En ActualidadMotor hemos empezado la semana probando un potente utilitario GTI. Ayer tocó analizar el diseño exterior e interior del Volkswagen Polo R WRC, una primera parte en la que pudimos comprobar que el modelo fabricado por Volkswagen enamora a simple vista, con una estética muy deportiva inspirada en el modelo que pilota Sébastien Ogier, aunque, tal vez, decepciona un poco cuando nos adentramos en el habitáculo, ya que la imagen de competición del exterior no está tan bien plasmada en el interior de este auténtico misil.
Hoy tenemos por delante, sin lugar a dudas, el capítulo más interesante de esta exclusiva prueba, no debemos olvidar que tan solo se han producido 2.500 unidades, todas ellas fabricadas en Navarra, como bien dijo mi compañero Luis Gaton en la comparativa GTI. Pero antes de posar nuestro trasero sobre el asiento, ajustar el volante y los espejos y girar la llave, tenemos que hacer un pequeño repaso sobre cuáles son las principales diferencias entre esta bruta variante y la más «descafeinada» variante GTI del Volkswagen Polo.
Una bomba bajo el capó, una parte ciclo revisada y algún que otro detalle más
Las normativas de la FIA que regulan el exigente Campeonato Mundial de Rally (WRC), establecen que para poder competir hace falta homologar 2.500 unidades de un modelo de calle con especificaciones similares a las del modelo de competición. Años atrás y en otras categorías del campeonato, las normas eran tan estrictas que hicieron posible ver a auténticos coches de competición circulando por las calles de medio mundo. Como veremos, el resultado a día de hoy no es tan radical como en épocas pasadas, pero se agradecen este tipo de vehículos.
Huelga decir, que el Volkswagen Polo R WRC es un auténtico misil. Simplemente hay que mirar sus registros para darse cuenta de que estamos ante «algo serio», pues pocos modelos de su segmento pueden toserle, por lo menos en línea recta. El ejercicio del cero a cien cae muy rápido, parando el crono en 6,4 segundos, y pie a tabla podremos alcanzar nada menos que 243 km/h. El culpable de todo esto se encuentra, indudablemente, bajo el vinilado capó, siendo éste último elemento diferente al utilizado en cualquier otro Polo.
El motor es la mayor diferencia con respecto al Polo GTI. El bloque turboalimentado, tanto por compresor como por turbo, de 1.4 litros se ha sustituido por una auténtica bomba. En el vano motor nos encontramos con un bloque ya conocido, puesto que ha dado vida a generaciones anteriores del Volkswagen Golf GTI y del Golf R. Estamos por tanto, delante de un motor turboalimentado de 2.0 litros TSI que, como veremos más adelante, es el Rey del conjunto. Érase una vez, un Polo pegado a un potente motor.
La cifra de potencia, 220 CV, no está muy lejos de lo que ofrece la competencia. Sin embargo, el par máximo de 350 Nm, disponibles desde las 2.500 hasta las 4.400 revoluciones por minutos, hace que este utilitario deportivo se meriende a sus rivales en cualquier marcha, ya que las cifras de recuperación son realmente buenas, necesitando 4,5 segundos para pasar de 80 a 120 km/h cuando circula en cuarta marcha. Y hablando de marchas, la transmisión corre a cargo de una caja manual de seis relaciones, en lugar del cambio DSG que monta el Polo GTI.
Si hacemos un sencillo cálculo, obtendremos que cada caballo solo tendrá que mover algo más de 6 kilogramos. Una cifra realmente buena, que supera incluso a las de sus competidores (salvo Mini JCW GP, por ejemplo), ya que los 1.324 kilogramos que pesa este modelo se ven compensado por la caballería que eroga su propulsor. Aunque dinámicamente el extra peso le puede jugar una mala pasada, lo cierto es que esta versión es tan solo 55 kilos más pesada que su hermano pequeño, el Polo GTI.
Para que la masa no subiese hasta las nubes, se ha optado por un par de soluciones, una bastante visible y otra más difícil de identificar. Optar por una caja de cambios manual en lugar de una automática DSG ha permitido ahorrar unos cuantos kilogramos. También se ha economizado peso en el capó del vehículo, siendo éste ahora 2 kilogramos más ligero gracias a una nueva técnica de construcción que emplea dos finas láminas de metal entre las que se introduce una lámina de polímero. El resto de los Volkswagen Polo emplean una sola plancha de metal.
En la parte ciclo encontramos varias diferencias muy importantes, que afectan tanto a los frenos como a las suspensiones. Tras las preciosas llantas vemos, si no recuerdo mal, el mismo equipo de frenos que montan las versiones R del fabricante alemán. Son de un tamaño muy generoso (345 mm delante y 310 mm detrás) y están ventilados. Por último, la estructura de la suspensión es igual a la de cualquier Polo, pero se montan amortiguadores y muelles más rígidos y una barra estabilizadora en el eje trasero, ya que el GTI no cuenta con ella.
I K poco tarde se cierra fin para D K tarde se cierra
Ahora sí, llegó el momento de arrancar y comprobar qué sabe hacer el Volkswagen Polo R WRC. Giramos la llave, el motor cobra vida y nos saluda con un ronroneo grave y ronco, aunque bastante «acolchado». Acto seguido, el motor cae hasta la zona de ralentí y se vuelve bastante silencioso. El sonido es discreto pero deportivo, sin llegar a ser para nada radical. Cuando pisamos a fondo la melodía acompaña, pero echamos de menos algún petardeo o gorgoteo cuando levantamos súbitamente el pie del acelerador. Desde fuera, se escuchan algunos decibelios más, e incluso apreciamos ese gorgoteo que no se transmite al habitáculo. Una pena.
Poco después de iniciar los primeros metros, nos damos cuenta de que debajo del capó hay una auténtica bomba. El propulsor de 2.0 litros TSI es el Rey de esta prueba, sin duda una auténtica delicia. Muestra fuerza en cualquier zona del tacómetro, aunque es a partir de 2.800/3.000 revoluciones por minuto cuando da lo mejor de sí. Para más inri, le gusta subir de vueltas y no desfallece ni siquiera llegando al corte. Tiene potencia de sobra para circular rápido en cualquier velocidad, es un motor muy utilizable que no te hará jugar demasiado con el selector de la caja de cambios.
Si te gusta apurar cada marcha y jugar con ellas, encontrarás un defecto. Aunque la palanca de cambios queda en una posición relativamente cercana y los enclavamientos son precisos, los recorridos del selector del cambios son algo largos, perdiendo carácter deportivo. Por su parte, las relaciones del cambio me parecen que ofrecen un gran equilibrio, ya que a pesar de ser algo largas, el motor puede con ellas con una facilidad pasmosa, ofreciendo buenas recuperaciones en cualquier circunstancia y marcha. La disposición de los pedales no es la idónea para la práctica de algunas técnicas deportivas, pero el pedal del embrague ofrece un tacto durito muy acorde con el modelo.
Una vez empezamos a serpentear entre las curvas más reviradas, nos damos cuenta del buen trabajo realizado en el apartado de las suspensiones. Para ser la variante más deportiva y radical del utilitario alemán quizás se quede algo corta, pero no sería justo desmerecer a este modelo en este apartado. Es bastante dura, pero a la vez confortable, permitiéndote usar el coche en el día a día, aunque cuando el asfalto está bastante roto se muestra algo seca pudiendo llegar a ser incómoda en algunas situaciones. En una conducción deportiva, mantiene a raya los movimientos de carrocería, pudiendo ver en algunas ocasiones como la rueda trasera interior se levanta en los virajes más cerrados.
El Volkswagen Polo R WRC se muestra bastante neutro, aunque cuando entramos algo pasado o no dosificamos bien el gas tiende a relucir su carácter subvirador, por mucho diferencial electrónico XDS que tenga. Por suerte, los frenos se muestran realmente potentes y el trabajo del diferencial no los fatiga en exceso, además tienen un buen tacto, siendo posible dosificar la frenada de una manera precisa. La trasera, por su parte, es muy estable y sigue al eje delantero sin rechistar, incluso en frenadas en apoyo, donde nos transmite bastante confianza.
No ocurre lo mismo con la dirección, ya que la fuerza del motor hace estragos en ella. Me explico. Posee un buen peso, es directa y precisa, pudiendo colocar el coche casi mentalmente. El verdadero problema, por llamarlo de algún modo, surge cuando en los tramos más revirados, incluso en rectas, aprovechamos las marchas más cortas. Es en ese momento, cuando el par direccional y un excesivo retroceso de la dirección nos restan confianza a la hora de abordar tramos a ritmos realmente altos. Este hecho se puede contrarrestar, simplemente tenemos que aprovechar la gran capacidad de recuperación, entrando en las curvas con la marcha siguiente. De este modo, podemos seguir llevando un ritmo endiablado.
Con respecto a los consumos, éstos me han sorprendido gratamente. En autovía circulando a velocidades legales podemos obtener medias inferiores a los 7 litros, mientras que en ciudad el ordenador de a bordo mostrará dos dígitos, debido en parte, a la ausencia de un sistema Stop/Start. El consumo cuando circulamos a ritmos vivos sube considerablemente. Durante nuestra prueba hemos llegado a marcar cifras de hasta 16 litros, pero qué importa eso cuando tienes una sonrisa dibujada en tu rostro.
Mañana terminaremos con la prueba del Volkswagen Polo R WRC. Hablaremos sobre el equipamiento y el precio, además de sacar nuestras conclusiones. No os vayais muy lejos, os esperamos.