El proyecto de robotaxi de Tesla sin personas dentro del vehículo ha dejado de ser solo una promesa lejana para convertirse en una realidad palpable en las calles de Austin, Texas. En las últimas jornadas se han difundido vídeos de un Model Y circulando totalmente vacío, mientras la compañía de Elon Musk confirma que ya está probando sus taxis autónomos sin ningún ocupante humano en el interior.
Este movimiento supone un punto de inflexión en la carrera por la conducción autónoma de nivel elevado, con un servicio que funciona sin conductor y sin monitor de seguridad a bordo. Aunque las pruebas se desarrollan por ahora en Estados Unidos, el sector europeo de la automoción y los reguladores comunitarios siguen con atención cada paso, conscientes de que estos avances terminarán marcando el debate sobre seguridad, responsabilidad legal y despliegue de flotas similares en Europa.
Tesla da el salto a las pruebas sin nadie en el coche…

La primera pista llegó a través de las redes sociales, cuando un usuario de X grabó un Tesla Model Y desplazándose en Austin sin ocupantes visibles, ni al volante ni en el asiento del pasajero. El vídeo se viralizó y, poco después, Elon Musk intervino para confirmar que el vehículo no llevaba a nadie dentro: “Las pruebas están en marcha sin ocupantes en el coche”, escribió en X.
El propio responsable de IA de la empresa, Ashok Elluswamy, reaccionó con un expresivo «¡Y así empieza!», dando a entender que la compañía considera este hito como el arranque de una nueva fase de su programa de robotaxis. Desde la cuenta oficial de Tesla también se alimentó el suspense con mensajes breves, reforzando la idea de que la compañía está preparada para operar sin supervisión física dentro del habitáculo.
Hasta ahora, el servicio piloto de robotaxi en Austin, lanzado a mediados de 2025, se había desarrollado con fuertes limitaciones. La flota, formada por una cantidad reducida de Model Y modificados y equipados con la versión avanzada del software de conducción autónoma, operaba en un área geográfica acotada y requería la presencia de un “monitor de seguridad” humano, primero en el asiento del pasajero y posteriormente en el del conductor.
Durante las primeras pruebas, algunos trayectos reclamaron intervenciones manuales frecuentes. Medios como Business Insider relataron que uno de estos vehículos llegó a encaminarse por sentido contrario en una calle de un solo sentido, obligando al monitor a corregir la maniobra. Precisamente por episodios como este, el paso a la fase sin nadie a bordo genera tanto expectación como recelo entre expertos y autoridades.
Sin monitores de seguridad y con el foco puesto en el despliegue…

En paralelo a la circulación de los vídeos, Musk ya había adelantado públicamente que Tesla retiraría a los monitores de seguridad humanos de sus robotaxis en Austin antes de final de año. Durante un hackathon organizado por xAI, el directivo afirmó que en cuestión de semanas habría vehículos operando en la ciudad “sin nadie a bordo, ni siquiera en el asiento del pasajero”.
Este calendario enlaza con otra de sus metas: incrementar el tamaño de la flota de robotaxis en Austin. De acuerdo con datos recopilados por Robotaxi Tracker, la ciudad contaría actualmente con algo más de una treintena de vehículos activos. Musk ha llegado a mencionar la aspiración de alcanzar varios centenares de unidades en circulación en la misma área, aunque por ahora la cifra real sigue siendo modesta.
Conviene subrayar que las pruebas sin ocupantes se realizan todavía sin clientes reales. Los trayectos completamente vacíos formarían parte de una fase de test interno, en la que la compañía analiza el comportamiento del sistema y recopila datos en condiciones de tráfico real, pero sin asumir todavía el riesgo reputacional y legal de transportar pasajeros de pago sin nadie que pueda tomar el control físico del coche.
Impacto en bolsa y expectativas de negocio…

El anuncio de estas pruebas sin ocupantes ha tenido un efecto inmediato en los mercados financieros. Las acciones de Tesla subieron de forma notable, llegando a anotar avances cercanos al 5% y tocando máximos de casi un año. Los inversores interpretan estos movimientos como una señal de que la compañía está cumpliendo, al menos en parte, las promesas sobre su tecnología de conducción autónoma.
Buena parte de la elevada valoración bursátil de Tesla se apoya en la expectativa de que los robotaxis y otros servicios de software se conviertan en una importante fuente de ingresos en el futuro. Aunque hoy la mayoría de los beneficios proceden todavía de la venta de vehículos eléctricos, la idea de una flota de taxis autónomos generando ingresos de forma continua resulta especialmente atractiva para los mercados.
Analistas como Seth Goldstein, de Morningstar, han señalado que la noticia de las pruebas totalmente sin monitores está en línea con lo que se esperaba tras las declaraciones de la dirección en la última presentación de resultados. A su juicio, el mercado “aplaude” cualquier avance tangible que acerque a Tesla al despliegue comercial a gran escala de un servicio de robotaxis.
Seguridad, accidentes y dudas regulatorias…

El paso de Tesla no está exento de polémica. Desde que el servicio piloto se estrenó en junio, se han documentado varios incidentes y accidentes que involucran a los robotaxis, si bien la información concreta sobre estos sucesos es limitada. Los informes enviados a las autoridades estadounidenses han sido criticados por su falta de detalle, lo que ha alimentado las dudas sobre el verdadero nivel de madurez de la tecnología.
El propio Musk ha reconocido públicamente que el despliegue de la autonomía plena requiere extrema cautela. En una de sus últimas intervenciones con inversores, señaló que la compañía debe ser “realmente paranoica con el despliegue”, consciente de que un único accidente grave puede convertirse en noticia global y frenar de golpe la aceptación social de los robotaxis.
Expertos en movilidad autónoma, como el analista Brad Templeton, se preguntan si operar sin ocupantes equivale realmente a estar «sin supervisión». No se descarta que Tesla esté utilizando algún tipo de vigilancia remota o sistemas que permitan detener el vehículo a distancia en caso de comportamiento anómalo. Estas cuestiones, sin embargo, no han sido detalladas por la compañía, lo que deja muchos interrogantes sobre la mesa.
El marco regulatorio estadounidense es otro factor clave. Estados como Texas han adoptado normas relativamente flexibles para la circulación de vehículos autónomos sin conductor, lo que facilita que proyectos como el de Tesla avancen con rapidez. Este entorno contrasta con la regulación más estricta de otros territorios, donde se exigen permisos específicos, pruebas escalonadas y comunicación detallada de los incidentes a los reguladores, así como debates sobre la responsabilidad legal en accidentes.
Competencia feroz: Waymo, Zoox y el resto del sector…

El avance de Tesla se da en un contexto de competencia muy intensa en el mercado de los robotaxis. Waymo, filial de Alphabet, ha logrado consolidarse como uno de los actores más adelantados, con miles de taxis autónomos operando en varias ciudades de Estados Unidos. Su servicio ya realiza cientos de miles de viajes de pago cada semana, lo que le proporciona una valiosa base de datos de uso real.
En paralelo, proyectos como Zoox continúan acumulando experiencia con programas de viajes gratuitos en entornos urbanos complejos, lo que demuestra que la carrera por el liderazgo en robotaxis está muy repartida. Musk, sin embargo, se muestra confiado y ha llegado a afirmar que rivales como Waymo no tienen una “oportunidad real” frente a Tesla a largo plazo, apoyándose en la gran flota de vehículos ya vendidos y en la posibilidad de activar funciones autónomas mediante actualizaciones de software.
Para Europa, el movimiento de estos grandes actores sirve de termómetro sobre el estado de la tecnología. Si compañías con recursos tan amplios se topan con obstáculos técnicos y regulatorios relevantes en Estados Unidos, es previsible que la adaptación al marco comunitario sea aún más larga y requiera una coordinación estrecha entre fabricantes, legisladores y autoridades de transporte.
Promesas pasadas y camino que queda por recorrer…

El entusiasmo que rodea a las pruebas sin ocupantes contrasta con el historial de promesas ambiciosas que Tesla no siempre ha podido cumplir. En años anteriores, Elon Musk llegó a asegurar que todos los vehículos de la firma salían de fábrica con el hardware necesario para ser completamente autónomos, una afirmación que el propio directivo ha matizado con el tiempo y que ha derivado en demandas y controversias legales.
La presentación del futuro modelo Cybercab, prevista para los próximos años, se enmarca también en esta narrativa de transformarlo todo a través del software y la robotización del transporte. Sin embargo, el despliegue masivo de una red de taxis sin conductor dependerá de lograr un equilibrio delicado entre tecnología, regulación y confianza pública. Cualquier paso en falso puede retrasar el calendario, tanto en Estados Unidos como en un eventual desembarco en Europa.
Lo ocurrido en Austin estos días ilustra muy bien el momento actual: los robotaxis de Tesla ya son capaces de circular completamente vacíos, al menos en un número limitado de rutas y bajo condiciones controladas, lo que confirma que el salto técnico es posible. Falta por ver cómo se traducirá este logro en un servicio estable, supervisado por los reguladores y aceptado por los ciudadanos europeos, donde las exigencias legales y sociales son, por lo general, más estrictas que al otro lado del Atlántico.
