La Dirección General de Tráfico prevé para los meses de julio y agosto de este año casi noventa millones de desplazamientos. Con semejante volumen de vehículos en la carretera es muy importante que sepamos qué hacer en caso de que suframos un accidente o seamos testigos de uno.
Durante el año 2016 murieron en España 1.160 personas en accidente de circulación y el año 2017 no está resultado muy alentador. De hecho, de enero a mayo de 2017 fallecieron por accidente de tráfico en nuestro país 428 personas, frente a los 443 que fallecieron en el mismo periodo del año 2016. A pesar de estas “buenas” cifras, durante el mes de junio de 2017 fallecieron en accidente de circulación 116 personas frente a los 93 del año pasado, lo que revierte la tendencia descendente de este triste indicador.
Por desgracia, y diciendo las cosas un poquito claras, sírvase como indicador del bajo nivel educativo de nuestro país el hecho de que las drogas y/o el alcohol están detrás del 40 por cierto de los accidentes mortales que se producen en España. Esto es una cifra muy elevada, a la que habría que sumar aquellos accidentes producidos por imprudencias. Se supone, o debo suponer, que lo que hay que hacer reducir estas cifras lo sabemos todos; otra cosa es que lo llevemos a cabo. Pero, ¿Cómo debemos actuar ante un accidente ya ocurrido?
Para describir nuestra actuación ante un accidente debemos tener en cuenta que nuestra posición puede variar dependiendo de si somos víctimas o sólo testigos y, sobre todo, de la gravedad del accidente.
Cómo actuar ante un accidente leve de coche
En caso de que suframos un accidente leve, lo primero que debemos mantener es la calma y la educación en todo momento. En estos casos no vamos a ganar nada poniéndonos como un ogro con la persona que nos ha dado el golpe aunque esté más que claro que es su culpa. Es más, no sólo no vamos a adelantar nada sino que si dejamos que la lengua se exprese con excesiva libertad podemos incluso meternos en problemas, así que cuidado con las típicas frases machistas y/o descalificativas y, sobre todo, muchísimo cuidado con interferir cualquier tipo de amenaza física o verbal.
En estos casos, sin mover los vehículos, lo primero que se debe hacer, sin mover los coches, es señalizar correctamente el accidente y cerciorarse de que el resto de usuarios de la vía pública no corren ningún peligro. Recordad por favor que, según el tipo de vía, los triángulos de emergencia deben ponerse a un mínimo de cincuenta metros y deben ser visibles al menos desde una distancia de cien metros. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que no los apoyéis en el coche, que no sirve para nada y que cincuenta metros tampoco son tres pasos dados con desgana…
Una vez que la zona esté correctamente señalizado, nos percatemos de que no hay heridos y de que efectivamente estamos ante un accidente leve, lo más prudente es que hagamos varias fotos de todos los coches implicados y de la zona en la que se produjo el accidente, prestando especial atención a la posible señalización, sobre todo si es que un conductor se ha saltado alguna señal de ceda el paso o de stop. Después de la fotos y si vemos que hay un trato relativamente cordial entre las partes implicadas, sea de quien sea la culpa, ya podemos apartar los vehículos para no molestar en exceso al resto de usuarios de la vía pública y proceder a rellenar el parte amistoso.
En caso de accidente leve y claro, lo mejor que podemos hacer es rellenar el parte amistoso correctamente, firmarlo y despedirnos con una disculpa por parte del culpable y aceptando la disculpa la parte afectada. Y todo lo demás es ganas de hacer teatro.
A mí la autoridad!!!
Llegados a este punto es muy frecuente que haya alguien a quien los aíres de grandeza le impidan razonar con sensatez. Lo normal es que sea el perjudicado, que todo hay que decirlo, quien (por riguroso orden) se baje del coche, vea sus daños, mire al contrario, suelte alguna patochada y llame a la autoridad competente. Muy importante el detalle de los brazos en jarras entre las distintas fases. Lógicamente se puede llamar a la Guardia Civil, pero en ocasiones puede ser un tremendo error que nos impida darnos cuenta de algunos detalles:
- En caso de accidente leve en el que no hace falta levantar atestado, reclamar la presencia de la Guardia Civil obliga al desplazamiento de al menos una patrulla que bien podría estar preparada o en reserva para su actuación en cualquier otro lugar en el que sí fuera necesaria su participación.
- Si se reclama la presencia de la autoridad estamos alargando en el tiempo algo que en cinco minutos podía quedar resuelto.
- Si la Guardia Civil levanta atestado, que nadie sueñe con poder reparar su coche al menos en dos meses.
Lógicamente y a pesar de lo que acabo de decir, si con posterioridad al accidente se observa una cierta tensión entre las partes implicadas y/o no aparece asunción de culpabilidad por parte de quien consideremos oportuno, sí que está más que justificado reclamar la presencia de las autoridades. En este caso, llamaremos al número de teléfono gratuito 112 y esperamos a que venga la Guardia Civil o, según dónde estemos, las distintas policías autonómicas.
Existe otro supuesto en el que yo recomiendo férreamente reclamar la presencia de las autoridades y es cuando, una vez que comencemos a rellenar el parte amistoso de accidente, tengamos alguna duda sobre la validez de la póliza del seguro de cualquiera de los vehículos implicados. En casos así evitaremos hacer cualquier juicio de valor y simplemente esperaremos a que lleguen los agentes de la autoridad y sean ellos los que determinen la vigencia de las pólizas.
El fundamento de esta recomendación viene dado porque, tal como os comenté en el artículo sobre los problemas que puede acarrear circular sin seguro, si nos da un golpe un vehículo sin la póliza del seguro en vigor será el Consorcio de Compensación de Seguros el que encargue de indemnizarnos (en caso de accidente leve, de reparar nuestro vehículo) y como os podréis imaginar, para que el consorcio nos pague los daños generados en un accidente en el que el culpable no tenía una póliza en vigor vamos a necesitar un montón de papeleo, un montón de tiempo y un montón de paciencia. Para evitar todos estos quebraderos de cabeza, lo mejor es que sea la propia Guardia Civil quien levante el atestado. A nosotros sólo nos tocará llevar el informe a nuestra aseguradora y esperar…
Sin sentido ni sensibilidad
Puede suceder que hayamos tenido un accidente leve, que hayamos rellenado correctamente el parte amistoso, que lo hayamos entregado en la oficina de nuestro seguro y que a los pocos días nos llamen desde algún departamento desconocido de nuestra aseguradora para intentar vendernos algo y, de paso, decir que los datos facilitados del seguro contrario son falsos.
Cierto es que la mayoría de las pólizas de seguro firmadas en nuestro país incluyen lo que las aseguradoras venden como reclamación de daños y responsabilidad jurídica pero, en mi opinión, eso no es más que parte de su trabajo. Por nuestra parte, lo mejor que podemos hacer es presentar una denuncia ante la autoridad competente, aprovechar que en el momento del siniestro hemos hecho unas cuantas fotos (porque las hemos hecho, ¿no?) y ponernos nuevamente a esperar.
La ventanilla indiscreta
Es frecuente, por no decir habitual, que ante un accidente en el que no ha pasado nada grave, en el que ya se estén arreglando los papeles o en el que ya esté interviniendo la autoridad, los españoles tiendan a frenar para “mirar”… ¿el qué? ¿Un amasijo de hierros? ¿O es que alguien esperar ver el espíritu de un fallecido separarse del cuerpo? Nunca entenderé la razón de esta extendida actitud tan española frente a las desgracias ajenas aunque quizás sea la explicación del éxito de ciertas cadenas televisivas.
Aminorar la velocidad para mirar un accidente en el que no tenemos pensado colaborar es tan deplorable como peligroso y molesto por varias razones lógicas:
- Ralentizamos aún más la circulación.
- Estamos más pendientes de mirar lo que ha pasado que de la carretera.
- Se producen accidentes menores por el despiste de los conductores.
- Y sobre todo, podemos ralentizar la llegada de los servicios de urgencia.
El colmo de la estupidez humana llega cuando el accidente se ha producido en una vía de alta capacidad con calzadas independientes. En estos casos, un accidente de circulación genera un atasco tremendo en la calzada en la que se produjo, por razones obvias, pero también en la calzada paralela reservada para la circulación en sentido contrario. En este último caso se trata de un atasco generado por la proliferación de mirones que de forma habitual circularán a velocidad reducida por el carril izquierdo para tener mayor “visibilidad”
En caso de accidente grave de tráfico
En este supuesto es de suma importancia la actuación de los testigos. Lo primero que se debe hacer es señalizar correctamente y hacer visible la zona del accidente para evitar precisamente otro accidente. También debemos, dentro de nuestras posibilidades, desconectar totalmente el contacto de todos los coches implicados. No vale sólo con apagar el motor, que además se habrá parado después del accidente, sino que debemos asegurarnos de cortar también el suministro eléctrico.
En caso de un accidente grave es de vital importancia llamar al 112 y comentar con la mayor precisión la ubicación del accidente, el número de heridos y/o víctimas, si hará falta excarcelar a alguien o no… cualquier detalle que ayude a acelerar la asistencia y rescate de los implicados. Se calcula que una mejora en los tiempos de respuesta de los servicios de urgencia frente a un accidente de circulación salvaría en Europa unas 2.500 vidas y reduciría la gravedad de las heridas en un alto porcentaje.
Por favor, no os olvidéis nunca que la secuencia señalizar – apagar motores – avisar servicios de urgencia puede salvar muchas vidas. Y también por favor, no perdáis el tiempo twitteando antes de aseguraros un par de veces al menos de haberlo hecho.
Qué NO hacer
En caso de accidente grave es muy importante no mover a los heridos ni darles nada de comer ni de beber.
Esto tiene una excepción clara que es cuando su vida corra inminente peligro, como puede ser el caso de que se declare un incendio en uno de los vehículos siniestrados. En este caso intentaremos sacar a los heridos moviéndolos lo menos posible y a poder ser entre mínimos dos personas. Lo dejaremos en el suelo en posición de defensa y esperaremos a los servicios de urgencia. También en caso de necesidad se les puede dar a los heridos agua y nada más que agua.
Sistema de llamada automática
A partir del 31 de marzo de 2018 todos los vehículos nuevos incorporarán el sistema de llamada automática. Este servicio “e-Call” avisará al 112 en caso de que haya saltado algún airbag informando de varios parámetros como la velocidad del impacto, la ubicación real y el número de pasajeros. Este último detalle, el del número de pasajeros, lo toma a partir de la información recibida de los cinturones de seguridad abrochados que había en el momento del siniestro. Esto quiere decir que si en un vehículo siniestrado viajaban cuatro personas pero una de ellas no llevaba el cinturón abrochado, el sistema de llamada automática informará de “sólo” tres ocupantes.
Eso sí, que nadie se relaje porque este sistema “e-Call” no elimina el deber de socorro, que sigue estando penado con multas de hasta cuatro años de prisión, así que atención a los mirones que sólo quieren “saber”…
Accidente por mal estado de la carretera
La mayor parte de los accidentes de tráfico son resultado de un fallo humano, ya sea por distracción o por imprudencia. Sin embargo un accidente de circulación puede deberse a un mal estado de la vía. En este caso, la constitución establece bien claro que “los particulares tendrán derecho a ser indemnizados por toda lesión que sufran en cualquiera de sus bienes o derechos, salvo los de fuerza mayor, siempre que la lesión sea consecuencia de los servicios públicos”.
En este sentido cabe decir que en caso de una autopista de peaje, la reclamación debe presentarse ante la empresa concesionaria pero en el resto de carreteras la reclamación se presentará ante el Ministerio de Fomento o ante las distintas administraciones autonómicas, dependiendo si la titularidad es estatal o autonómica.
En el caso de lesiones o daños por el mal estado de las vía pública tenemos un año para reclamar y debemos ser muy escrupulosos y metódicos en todos los aspectos porque ya sabemos que cualquier defecto de forma en nuestra reclamación será suficiente para que nos la denieguen.
Los pasos a seguir son:
- Reclamar la presencia de la Guardia Civil o de las distintas policías autonómicas para que levanten atestado.
- Buscar el máximo número de testigos posible.
- Aportar toda la documentación posible (facturas, informes, fotos…) tanto de los daños materiales y/o personales como de las medidas y gastos incurridos en la reparación de dichos daños.
Accidentes por negligencia de las administraciones públicas
Cómo he comentado antes, los daños derivados de fuerza mayor están totalmente exentos de indemnización alguna ya sea por parte de las administraciones públicas como de nuestro propio seguro, que suelen incluir este supuesto entre la letra pequeña. Con esto quiero decir que, por ejemplo, en caso de una riada o inundación poco podremos hacer. Sólo en el caso de que el siniestro alcance niveles mediáticos puede ser obtengamos algún tipo de ayuda, pero no conviene hacerse ilusiones en este sentido. Si una riada nos lleva el coche tendremos que comprar otro y, si en un futuro, llega algún tipo de ayuda o indemnización pues perfecto, pero hay que ser realistas.
Otra cosa es, por seguir con el mismo ejemplo, que esta riada se haya producido por negligencia de alguna administración pública. Es muy habitual que, aún siendo conocedores de los riesgos que ello conlleva, las comunidades autónomas y los distintos ayuntamientos no mantengan la limpieza en la rieras de los ríos y que además permitan su aparcamiento. Por desgracia también es habitual que estas zonas sean de aparcamiento regulado (o sea, de pago) y que muestren carteles en lo que se indica que en caso de riada, no nos indemnizarán.
Por ejemplo, por seguir con datos objetivos, a pesar de la bonanza económica de muchos políticos catalanes, durante los años 2010 y 2011, la Agència Catalana de l’Aigua no realizó labores de mantenimiento en las rieras de la localidad de Terrassa por “motivos presupuestarios” a pesar de que existía un plan de actuación a desarrollar entre los años 2005 y 2010 “con el objetivo de garantizar su funcionalidad hidráulica y prevenir posibles afectaciones en caso de lluvias intensas”. El presupuesto de todo el plan era de 230.000 euros, cantidad irrisoria si lo comparamos con las mordidas de la clase política…
¿Qué hubiera pasado si por esta falta de mantenimiento se produce una inundación en la localidad de Terrassa que deja nuestro coche inservible? Pues a pesar de tratarse de un siniestro de fuerza mayor, el objeto de la denuncia sería precisamente los daños generados no por la riada sino por la falta de mantenimiento en la riera.
Otro ejemplo práctico puede ser un socavón en la vía pública por motivo de unas obras. Si dichas obras están correctamente señalizadas no tenemos nada que hacer pero si no existe dicha señalización sí que podemos presentar una reclamación ante la autoridad correspondiente.
Tampoco nos olvidemos de las vías de alta capacidad. Por ejemplo una de las razones que esgrimen las concesionarias para cobrarnos lo peajes y las distintas administraciones públicas para fomentar el uso de las autopistas es precisamente la seguridad. ¿Qué tipo de seguridad?
Buscando información para hacer este artículo me encontré con que el kilómetro 53 de la autopista AP68 (de Zaragoza a Bilbao si pagas 31’70 euros de peaje) tiene un índice de peligrosidad que supera en doce veces el índice de peligrosidad nacional en autopista de peaje. Otro detalle es que el kilómetro 161 de la AP7 (nueve céntimos de peaje por kilómetros) es el tramo de autopista que más víctimas y accidentes registra de toda la red de autopistas españolas.
Y pongo estos dos ejemplos porque recorro con cierta frecuencia ambos tramos de autopista y quisiera saber qué respuesta obtendría de las administraciones públicas en caso de accidente en cualquiera de estos dos tramos en los que, aún siendo conocedoras de la especial situación de peligro, se evita año tras año cualquier tipo de actuación de mejora sobre la vía.
Accidente por animales en la calzada
Uno de los accidentes más graves que puede suceder en las carreteras es el atropello de un animal y la última reforma de la Ley de Seguridad Vial deja bien claro que la culpa siempre va a ser del conductor. A este respecto parece ser que la justicia española considera como normal que circulando a 90 kilómetros por hora nos encontremos con una vaca de 800 kilos en medio de la calzada. Y que nadie se llame a engaño, que atropellar a un animal de este peso puede resultar mortal.
A este respecto quisiera lanzar una pregunta al aíre en busca de algún tipo de respuesta razonada. Se supone que una autovía o una autopista están cercadas y que muchas de ellas además cuentan con cámaras de vigilancia. Entonces, ¿es de recibo que aparezca un animal salvaje en la calzada así de repente?
En cualquier caso no está todo perdido. A lo largo del año 2016 se produjeron en el Principado de Asturias una media de tres accidentes diarios por atropello de animales. Sin embargo en junio de 2017 la Audiencia Nacional culpó al Ministerio de Fomento a indemnizar con 16.000 euros a tres jóvenes que habían atropellado a un jabalí en la autovía del Cantábrico. Eso sí, hay que decir que el accidente se había producido el 19 de noviembre de 2015, o sea, diecinueve meses antes.
También hay que decir que, siempre según la Guardia Civil, entre el 1 de enero de 2015 y el 9 de junio de 2016 se habían producido en esa misma zona un total de nueve accidentes con animales y que no había ninguna señal de aviso. Por su parte Fomento alegó que la señal de peligro se pone en zonas de paso habitual, pero el tribunal considero que eso de habitual “es un término jurídico indeterminado […] que no establece el grado de reiteración del mismo”.
En cualquier caso disfrutar de las vacaciones, no os olvidéis de que tenéis que volver a casa y ahora que ya sabéis cómo, en caso de accidente, actuad de forma responsable.