La innovadora startup estadounidense de vehículos eléctricos Canoo, conocida por su enfoque creativo en el diseño de vehículos eléctricos modulares, ha tomado una decisión drástica que marca el fin de su actividad en el mundo empresarial. La firma se acogió al Capítulo 7 de la Ley de Quiebras de EEUU y con ello inicia el proceso de liquidación de sus ya limitados activos, un suceso que ha sacudido al sector de la movilidad eléctrica.
El Tribunal de Quiebras de Delaware será el encargado de gestionar el cierre de la compañía. Desde su fundación en 2017, Canoo ganó notoriedad por su innovadora plataforma modular que prometía revolucionar el transporte urbano y de carga. Sin embargo, una serie de retos financieros y operativos llevaron a la dirección a tomar esta decisión irreversible. Más dura si cabe ahora que su planta de producción había arrancado sus trabajos.
Canoo: Una prometedora visión que se desmoronó en pocos años
El concepto de Canoo atrajo la atención de grandes entidades como Walmart y la NASA. La firma logró acuerdos estratégicos que incluían la entrega de múltiples vehículos eléctricos para servicios de transporte espacial y flotas comerciales. Además, era el proveedor previsto para transportar a los astronautas del programa Artemis de la NASA, mientras que empresas como Walmart habían encargado miles de unidades de vehículos de reparto.
A pesar de estas colaboraciones comerciales los problemas financieros persistieron. Según declaraciones de la propia compañía, el fracaso en convertir compromisos de préstamos condicionales en financiación por efectivo fue uno de los factores determinantes. A esto se suma la incapacidad de atraer inversores extranjeros y la falta de recursos para sostener su operación continua.
Pérdidas millonarias y un modelo de negocio insostenible
Durante los últimos meses de actividad Canoo registró ingresos muy bajos frente a gastos desmesurados. Entre enero y septiembre de 2024, los ingresos apenas alcanzaron 1,5 millones de dólares, mientras que las pérdidas operativas superaron los 110 millones. Este desajuste financiero hizo inviable cualquier intento de continuidad.
Además, según comunicados oficiales, las negociaciones con entidades de inversión locales y extranjeras tampoco arrojaron resultados positivos. Incluso, solicitudes de financiación pública basadas en incentivos de tipo medioambientales fueron desestimadas por las autoridades estadounidenses.
El impacto en empleados y socios estratégicos
El cierre final de Canoo no solo afecta a los directivos e inversores, sino también a sus trabajadores y colaboradores. Centenares de empleados se quedarán sin trabajo, mientras que los acuerdos comerciales con Walmart, el Servicio Postal de Estados Unidos y otros actores clave quedarán, probablemente, en el limbo.
El presidente y director ejecutivo de la compañía, Tony Aquila, agradeció públicamente a empleados, socios públicos y privados por su compromiso durante la trayectoria de Canoo. Sin embargo, sus palabras no pueden ocultar la dura realidad: el cese de operaciones será inmediato, y un administrador designado por el tribunal supervisará la liquidación de los activos.
Problemas regulatorios y señales de alerta previas
Adicionalmente, Canoo arrastraba problemas legales con la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC). En 2023, la SEC multó a la compañía con 1,5 millones de dólares por supuestamente proporcionar proyecciones de ingresos poco realistas antes de su salida a bolsa en el año 2020. Este episodio erosionó aún más la confianza de los inversores.
De hecho, ya en mayo del año 2022, la empresa había advertido oficialmente sobre su delicada situación financiera, describiéndola como una amenaza existencial para su continuidad. A pesar de intentar diversificar todos sus ingresos con proyectos internacionales y alianzas de gran escala, la falta de una estrategia financiera sólida precipitó el desenlace.
Un mercado competitivo para startups de vehículos eléctricos
El caso de Canoo refleja los retos que enfrentan las startups en un sector donde la competencia es dura. La transición hacia la electrificación ha abierto oportunidades, pero también ha puesto de relieve las dificultades de mantener un negocio financieramente sostenible. La historia de Canoo recuerda que una idea innovadora y valiente no es suficiente; una gestión sólida y un acceso constante a capital son pilares esenciales.
Otras empresas emergentes, como Arrival y Lordstown Motors, también han enfrentado desafíos similares con igual desenlace. Irónicamente, Canoo adquirió activos de Arrival antes de su propia quiebra, lo que subraya que este tipo de startups en un entorno de alta presión donde su fragilidad se agrava ante rivales más poderosas.
Con el proceso de liquidación en EEUU en marcha, el futuro de las innovaciones desarrolladas por Canoo es incierto. Aunque otras empresas podrían comprar su tecnología habrá que ver cuál se atreve a dar el paso pues, a priori, parecía realmente interesante. Sobre todo esa plataforma de tipo patín modular.
Fuente – Canoo
Imágenes | Canoo