Cuando comienzas las clases prácticas con el coche, una de las cosas que más suelen suceder es que el coche se te cale. Esto es muy normal, especialmente cuando el coche está parado y reemprendes la marca. Otra situación que le cuesta incluso a algunos conductores más veteranos es en las pendientes, cuando te tienes que detener en una y debes acelerar sin que el coche retroceda.
La verdad es que en la actualidad existen ya asistencias electrónicas o ayudas que permiten realizar estas tareas de forma automática, y que así el conductor lo tenga todo más fácil. Sin embargo, como el calado suele ser algo habitual, vamos a explicar qué es y por qué ocurre.
¿Qué es el calado?
Un coche se cala cuando el motor se detiene abruptamente, interrumpiendo el flujo de potencia que impulsa las ruedas. Este fenómeno, aparentemente simple, esconde en su interior un proceso algo complejo. Además, he comentado que suele suceder por un mal control del embrague y el acelerador, pero no siempre es por eso, un coche también se puede ahogar o calar por otros motivos:
- Uno de los motivos por los que se puede calar el motor es cuando bajan demasiado las revoluciones del motor (RPM), y esto hace que el ciclo termodinámico, se vaya deteniendo, llegado hasta un punto en el que la inercia no es suficiente para que el ritmo de los pistones siga.
- Estas revoluciones no solo bajan por problemas al usar el embrague y el acelerador, o por frenadas fuertes, también puede suceder por problemas en la mezcla de aire-combustible incorrecta, por problemas en el sistema de encendido del motor, problemas del sistema de alimentación de combustible, y por problemas en el escape etc. Es decir, cosas que escapan del control del conductor…
El volante de inercia del motor, si lo tiene, puede influir en el calado del motor, tanto de forma positiva como negativa, todo dependerá del momento. Por ejemplo, si el coche se cala cuando el volante de inercia no ha almacenado suficiente energía, entonces puede actuar en contra, ya que arrastrará al motor a reducir aún más las revoluciones, haciendo que el calado suceda antes. En cambio, si la rueda de inercia ya ha almacenado suficiente fuerza cinética, entonces puede hacer que el motor no se detenga tan fácilmente, lo cual evitaría o reduciría las posibilidades de calado.
Consejos para evitar el calado
A continuación, te traemos algunos consejos para que domines el arte del arranque y te olvides de los calados para siempre:
- En terreno llano: la clave está en encontrar el punto ideal de revoluciones. Para un arranque suave en llano, entre 1.500 y 2.000 RPM deberían ser suficientes. Una vez que el motor haya alcanzado las revoluciones adecuadas, levanta el pedal del embrague de forma progresiva y coordinada con el acelerador. No lo sueltes de golpe, y acelera un poco hasta que comience a rodar. Si notas que el coche empieza a temblar o a perder fuerza, pisa el acelerador ligeramente para darle un impulso extra al motor.
- En cuestas: para evitar que el coche retroceda, activa el freno de mano antes de comenzar el proceso. Pon la primera marcha y pisa el pedal del embrague a fondo. Acelera hasta que el motor alcance unas revoluciones más altas que en llano (entre 2.500 y 3.500 RPM, dependiendo de la pendiente, potencia, peso…). Con el pie izquierdo todavía pisando el embrague, suelta el freno de mano al mismo tiempo que comienzas a pisar el acelerador con el pie derecho. Controla la velocidad con el acelerador y, si es necesario, ve soltando el embrague de forma gradual.
Si se te cala, es importante mantener la calma y no agobiarse, es normal, le pasa incluso a algunos conductores experimentados, y mucho más a los principiantes. Pon punto muerto y vuelve a arrancar el coche…
Para que no te vuelva a pasar en una situación comprometida, solo es cuestión de ir a un lugar seguro, son peatones ni tráfico, y practicar la coordinación embrague y acelerador. Aprende a escuchar a tu coche, el sonido del motor te habla, cuando lo aprendas, lo harás de forma automática.
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