Dicen que aguas pasadas, no mueven molinos. Esos mismo, también hablan de que el pasado, solo es polvo en el tiempo. Del mismo modo, otros prefieren pensar que donde hubo fuego, quedan cenizas. Y que el pasado, siempre vuelve. Por último, el triángulo de este pensamiento, lo forman quienes aseguran que nuestro futuro, es un puzle sin acabar, con piezas de nuestro pasado.
Puedes elegir cualquier opción, todas pueden ser válidas. Pero el protagonista que te vengo a presentar, se forjó siguiendo la filosofía de una de ellas. Los años pasados, sirvieron de inspiración para dar vida a este pequeño alemán, natural de Ingolstadt, y de personalidad traviesa. Parecía que no llegaría, parecía que la S, nunca volvería a acompañar al número más solitario de todos. Y llegó, aquí está, esta semana en Actualidad Motor, probamos el Audi S1, la culminación del tiempo.
Sí, normalmente todas las historias comienzan por el principio. Hay una introducción, un nudo o desarrollo, y, finalmente, un desenlace. Pero para fastidiar, y ya que me encuentro en el tren de vuelta a casa con las sensaciones todavía a flor de piel, me saltaré la introducción e iré al grano si me lo permites. Y es que importan los principios, y por supuesto, también los finales, pero el camino que recorremos entre ambas partes, la acción para que me entiendas, en nuestro caso, diferenciará este relato.
Sin presentaciones, pedal y a fondo
Tercera velocidad, pedal a fondo y mi espalda pegada a los asientos del Audi S1 como si hubieran puesto super glue en ellos y no me lo hubieran avisado. Y es que la energía con la que me golpea el cuello este motor de 2.0 litros TFSI que ruge a centímetros de mis pies, parece incluso que haga bailar a mi cerebro.
Son 231 caballos de potencia los que desarrolla el pequeño de la gama deportiva. Potencia que asoma desde bien abajo del cuentarrevoluciones, pero que cuando de verdad se manifiesta, es pasadas las 3.000 vueltas. En ese rango donde me encuentro en este instante, la patada es brutal, digna de Cristiano Ronaldo en un lanzamiento de falta.
Un coche de Scalextric muy real
Pie en el freno, palanca en segunda, y giro el volante con energía. Pasado el vértice, sin tener el coche aún colocado en la salida de la curva, vuelvo a pisar con contundencia la pala. Ni rastro de subviraje. El Audi S1 sale como alma que lleva el diablo a devorar la siguiente curva. Pero claro, aún no te he contado que el alemán monta la tracción Quattro. Un sistema que en condiciones normales solo manda fuerza al eje delantero, pero que cuando las cosas se ponen feas, actúa como tracción total. Si detecta pérdidas de adherencia, automáticamente envía más par a las ruedas con más agarre.
Para equipar al Audi S1 con esta tecnología, han tenido que hacer algunos ajustes en el modelo. En primer lugar, debido al tamaño compacto del mismo, 3,97 metros de longitud, han optado por acoplar el diferencial trasero encima del eje posterior. A su vez, el depósito de combustible se encuentra ahora en otra posición, aunque continúa cubicando 45 litros.
Siguiente curva a la derecha, misma maniobra, y misma contundencia con la dirección. La sutileza del germano jugueteando entre enlazadas es, sin duda, sobresaliente. El trabajo de aplomo que los ingenieros han logrado, con un equipo de suspensión y chasis sólido, permite que podamos buscar los límites del deportivo en cada giro. Y es que, a diferencia de su hermano de gama el Audi A1, éste se beneficia de una suspensión trasera independiente.
S, pero sin extremos
Tenemos una suspensión dura, tenemos un tacto directo y un recorrido corto en la caja de cambios manual de seis velocidades, y tenemos una dirección precisa. Aunque si es cierto, que este cóctel, tampoco es radical. Con este tarado notamos cada grieta del asfalto, pero no nos tiramos de los pelos por ello. Y las sensaciones con la palanca y el volante, pueden incluso resultar menos extremas de las esperadas, mostrándonos la cara dócil del de Ingolstadt.
El que nos demuestra poca docilidad es el corazón que da vida al Audi S1. Estamos ante el mismo motor del Volkswagen Golf R, el 2.0 litros TFSI. En este caso, la mecánica desarrolla 231 CV y 370 Nm de par. Todo ello escondido bajo una cubierta de 1.400 kilógramos y asociado a una caja de cambios manual de seis velocidades como te he mencionado antes.
El terror más dulce
Soy un tipo miedoso, me dan miedo incluso los tráiler de las películas de terror. Pero subido a este S1, he conocido al diablo, o al menos, a un amigo de él. Se encuentra debajo del capó, rugiendo cada vez que hundo el pie derecho. Y miedo… es lo último que siento en este preciso instante.
Este motor, utiliza un sistema de inyección doble. Cuando las condiciones solo necesitan cargas bajas, actúa como inyección indirecta, pero en el momento que se pide que el Audi S1 demuestre toda su furia, la mecánica utiliza la directa. Además, este 2.0 litros, lleva acoplado un sistema de sobrealimentación, con un turbo que sopla a 1,4 bares.
La clave, la tracción Quattro
Mientras tanto, el Audi S1 me sigue enseñando sus virtudes. Es rápido, no hay duda, pero para mí, esta capacidad, no es la que le hace único. La tracción Quattro es nuestro mejor aliado. Pisar el pedal a fondo en plena curva no es algo que se pueda hacer con el resto de sus competidores.
Precisamente, esto me recuerda a cuando tuve la oportunidad de probar otro compacto de armas tomar, el Volkswagen Polo R, del que os ofrecía la prueba mi compañero Domingo. Era asombrosamente rápido, las sensaciones eran magníficas. Pero pobre de ti si buscabas la pala con rabia en pleno giro, el susto era de campeonato. El de Wolfsburgo equipa una tracción delantera, y el subviraje que te regalaba, con tanta potencia transmitida al eje delantero, 220 caballos, llegaba en ocasiones a ser peligroso.
¿Te atreves a retarlo?
Después de kilómetros y kilómetros de curvas que parecían llevarme al mismísimo infierno, el alemán me ha convencido. Amarrado a su volante, en ocasiones, me sentía todo un Fernando Alonso. Pero la electrónica aparece más veces de lo que imaginas. El diferencial XDS, incorpora el “torque vectoring”, un sistema que aplica, en la rueda interior de la curva, frenadas selectivas para mejorar su eficacia.
Para que ésta te de un respiro, y sientas en tus carnes cada reacción del S1, la marca dispone del Audi Drive Select, permitiéndote seleccionar el modo de conducción que más se adapte al momento. Mientras que el “comfort” altera la personalidad del germano convirtiéndole en un chico más amable, el “dynamic” saca el lado más travieso del mismo reduciendo también la presencia de la electrónica. A medio camino, el “auto”, que adaptará el coche en función de las necesidades.
A lo lejos el final de la carretera, y junto a ella, un apartadero donde podremos descansar tanto el Audi S1, como yo. Mano en la palanca de cambios para reducir marchas y de paso, llenar mis oídos de música celestial. Las notas que salen despedidas de las cuatro salidas de escape del utilitario deportivo son capaces de erizarte el vello pero, y siendo un pero importante, echarás de menos algún que otro petardeo. Y es que, al igual que la práctica sin su teoría no es nada, un buen rugido sin alguna explosión, puede dejarte a medias.
Diablo por dentro y por fuera
Naturalmente, conducir es lo primero que estoy deseando hacer cuando me subo a un coche, y sobre todo, si la montura a la que voy subido se llama S1 y acelera de 0-100 km/h en 5,8 segundos. Pero, después de una buena conversación con cada uno de los coches que pruebo, me gusta sentarme frente a ellos y analizar, de nuevo, su imagen, buscando aquellos rincones que lo hacen único.
En este apartado, un Audi A1 TDI con paquete S-line, podría engañar a más de uno haciéndose pasar por el S1. Las diferencias son escasas aunque exclusivas. En primer lugar, los ópticos presentan un diseño más rasgado, el mismo que ahora podemos ver en el recién presentado restyling de su hermano A1. La parte frontal enseña líneas más marcadas, más agresivas, estando gobernada por la enorme calandra que, por supuesto, es el lugar donde Audi coloca el distintivo S1.
El perfil nos deja ver unas bonitas llantas que, en esta unidad de prensa, son 18 pulgadas y guardan un diseño S de cinco radios. Este adorno esconde unas pinzas de freno S1 coloreadas en rojo que, en nuestro caso, combinan con el color exterior dejando una impresión racing en nuestros ojos. Del mismo modo, es aquí donde se luce la configuración tres puertas, con unas formas más deportivas. Y es que, si lo prefieres, también está disponible en cinco puertas, aunque, para mí gusto, siempre que hablemos de deportividad, prefiero el acabado coupé. Una decisión que, lógicamente, tiene su parte mala, la entrada al habitáculo y la sensación de estar en un espacio más reducido.
Por último, nuestro recorrido a la cubierta del Audi S1, acaba en su zaga, lugar de culto en el utilitario por descubrir ni una, ni dos, ni tres… sino cuatro salidas de escape. Como sabéis, los modelos S, montan una cuádruple salía de escape mientras que los RS, se conforman con dos pero, de mayor diámetro. Este remate se agradece, otorgándole al pequeño radical, una imagen mucho más extrema.
¡Menudos asientos!
Su arquitectura, pese a diferenciarse del resto de la gama en detalles concretos, es bastante correcta. Pero ¿y su interior? En el habitáculo encontramos más de lo mismo. Poco que destacar salvo el volante achatado S1, los emblemas de la versión que aparecen en el aro, cuadro de instrumentos o sistema multimedia, y, los asientos, una auténtica obra de arte.
El problema viene cuando te das cuenta que son opcionales y tienes que pagar 730 euros por ellos. Un precio que, al menos, no resulta desorbitado. Además, las características de estas butacas son espectaculares. El diseño, en imitación a unos backets, es muy acertado, y el agarre y la comodidad que ofrecen, dejándote en una posición baja y deportiva, son para remarcar.
Exclusivo en todos los aspectos
Y aquí lo tenéis. Ha pasado mucho tiempo desde que Audi escribiera una página importante en la historia de la competición con su S1 Quattro. No tanto tiempo atrás, la compañía de los aros homenajeaba al mismo presentado una edición especial llamada Audi A1 Quattro que, entre sus virtudes, estaba la de ofrecer 265 caballos de potencia. Pero a pesar de ser un titán del asfalto, hasta hoy, no podemos decir que la S, tiene un nuevo miembro en su familia.
Gran atleta, y buen seductor, pero demasiado poco accesible. Su precio arranca en 34.245 euros, pudiendo rondar los 40.000 euros, como es el caso de nuestra unidad de prensa, si coqueteas un poco con su lista de equipamiento. Pocos podrían plantarle cara en una carrera, pero prácticamente todos, lo pueden hacer con el precio. Y es que, por ponerte un ejemplo, y salvando las distancias, el Renault Clio RS, pide unos 24.000 euros.
Así es el Audi S1, la culminación del tiempo.