Con la llegada del invierno, es habitual enfrentarse a mañanas frías en las que el parabrisas del coche amanece cubierto de hielo o escarcha. Este escenario es habitual y frustrante para muchos conductores, quienes se ven obligados a rascar el hielo antes de comenzar su trayecto. Sin embargo, la solución a estos inconvenientes es más sencilla de lo que parece: los parabrisas térmicos. Estas lunas especiales no solo reducen el hielo acumulado, sino que también mejoran la visibilidad rápida y eficazmente.
Los parabrisas térmicos son una innovación tecnológica que ha mejorado considerablemente la experiencia de conducción en climas fríos. En lugar de perder valiosos minutos rascando el hielo, estos parabrisas eliminan rápidamente la capa de nieve o escarcha para que puedas arrancar sin retrasos ni complicaciones. En este artículo, hablaremos en profundidad sobre cómo funcionan, sus ventajas, desventajas y otros aspectos clave que necesitas conocer.
¿Qué es un parabrisas térmico?
Un parabrisas térmico es una luna delantera que incorpora una tecnología diseñada para derretir rápidamente la nieve, el hielo o la condensación que pueda estar en su superficie. Lo hace utilizando una red de cables de tungsteno o filamentos incrustados en el cristal, que generan calor cuando se les suministra electricidad. Al activarse, estos cables calientan la superficie del parabrisas lo suficiente como para eliminar el hielo sin necesidad de emplear otros procedimientos, como el uso de cepillos o rasquetas, que además pueden dañar el cristal.
Los primeros modelos de parabrisas térmicos aparecieron en la década de los 80, y aunque en un principio estos filamentos eran más visibles, con el paso del tiempo se han vuelto prácticamente imperceptibles, permitiendo que no afecten la visibilidad del conductor. Hoy en día, muchos fabricantes han optado por incorporar esta tecnología de fábrica en sus vehículos, sobre todo en aquellos que se comercializan en zonas frías.
¿Cómo funciona una luna térmica?
El funcionamiento de un parabrisas térmico es bastante sencillo. Su capacidad para eliminar el hielo o la escarcha radica en esos delgados filamentos de tungsteno que, al pasar corriente eléctrica a través de ellos, elevan la temperatura del vidrio. Este aumento de temperatura no es lo suficientemente alto como para que el cristal se sienta caliente al tacto, pero sí es efectivo para descongelar la superficie.
Normalmente, el sistema térmico del parabrisas se activa mediante un botón en el tablero del coche, similar a la manera en que se activan las lunas traseras térmicas. Dependiendo del modelo del coche, este sistema puede tardar unos segundos o minutos en eliminar por completo el hielo y permitir una visibilidad clara.
Una característica interesante es que el parabrisas térmico no solo derrite el hielo en situaciones de invierno, sino que también reduce el empañamiento que se puede provocar por el cambio de temperatura dentro del coche, lo que es útil no solo en invierno, sino en cualquier época del año.
Ventajas del parabrisas térmico
Contar con un parabrisas térmico en el coche tiene múltiples ventajas. A continuación, las más importantes:
- Descongelación rápida y eficiente: En cuestión de segundos se puede eliminar la capa de hielo o nieve, sin necesidad de recurrir a rasquetas que, además, pueden dañar el cristal.
- Ahorro de tiempo: No es necesario esperar largos minutos para que el coche se caliente lo suficiente como para descongelar el parabrisas. El sistema térmico actúa rápidamente, lo que permite ahorrar tiempo por las mañanas.
- Evita el uso excesivo de aire acondicionado o calefacción: El sistema ayuda a reducir la necesidad de activar la calefacción o el aire acondicionado para desempañar el cristal, lo que supone un ahorro en combustible o energía.
- Mayor visibilidad en condiciones adversas: Bien sea en situaciones de frío extremo o cuando el parabrisas se empaña, la tecnología térmica ayuda a mantener siempre una visibilidad óptima.
Desventajas de un parabrisas térmico
A pesar de las múltiples ventajas, también existen algunas desventajas que vale la pena considerar:
- Coste elevado: Los parabrisas térmicos suelen tener un coste de instalación y sustitución más alto que los parabrisas convencionales, lo que puede repercutir en el precio del coche o en la póliza de seguro.
- Mantenimiento delicado: Una rotura o daño en el parabrisas puede comprometer el funcionamiento del sistema térmico. Además, debido a que se trata de un cristal más complejo, las reparaciones suelen ser más costosas.
- Posibles interferencias electrónicas: En algunos casos, los parabrisas térmicos pueden interferir, aunque mínimamente, con la señal de dispositivos como GPS o sistemas de telepeaje. Sin embargo, muchos fabricantes ya han solucionado este problema dejando zonas sin filamentos en puntos estratégicos, como alrededor del retrovisor.
¿Cómo saber si tu coche tiene parabrisas térmico?
Para saber si tu coche cuenta con un parabrisas térmico, puedes revisar el manual del vehículo o consultar con el fabricante en caso de duda. También es posible detectar si el parabrisas es térmico observando directamente el vidrio en busca de una malla de filamentos en la superficie. En algunos casos, incluso se puede ver una ligera coloración a la luz del sol, lo que indica la existencia de esta tecnología.
¿Qué pasa si el parabrisas térmico se daña?
Al igual que cualquier otro componente del coche, el parabrisas térmico puede sufrir daños por impactos o roturas. Sin embargo, a diferencia de un parabrisas convencional, un daño en este tipo de luna puede afectar o inutilizar el sistema térmico, lo que comprometerá su capacidad de descongelación. Si esto sucede, lo más recomendable es acudir a un especialista para evaluar si es posible repararlo o si es necesario reemplazar el cristal.
Es importante mencionar que en caso de sustitución, es fundamental instalar un cristal compatible con el sistema térmico del vehículo, ya que no todos los parabrisas son iguales y deben estar homologados por el fabricante.
Otros tipos de parabrisas: atérmicos
Además de los parabrisas térmicos, existen también los parabrisas atérmicos, que cumplen una función diferente pero igual de útil. En lugar de calentar el cristal, estos parabrisas están diseñados para reducir la transferencia de calor y bloquear los rayos UV y los infrarrojos del sol, lo que ayuda a mantener una temperatura más estable en el interior del vehículo.
Este tipo de parabrisas es especialmente útil para evitar el sobrecalentamiento del automóvil en verano, mejorando el confort de los pasajeros y reduciendo la necesidad de utilizar el aire acondicionado. Además, al bloquear los rayos UV, los parabrisas atérmicos contribuyen a evitar el desgaste de los materiales interiores del coche, como el salpicadero o los asientos.
Aunque los parabrisas atérmicos no son tan útiles en climas fríos, son una excelente opción para quienes viven en zonas cálidas y soleadas. Por otro lado, están las cubiertas térmicas, que sí van orientadas a épocas frías, protegiendo el cristal de heladas y escarcha…
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