Cierto es que la globalización tiene muchos defensores y detractores, y que podríamos abrir un debate de duración ilimitada. Pero lo que si está claro es que sin ella no hubiéramos llegado al nivel de desarrollo tecnológico, económico y social en el que estamos ahora. El sector del automóvil es uno de los grandes beneficiados, pues gracias a ella marcas como Volvo o Daimler AG (entre otras muchas firmas más) no podrían haber llegado hasta nuestros días.
Volvo celebra la apertura de un centro productivo en South Carolina (EEUU) que se encargará de la manufactura, en exclusiva mundial, del nuevo S60. Por parte de Daimler AG, está llevando a cabo fuertes inversiones para afianzar su gama de modelos y el lanzamiento de otros tantos. Sin embargo, los planes de futuro de ambas compañías podrían quedar truncados si Donald Trump sigue apostando por una política comercial proteccionista.
El presidente de EEUU, aprovechando un resquicio legal derivado la Guerra Fría, ha impuesto de forma unilateral aranceles de hasta el 25 por ciento de su valor a los coches extranjeros. De esta forma, y alegando «motivos de seguridad nacional» ha «troleado» a los miembros del Congreso de los EEUU, pues no les ha dado opción a aprobar o denegar la medida proteccionista.
Teniendo en cuenta esta situación, los máximos responsables de Volvo y Daimer AG han saltado a la palestra para criticar estas medidas y anunciar que podrían tener consecuencias a nivel mundial.
Håkan Samuelsson (CEO de Volvo) consideró que esta situación hará que los precios de los coches suban, recalcando la posibilidad de que la planta que han abierto en Carolina del Sur también se vería afectada. La razón es que, si EEUU impone aranceles al resto de economías mundiales, la UE, China y Japón harán lo mismo, haciendo que los S60 que de allí salgan sean menos competitivos y por tanto, podrían ser fabricados en otros países.
En el caso de Daimler AG, la situación es menos preocupante. El consorcio alemán se ha limitado a revisar a la baja sus previsiones de crecimiento para los próximos meses. Además, han devuelto a la mesa de trabajo las principales inversiones que se iban a ejecutar en Estados Unidos, pues en caso de duda, tendrán que reubicarlas en otras regiones del mundo.
En todo caso, es triste que ningún asesor le haya contado a Trump que sin las ventas que General Motors ha facturado en los últimos años en China, el conglomerado se habría ido a pique. Que el Grupo Fiat Chrysler Automobiles (FCA) sin Europa y China no son nadie y que Ford Motor Company es importante en Europa y Asia. Quizá si le dijeran que con estas pataletas de niños pequeños, se juega miles de puestos de trabajo en EEUU igual hasta se lo pensaba.
Fuente – Automotive News