En los últimos años, los tiradores de puerta retráctiles a ras de carrocería se han convertido en una seña de identidad de muchos coches eléctricos y de alta gama. Aportan una estética limpia y prometen una aerodinámica superior, pero el debate ha dado un giro: China se plantea prohibirlos a partir de 2027 y los motivos superan con creces lo meramente estético.
La discusión nace de una realidad incómoda: el supuesto beneficio aerodinámico es mucho más modesto de lo que se vendió, mientras que los riesgos para la seguridad en emergencias han salido a la luz con datos contundentes. Entre pruebas oficiales, informes técnicos y experiencias reales, las manetas escamoteables quedan en entredicho por su fiabilidad y su comportamiento tras un choque.
Por qué gustan y qué aportan (de verdad)
Desde Tesla hasta marcas premium europeas, estos tiradores se popularizaron porque limpian el diseño y reducen mínimamente el arrastre. Ese «look» futurista encaja de maravilla con los eléctricos y ayuda a vender modernidad, algo que muchos clientes valoran casi tanto como la autonomía.
Aunque la narrativa aerodinámica resultaba tentadora, las cifras son tozudas: según ingenieros de la SAE, la mejora real del coeficiente aerodinámico (Cd) ronda solo 0,005–0,01 puntos, muy lejos del 0,03 Cd que alguna marca llegó a insinuar. En términos de consumo, hablamos de aproximadamente 0,6 kWh por cada 100 km, es decir, unos céntimos por trayecto cargando en casa.
Ese ahorro minúsculo llega acompañado de contrapartidas tangibles: los mecanismos eléctricos y su cableado añaden entre 7 y 8 kg al conjunto, encarecen el sistema (hasta tres veces más que una maneta tradicional) y su fiabilidad ha generado señales de alarma en fabricantes con muchos eléctricos en cartera.
Conviene distinguir tipos. Hay tiradores enrasados de palanca, que emergen al presionar uno de sus extremos, y otros completamente electrificados con servomotores que se despliegan de forma automática al acercarse con la llave, al desbloquear el coche o al pulsar un botón. Estos últimos son los que más problemas dan cuando la energía falla.
La lista de modelos que han recurrido a estas soluciones es amplia: Tesla Model 3 y Model Y, Ford Mustang Mach‑E, Range Rover, Mercedes EQS y EQE, Hyundai IONIQ 5, Kia EV6 o propuestas chinas de BYD y NIO, entre otros. El lenguaje del diseño empujó fuerte, pero los reguladores han empezado a pedir cuentas.
El ángulo de la seguridad: fallos, rescates y estadística
Más allá de la comodidad, el meollo está en la seguridad durante y después de un accidente. Cuando hay impacto, incendio o una simple pérdida de suministro, un tirador dependiente de la electricidad puede no desplegarse. Y ahí empieza el problema: cada segundo cuenta para evacuar a los ocupantes o dar acceso a los equipos de emergencia.
Las pruebas del China Insurance Automotive Safety Index (C‑IASI) son el aldabonazo. Tras choques laterales, los coches con manetas electrónicas abrieron correctamente sus puertas solo en el 67% de los casos, frente al 98% que lograron las manetas mecánicas de toda la vida. La diferencia no es menor; es el tipo de brecha que en rescates reales se traduce en tiempo perdido y riesgo añadido.
A esto se suma la experiencia de talleres y fabricantes: hay marcas que han llegado a reportar que estos tiradores concentraban hasta el 12% de las reparaciones en su flota eléctrica, con una tasa de fallo hasta ocho veces superior a la de soluciones convencionales. En climas fríos también se han visto muchos contratiempos por congelación, y en episodios de lluvia intensa o inundaciones han aparecido cortocircuitos y bloqueos.
El ADAC alemán, miembro de Euro NCAP, ha levantado la voz avisando de que los tiradores totalmente enrasados y dependientes de motores pueden dificultar la apertura desde el exterior tras un impacto, cuando el coche se queda sin energía y las manillas no emergen. Aunque en los crash tests europeos se verifica el desbloqueo automático posaccidente, la entidad recuerda que en incidentes reales han surgido casos problemáticos que no conviene ignorar.
Uno de los episodios más citados fue el del conductor de un Tesla Model S fallecido en 2019 en Bethesda (EE. UU.), cuyo coche ardió tras el choque. Los agentes no pudieron abrir las puertas a tiempo y la familia alegó que el diseño de las manetas contribuyó a imposibilitar el acceso. Es un caso extremo, sí, pero sirve de aviso sobre lo que puede ocurrir si todo depende de la electricidad.
Por si fuera poco, varias fuentes en China han descrito retrasos en evacuaciones por manetas congeladas, ocupantes atrapados tras inundaciones y conductores que se vieron obligados a romper una ventanilla para salir. También se ha registrado un aumento del 47% en incidentes vinculados a fallos de estos dispositivos y un repunte del 132% en denuncias por dedos de niños atrapados en los mecanismos.
Dentro del habitáculo, muchos coches con tiradores eléctricos cuentan con un accionamiento de emergencia mecánico, pero no siempre es visible o intuitivo. Bloomberg recogía que numerosos pasajeros de plazas traseras no saben localizarlo ni accionarlo con rapidez, lo que en momentos críticos es un hándicap serio.
El ADAC recomienda que los fabricantes garanticen una forma claramente mecánica de extender las manetas desde fuera tras un choque, y que los propietarios se familiaricen con los desbloqueos de emergencia. Incluso se sugiere llevar un pequeño martillo rompecristales, aunque hay que ser realistas: contra cristales laminados no siempre resulta efectivo.
Regulación y respuesta de la industria
El mayor mercado automovilístico del mundo ha decidido mover ficha. El Ministerio de Industria y Tecnología de la Información de China (MIIT) trabaja en una norma que prohibirá los tiradores totalmente ocultos en coches nuevos desde julio de 2027, con un periodo de transición de un año. La puerta queda abierta a los diseños tradicionales y a los semi‑escamoteables, siempre que cuenten con un respaldo mecánico que garantice la apertura aunque la electricidad falle.
No es un matiz menor. Desarrollar y homologar dos sistemas distintos para distintos mercados es caro y complejo, así que un veto en China suele precipitar cambios globales. Si el MIIT confirma el texto en los términos actuales, es muy posible que los fabricantes opten por eliminar estas manetas en todo el mundo para simplificar plataformas y recortar costes.
En paralelo, Europa también ha puesto límites a ciertos excesos. Desde 2026, Euro NCAP penalizará los interiores que releguen funciones vitales a pantallas táctiles sin controles físicos, un enfoque que China ya había impulsado para sistemas esenciales. La filosofía es clara: ergonomía y seguridad primero, minimalismo después.
Algunas marcas ya iban un paso por delante. Volkswagen y Audi han apostado por soluciones semi‑enrasadas con cables o tiradores mecánicos de socorro. En el Audi Q6 e‑tron, por ejemplo, se incluye un cordón rojo de seguridad que permite abrir manualmente tras un impacto. Y no falta quien ha sido más contundente: Wei Jianjun, CEO de Great Wall Motor, llegó a tachar de «inútiles y peligrosas» las manetas totalmente retráctiles.
En el lado opuesto, hubo fabricantes que incluso eliminaron los tiradores externos buscando un diseño ultralimpio. Con el nuevo clima regulatorio, ese enfoque queda seriamente cuestionado: en emergencias manda la funcionalidad, no la pureza estética.
Más allá de la forma de la maneta, el coste total de propiedad también entra en juego. Estos sistemas no solo son más caros de fabricar; su mantenimiento y sus reparaciones pueden multiplicarse, y eso termina afectando tanto a la garantía como a la satisfacción del cliente.
Qué puedes hacer como usuario hoy
Si tu coche equipa tiradores eléctricos o enrasados, lo más sensato es conocer al dedillo el desbloqueo de emergencia. Consulta el manual, localiza palancas, cordones o tiradores ocultos y explícaselo a tus acompañantes, especialmente si viajan niños en las plazas traseras.
Valora también llevar un martillo de emergencia a mano (bien sujeto para que no se convierta en proyectil en un choque). Úsalo sabiendo que no funciona igual contra todos los cristales: los laminados resisten más que los templados, así que conviene no confiarlo todo a esta herramienta.
En climas muy fríos, mantén las gomas y zonas de apoyo libres de hielo y suciedad. Si el fabricante ofrece un modo de preacondicionamiento que libera tiradores antes de salir, úsalo para reducir la probabilidad de atascos por congelación.
Más allá de los tiradores: la lección que deja esta tendencia
La controversia ilustra un patrón que ya hemos visto con otras modas: a veces el sector prioriza el impacto visual y el marketing por encima de la usabilidad. Ocurrió con la fiebre de las pantallas táctiles para todo, con los espejos digitales y con algunos techos panorámicos integrales que complican peso y rigidez. China, de hecho, ya dio marcha atrás en funciones como la conducción «One‑Pedal» cuando detectó riesgos para la seguridad vial.
El péndulo empieza a volver al centro: diseño sí, pero con respaldo físico cuando de seguridad se trata. La experiencia de usuario no puede depender de una pantalla o de un motorcito para algo tan básico como abrir una puerta después de un accidente. Ahí es donde reguladores y laboratorios ponen la línea roja.
Si el veto chino se confirma, veremos menos coches con manetas completamente escondidas en los concesionarios de medio mundo. Probablemente queden soluciones semi‑escamoteables con respaldo mecánico, y las marcas invertirán ese peso y coste en áreas que sí aportan eficiencia real y seguridad tangible.
Lo que parecía un detalle de «coche del futuro» ha terminado revelando sus costuras. Con los datos de C‑IASI en la mano (67% de apertura tras impacto lateral frente al 98% de las manetas mecánicas), el bajo impacto aerodinámico certificado por la SAE (0,005–0,01 Cd y 0,6 kWh/100 km) y las advertencias del ADAC sobre rescates más lentos, la balanza se inclina claramente. China empuja hacia un diseño más responsable y es probable que el resto del mercado le siga, porque aquí lo importante no es que el coche luzca más limpio, sino que siga abriéndose cuando más hace falta.