Hablar del Ford Fiesta es hablar de uno de los utilitarios con mÔs historia. Ya por su sexta generación, entre nosotros desde 2008, la marca del óvalo lo ha rejuvenecido con un jugoso restyling, con una nueva y apetecible cara, ademÔs de ofrecer una interesante lista de equipamiento opcional. Probamos el Ford Fiesta 2013.
Sin duda, uno de los elementos mÔs interesantes del Fiesta es la posibilidad de instalar el motor 1.0 Ecoboost de gasolina y bajo consumo pero, en este caso, hemos optado por la versión mÔs potente disponible en diésel, un motor 1.6 TDCI de 95 caballos que mueve con extrema soltura al Fiesta y del que te hablaremos mañana.
Nuevo estilo mƔs fresco
Sé que te has fijado. Sé que te ha llamado la atención ese frontal tan atractivo que luce el nuevo Ford Fiesta. Y también sé que te resulta familiar. No seremos pocos los que nos acordemos de Aston Martin cuando admiremos la nueva parrilla del Fiesta, y es que las formas son muy similares pero, ¿no es asà mejor?
Junto a los faros, ahora algo menos afilados en su parte inferior y con luz diurna LED, el resultado es mÔs que atractivo, con una imagen mÔs deportiva pero, sobre todo, infinitamente mÔs elegante. Los antiniebla también cambian, ahora incrustados en una moldura de plÔstico negro que ayudan a enfatizar el carÔcter resultón del Fiesta.
Si nos damos la vuelta, si lo miramos desde cualquier otro Ôngulo, descubriremos que el Ford Fiesta 2013 apenas ha cambiado. MÔs allÔ del nuevo frontal, que ya es un cambio significativo, lo único que nos llamarÔ la atención serÔn los nuevos pilotos traseros. No cambian sus formas, pero sà la disposición de las luces, con detalles cromados y claros que llaman mÔs la atención.
Incluso las llantas de nuestra unidad son iguales que las que montaba la versión pre-restyling, 15 pulgadas que, aunque suficientes, se nos antojan poco llamativas para un acabado prÔcticamente tope de gama. El color, que también estaba presente en la versión anterior, juega un papel importante en el resultado final, vistoso a la vez que elegante, muy cosmopolita.
Interior deportivo
El interior del Ford Fiesta se mantiene fiel al diseƱo original. AquĆ los cambios son mĆnimos, afectando a tapicerĆas y molduras. Volvemos a encontrar un aspecto deportivo, con un cuadro bastante sencillo e intuitivo y un salpicadero de formas modernas, con una moldura central en negro brillante que, como ocurrĆa en el B-Max, potencia la imagen pero acaba siendo algo engorrosa a la hora de mantener el interior impoluto.
Si hablamos de materiales no podemos hablar de calidad impecable, pero el Ford Fiesta cumple con creces. Encontraremos material mullido en la parte superior del salpicadero; duro en las zonas bajas y en las puertas pero, tanto los ajustes como la calidad de los materiales nos dejan con una impresión de solidez muy agradable. El Fiesta es un coche, sencillamente, bien construido.
Los dos detalles que no me han convencido han sido la integración del equipo multimedia y el reflejo del salpicadero en la luna cuando da el sol. En primer lugar, el equipo multimedia presenta una cantidad infinita de botones. En segundo lugar, es lógico que haya brillos, pero este acababa siendo molesto. Tal vez sea por el parabrisas térmico que montaba nuestra unidad, o por el dibujo del plÔstico del salpicadero, que pueda incidir de esa forma en la visión y en esas circunstancias. Es sólo un detalle curioso, no resta visibilidad realmente.
Habitabilidad
Uno de los temas mĆ”s puntiagudos a la hora de hablar de un utilitario es la habitabilidad. Las formas compactas de la carrocerĆa no permiten un espacio mayor en el interior, pero el Fiesta, una vez mĆ”s vuelve a cumplir, tanto por espacio delante, atrĆ”s e, incluso, maletero.
Las plazas delanteras cuentan con unas muy buenas cotas, amén de unos asientos que, sin una sujeción extraordinaria, presumen de comodidad haciendo de los recorridos largos un trÔmite mÔs que sencillo. La pega, como siempre, el reposabrazos. Ni es regulable ni estÔ a la altura correcta para los de menor estatura, por lo que en muchos casos no serÔ mÔs que la tapa del hueco central.
Si pasamos a las plazas trasera volveremos a encontrar espacio, sobre todo si tenemos en cuenta que se trata de un coche del segmento B. El Fiesta cumplirĆ” en altura para la cabeza y en espacio para las piernas en la mayorĆa de los casos y no serĆ” mĆ”s que en anchura para los hombros, si monta una tercera persona, cuando nos demos cuenta de que este coche acogerĆ” mejor a cuatro que a cinco. No es el mĆ”s espacioso pero lo que hay disponible se me antoja muy aprovechable.
No es un monovolumen, ni un coche para viajar, pero sorprende la falta de huecos portaobjetos en la parte trasera. Ni en la parte trasera de la consola central, ni en las puertas vamos a encontrar espacios para dejar objetos. SerĆ” Ćŗnicamente en las bolsas tras los asientos donde podamos depositar todo el material que deba ir recogido. En las plazas delanteras el problema se soluciona con diversos huecos repartidos por el salpicadero y la consola.
Maletero
Cuando abrimos el maletero vamos a encontrar un volumen de 295 litros. No es la referencia del segmento pero sà un espacio mÔs que suficiente para un utilitario que nos invitarÔ a cargarlo para realizar alguna que otra escapada. Si necesitamos mÔs podemos abatir fÔcilmente los asientos hasta alcanzar un volumen de 979 litros.
El suelo del maletero cuenta con un interesante doble fondo. Se puede colocar en dos alturas, no sólo para distribuir la carga arriba o abajo sino también para poder colocar el suelo a la altura de la boca de carga. Con el suelo abajo, el escalón hasta la boca es demasiado generoso. Las formas son bastante aprovechables y la única pega reside en una boca de carga bastante alta, lo que molestarÔ algo a la hora de introducir objetos pesados.
El Ford Fiesta 2013 nos ha causado, por ahora, una muy buena impresión. Un coche atractivo, llamativo, y bastante amplio para su tamaño, que mañana nos tendrÔ que convencer con su mecÔnica diésel de 95 caballos y un comportamiento bastante Ôgil y dinÔmico para los que ademÔs de la ciudad disfrutan de los tramos de montaña.