Prueba Ford EcoSport 1.5 TDCi 90 CV, diseño exterior e interior

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Cuántas veces habremos escuchado la famosa frase “el mundo ya no es lo que era”. Si te has parado a conversar sobre la vida con alguien de un puñado de generaciones atrás, en algún rincón de sus frases, la habrá colocado. Y es que esta rueda no para, cambia a las personas, sus costumbres, sus gustos, sus objetivos.

Los coches forman parte de mi vida, y me encanta llevarme algunos temas al mundo de las cuatro ruedas. Por supuesto, este no iba a ser menos, y me viene que ni pintado para meteros en contexto con el invitado que os traigo. ¿Habrían imaginado hace algunos años que un coche con aspecto de todoterreno pisaría la tierra menos que un gato el agua? Estos son los famosos SUV, frasco campero con esencia indefinida. Al saco, un integrante más, el Ford EcoSport, ¿tan solo uno más? Comprobémoslo.

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Esa caprichosa palabra

Lo hicieron con el Kuga. La marca del óvalo comenzaba su incursión por el segmento C-SUV, uno de los mercados más duros que, sumergido en estos famosos crossover, parece espinarse aún más. Y la jugada les salió redonda, dejando un buen producto, en una gran posición.

Ahora quieren ser bendecidos de nuevo por la egoísta varita llamada éxito. Un ambicioso objetivo para el que no hay receta exacta, para el que no existen las pociones mágicas. Aún es pronto para adivinar el final, aunque si podemos conversar con él intentando sacar algunas conclusiones.

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¿En la diferencia está la virtud?

Y aquí estoy delante de él. En un primer vistazo, el Ford EcoSport destaca por detalles que lo hacen diferente. El frontal se encuadra en un lugar que parece bastante más alto que el de sus enemigos. Y es que según me cuentan los chicos de Ford, posee la mejor cifra de vadeo de la competencia, 500 mm.

Los ópticos te miran tímidamente. Su tamaño es reducido, con líneas angulosas, y en la posición más elevada de la parte delantera. Justo por debajo de ellos, un calandra generosa, con forma de boca y adornada por cromados, que se coloca en el centro dejando a los lados los antinieblas y debajo el difusor, también en tonos brillantes.

Frente a él, las cosas son bien distintas a cuando lo veía desde mi portátil. Al menos la primera parada, me parece muy acertada. Noto inspiración americana, morro prominente con aires de chico musculoso. Aunque me preocupa que el resto no pueda seguir esta filosofía y se rompa la armonía.

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Dos tres pasos a un lado y me voy al lateral. De nuevo, altura, 1.665 mm es la distancia que hay entre su punto más alto y el suelo. Aquí me topo con abundante protección de off-road, con unas llantas de 17 pulgadas, y con pasos de rueda que ensancha su empaque y dejan una cifra de 1.765 mm. de ancho. Terminando el recorrido, la zaga, el espacio que veo más sencillo. Pilotos afilados y la rueda de repuesto colocada a lo Suzuki Grand Vitara, detalle que lo hace diferente del resto y por tanto se lleva mis aplausos. Además, es un claro desahogo para el maletero.

Deseada juventud

Sentado ya frente a su volante, toca analizar cada rincón de su habitáculo. Inconscientemente, mis ojos van directos a la minúscula pantalla. No entiendo el porqué de esta dimensión con lo bien rematada que está la consola central. Me gusta el diseño, me gusta la ergonomía que ofrece, y me gusta la juventud que desprende. Pero de la pantalla, no puedo decir lo mismo.

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Lo cierto es que, el nivel de equipamiento, resuelve cualquier posible duda. El cuero que cubre los asientos, que contrasta en sus costuras, me hace la visita más agradable. El volante, de tres radios, la instrumentación, con un estilo y colores acertados, y el puesto de conducción, en una altura tradicional de SUV, me dejan el mismo buen sabor de boca. Y por último, el sistema SYNC, capaz de leer en voz alta mensajes de texto, termina por convencerme y quitarme esa espinita colocada en lo alto del salpicadero.

Notable para el habitáculo, solo aprobado para el maletero

Cómo en sus plazas delantera, y cómodo en las traseras. La gran altura de la que disfruta agradece el confort, y el espacio para las rodillas es suficiente. Por otro lado, el maletero, pese a resolver el problema de la rueda de repuesto, cubica 375 l., cifra de las más bajas de la competencia aunque suficiente para escaparte un fin de semana.

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Llamado a irrumpir en el segmento B-SUV, la compañía tiene confianza en su utilitario aventurero. Por fuera, lo que más atrae, es el mero hecho de ser diferente. Dentro de él, la calidad es la que solemos ver en este mercado, pero con un equipamiento superior. Además, se sitúa a la cabeza también en la tecnología que ofrece. Grande razones que no son nada si su motor y dinámica no están a la altura. Será mañana cuando despertemos su mecánica y nos pongamos a rodar.


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