría mejorar el rendimiento del motor incluso, si el filtro está muy obstruido. Debes saber que el coche tiene varios filtros, como el de aire, entre otros.
    • Asegurarse de que la presión de los neumáticos sea correcta: demasiada presión hará que el neumático se desgaste más por la zona central, y un neumático con baja presión se desgasta más por los flancos. Además, la baja presión hace que se consuma más combustible y que el motor tenga que esforzarse más.
    • Comprueba la profundidad del dibujo de tus neumáticos: esto mejora el agarre en el pavimento, la evacuación del agua para evitar el aquaplaning y podría salvarte de accidentes reduciendo también la distancia de frenada. Recuerda que la profundidad mínima legal es de 1.6mm, llegado ese punto deberías sustituir los neumáticos. Si ves que los neumáticos del eje delantero están más gastados (en vehículos de tracción delantera), puedes rotarlos.
    • Realiza un test de las luces frontales y traseras: comprueba si funcionan correctamente los faros, intermitentes, luz de freno, etc. Esto puede evitar multas y accidentes.
    • Encerado: aunque parezca una tontería, encerar el coche cada 6 meses, aproximadamente, puede prevenir daños en la pintura o la oxidación de algunas partes que podrían hacerte terminar en el chapista.
  • Comprobaciones a largo plazo:
    • Comprueba la transmisión: si tienes un vehículo con tracción total, comprueba los elementos de la tranmisión y los fluidos de la misma, para ver si están bien, o si detectas fuga de fluidos, roturas de alguna parte del rotor, etc. En caso de tener diferencial, también deberías asegurarte que está correcto.
    • Inspecciona los amortiguadores: comprueba que no hay nada que los obstaculice y que cumplen su función adecuadamente, ya que ellos son los que mantienen los neumáticos en contacto con el pavimento, esencial para la seguridad.
    • Realiza un test de los frenos: comprueba que los frenos frenan adecuadamente, y comprueba los discos y pastillas de freno en busca de posibles problemas o desgaste anómalo. También es importante comprobar los fluidos.
    • Bujías: en caso de tener un motor de gasolina, comprueba también que las bujías estén en buen estado, y que produzcan la chispa. Si el cableado o la bujía falla, aunque sea en un solo cilindro, entonces podría generar tirores y un mal funcionamiento, pérdida de potencia, etc.
    • Serpentín de los cinturones: comprueba que la correa de los cinturones de seguridad no se queda bloqueada y que está correctamente anclada, y si tiras bruscamente, se queda pillada, ya que esa es su función en caso de accidente.
    • Cambios de estación: algunos países usan neumáticos de invierno especiales, o anticongelantes especiales para los inviernos que habrá que cambiar, o viceversa, volver a los neumáticos normales para las épocas de calor, etc.
    • Sustituir los limpiaparabrisas: estos elementos mantienen los cristales libres de gotas de lluvia y suciedad, por lo que son un elemento de seguridad importante. Sustituye las gomas de estos limpiaparabrisas de forma frecuente, antes de que se deterioren, o generen ruidos extraños.
    • Haz un test de voltaje en la batería: esto puede darte una idea del estado de salud de tu batería, comprobando el voltaje que aporta y prevenir que te deje tirado.
    • Sustituye los neumáticos: si los has rotado ya una vez, o si están demasiado castigados, cambia los cuatro neumáticos. Recuerda no usar neumáticos diferentes en el mismo eje.

Conclusión

Solo dedicando unos minutos a tu coche, y realizando algunas acciones básicas como las que te he comentado anteriormente, puedes ahorrarte muchas averías, o reducir su impacto en tu economía, además de evitar algunos accidentes causados por un mal mantenimiento. Fácil, barato, seguro,… ¿qué más puedes pedir?


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