Toyota también quiere apostar fuerte en este Salón de Ginebra para no quedarse atrás frente a una competencia apabullante. Su principal baza en el stand será el nuevo Toyota Aygo, que viene dispuesto a mejorar su ya exitoso plantel de ventas con una oferta muy poco habitual hasta ahora en el Segmento A, el de los vehículos de carácter puramente urbano muy por debajo de los 4 metros.
La apuesta de la firma japonesa, en palabras de David Terai, ingeniero jefe del proyecto, era romper con los clichés tradicionales que hasta ahora se habían apoderado de las tendencias en diseño para este segmento, «(…)con demasiada frecuencia les falta atractivo. (…) El diseño se considera algo secundario, y no hay mucho equipamiento entre el que seleccionar.». Su idea, por tanto, es la de crear un diseño que no deje indiferente a nadie. O lo deseas, o lo aborreces.
Entre las muchas novedades que introduce esta nueva generación del Aygo, una de las más llamativas y que a buen seguro se granjeará muchos potenciales compradores, es la posibilidad de personalización que ofrece tanto interior como exteriormente. Una decena de piezas, dentro y fuera del habitáculo, son fácilmente sustituibles a lo largo de la vida del vehículo, gracias a un inteligente sistema de diseño que lo hace a su vez asequible al propietario.
J-Playful, una mentalidad alegre
Para simplificar toda esta lluvia de ideas, que harán posible al usuario configurar un vehículo muy a la medida de sus gustos personales, las pautas de diseño se han inspirado en la cultura juvenil japonesa, que apuesta por formas y siluetas rotundas y directas, teniendo siempre en mente los gustos europeos para lograr un equilibrio cuyo concepto se resume con las palabras J-Playful. La mejor prueba de ello es el cambio estilístico tan llamativo que ha sufrido el Aygo, sobre todo si nos fijamos en las primeras versiones que salieran al mercado hace ya nueve años, cuya simplicidad rayaba en lo anodino.
Exteriormente la nota dominante la lleva sin dudas el frontal en X, punto de partida de todos los patrones que se han empleado tanto por fuera como por dentro, y que en algunos aspectos han supuesto un verdadero reto técnico a los ingenieros. Prueba de ello ha sido el empleo de faros delanteros de tipo proyector, más caros y complejos frente al recurso habitual de los grandes faros reflectores a que se acostumbra a recurrir en este tipo de automóvil. Las medidas por su parte se han visto levemente alteradas, siendo ahora 25 mm más largo (hasta los 3455 mm), 5 mm más bajo y 8 mm más de ancho de vías, redundante en un aplomo superior y una imagen más musculosa.
Curiosamente en el interior la altura libre al techo se ha incrementado en 7 mm en las plazas delanteras, lo que habla favorablemente del encomiable esfuerzo a la hora de reducir la superficie frontal (para lo que también se ha integrado un alerón trasero que mejora el comportamiento aerodinámico) sin mermar el espacio del que disponen los pasajeros. En el perfil, el techo se ha rebajado y el cabezal delantero se ha adelantado, creando una imagen más equilibrada y desplazando el centro de gravedad hacia adelante, y favoreciendo un diseño con una línea de cintura ascendente.
Por su parte, en la vista trasera las mismas pautas han derivado en un diseño de portón hexagonal, con unos pasos de ruedas prominentes que redundan en una mejor habitabilidad interior. Una vez acomodados dentro, un amplio salpicadero con acabado mate anti-deslumbramiento (atrás van quedando los plásticos brillosos habituales en muchos coches de los segmentos inferiores) nos recibe, reproduciéndose la sensación que desde el exterior ya teníamos: todo nace desde un núcleo central, en este caso la consola, cuya generosa pantalla multifunción de 7 pulgadas, preside un entorno al que no estamos acostumbrados en estas categorías.
El estudio ergonómico ha sido exhaustivo, y fruto de ello han mejorado aspectos tan importantes como la posición al volante, cuyo ángulo se ha reducido para favorecer los gustos de una clientela joven, así como se ha dotado de una regulación en altura más solvente. Si bien la distancia entre ejes se conserva, no así la longitud interior, que aumenta en 9 mm, lo que ha repercutido en una ganancia a nivel de maletero de 29 litros, que pasa a cubicar 168 litros con una boca de carga también más generosa.
Tres acabados diferentes, tres vehículos en edición especial y dos packs exteriores e interiores
De esta forma se estructura la gama de cara a la personalización del Toyota Aygo, cuyo punto de partida es el llamado «x-play», que constituye a su vez la base de las ediciones especiales «x-cite», «x-clusiv» y «x-pure». Todos los vehículos cuentan de serie con una dotación que incluye equipo de sonido AM/FM con conexiones USB y AUX, luces de circulación diurna de tipo LED, Control de Estabilidad (VSC) o control de asistencia para arranque en pendientes. En cuanto al interior, se suman gadgets como los mandos del sistema de audio en el volante (de cuero), asiento del conductor ajustable en altura o limitador de velocidad.
No cabe duda de que a estas alturas estamos hablando de un despliegue fuera de lo común para un urbanita de procedencia japonesa. Si tiramos de lista de opciones y paquetes, encontraremos que en el peldaño superior de la gama se posiciona el «x-wave», cuyo nivel de detalle suma a la apuesta llantas metálicas de 15 pulgadas, capota de lona y un interior con inserciones a juego con la carrocería o tapicería parcial en cuero, para continuar con un sistema multimedia «x-touch» que incorpora incluso cámara de visión trasera. En el escalafón inferior estará la versión de acceso «x».
El equipamiento de seguridad no ha sido descuidado y para la ocasión Toyota ha recurrido a algunas innovaciones sólo habituales en vehículos de categoría muy superior, como el control de presión de neumáticos o el ya citado control de asistencia en pendientes. Podemos ampliarlo con una lista de siglas que incluyen ABS, EBD, VSC, airbags de cortina de serie, y una ganancia en rigidez estructural muy considerable.
Un solo motor, ya conocido pero bien renovado
La plataforma motriz sigue siendo la austera y fiable mecánica de tres cilindros, 1 litro de cubicaje y 69 caballos muy voluntariosos, con un par máximo de 95 Nm que, frente a la considerable ganancia en peso, no tienen mucho problema en firmar unas prestaciones en la línea de la competencia. Su principal arma de defensa es el económico y equilibrado rendimiento que ya ha demostrado en su anterior generación, revisado para la ocasión con un control más eficiente de las emisiones y una entrega más lineal de la potencia, que garantiza una reducción de consumos al ya de por sí eficiente predecesor.
Con esta novedad Toyota entra de lleno en el segmento de los «utilitarios premium», aquellos que por planteamiento, oferta y posibilidades de personalización, pasan de ser simples herramientas de transporte a pequeños objetos de culto para sus propietarios. No obstante, la posibilidad de disponer de un abanico tan amplio de opciones, apunta sin duda a robar una parte del pastel a las marcas que ya han consolidado sus modelos en el sector de los urbanos «de capricho».
