Dejemos atrás la fría materia y profundicemos en el alma del Dacia Lodgy. Hasta ahora, el análisis sobre su diseño exterior e interior nos deja un sabor de boca agridulce. ¿Es el low-cost una elección acertada en el segmento del monovolumen? Para resolver éste y todos los demás interrogantes toca la parte que más me gusta…conducción.
Sin miedos ni complejos
Entre tanto, me pongo a pensar. Esta prueba no es una simple prueba, se respira un aire más hogareño. Al igual que un actor debe meterse en el papel, yo tengo que convertirme en ese posible cliente que piensa en adquirir un Dacia Lodgy. Y ese guarda unas características bien definidas: padres de mediana edad que necesitan un vehículo para viajar cómodos con toda la familia.
No demasiado caracterizado pero si creyéndome un genio de la interpretación, giro la sencilla llave, y arranco el motor. Aprovechando la música de fondo que produce sutilmente, os lo presento: debajo del capó comienza a “rugir” el TCe 1.2 de 115 CV. Mecánica heredada de Renault que compensa la baja cilindrada con el acoplamiento de turbo, inyección directa e intercooler. Una elección que de primeras no me parece la más acertada, pero en la que confío que logre hacer que me trague mis palabras.
Antes de poder recorrer los primeros kilómetros en autovía, toca lidiar con el caos que supone salir de una ciudad como Madrid en hora punta. Pero todo tiene su parte buena, gracias al asfixiante tráfico, comienzo a familiarizarme con el Dacia Lodgy. Por fuera parece más compacto de lo que es, y con su manejo ocurre lo mismo. Los cuatro metros y medio que mide son fáciles de gobernar y la dirección, asistida hidráulicamente, tiene un funcionamiento correcto.
Difícil de calificar
Nada más poner dirección Extremadura me doy cuenta que el viaje no comprenderá una bonita travesía. El viento de costado es intenso y no hace más que vapulear la cubierta del Lodgy con energía. En este apartado no rueda demasiado asentado: su voluminosa estructura juega en nuestra contra y nos hacer pisar con miedo. Además, la justa calificación que recibió en los test de Euroncap, con tres estrellas, alimenta más si cabe esa duda.
Es hora de hacer una pequeña parada para visitar la capital de la provincia pacense. La marca asegura que nuestro vehículo no pide más de 6 litros de media cada 100 km en condiciones normales. Hasta ahora, el ordenador de abordo marca 7.2 l/100 km, números que reflejan que el Dacia Lodgy no traga demasiado si tenemos en cuenta la virulencia con la que nos zarandeaba el aire y la velocidad media que hemos mantenido, 120 km/h. Prácticamente, en la totalidad del recorrido, hemos hecho uso del limitador de velocidad. Un sistema de correcto funcionamiento que inexplicablemente no acompaña al famoso “velocidad de crucero” y que se coloca en una posición prohibitiva.
Sonrisas y lágrimas
Este primer recorrido me ha servido para conocer historia. Estoy completamente seguro, que Cristóbal Colón utilizó un navegador similar al que incorpora nuestra unidad de prueba para llegar a Las Indias… y mirad dónde acabó. Ojalá se trate de un fallo aislado, porque os aseguro que con él no seríais capaces ni de llegar a Italia, y eso que dicen que todos los caminos llevan a Roma…
Bromas aparte, el Dacia Lodgy tiene otra oportunidad para encandilarme. La carretera nacional que me lleva hasta mi localidad, Llerena, es una de las más transitadas de la comunidad, y aquí, el TCe de 115 CV, me demostrará de qué es capaz. Por el momento, es hora de reducir velocidad y pisar el acelerador. Me gusta la alegría con la que responde este propulsor. Lo más destacado de este apartado, es que consigue hacerlo incluso en las posiciones más bajas del cuentarrevoluciones. Una “alegría” que se confirma si observamos el tiempo en el que consigue recuperar: 14 segundos en pasar de 80-120 km/h en quinta marcha.
Una de cal, y otra de arena. Así me siento con este Dacia Lodgy. A pesar de ello, no puedo negarte que los apartados donde cojea el vehículo me los esperaba, no olvides que flotamos en este universo low-cost. Aún así, he de decir que el resto, está consiguiendo sacarme una sonrisa. ¿Uno de los mayores culpables de este gesto tan amigable? La suspensión. Su gen monovolumen le hace balancearse lo justo, el tarado es capaz de controlar la cubierta sin hacernos tambalear demasiado. Y es que a pesar de ser creado para el confort de sus ocupantes, objetivo que cumple, me esperaba unos muelles más “blanditos”.
Atractivamente funcional y… ¿peligroso?
Por otro lado, otro motivo para sonreír sin reparo, es darte cuenta que tu amigo de cuatro ruedas, no es un vampiro. Tras abandonar de nuevo la carretera, y controlando el pedal al límite legal, 100 km/h, el Dacia Lodgy se ha conformado con 6.3 l/100 km. Por supuesto, no cantes victoria. Esta cifra aumenta sin remedio cuando cometes la imprudencia de callejear sin mesura… y sin Start-Stop. El cuadro de instrumentos ahora refleja 8 l/100 km. Pese a que no lo parezcan, son cotas muy contenidas para un vehículo de esta clase.
Si alguna vez decides recoger la «sillita del bebé» y atreverte a hacer un poco el gamberro, es decir, practicar una conducción más deportiva, puedes contar con la ayuda a la conducción que proporciona el ESP, un sistema que está de estreno en la marca. Mi consejo es que no intentes descubrir sus límites, razones me sobran. Por ponerte un ejemplo, si te atreves a rebasar un badén típico de los que invaden cualquier localidad -en algunos de ellos se podría practicar escalada- sin delicadeces, podrás escuchar una sinfonía de crujidos y sonidos extraños que no tienen nada que envidiar al grupo Mayumaná.
En general, y colocando otro punto y aparte a esta prueba, al propulsor que impulsa las ruedas delanteras se le pueden encontrar pocas pegas. No empujará como un Mercedes G AMG, pero bastan sus 115 CV y 190 Nm para darte algún que otro placer. La entrega de potencia tiene pequeñas lagunas, y no llega a ser lo lineal que debería. Pequeños detalles de puesta a punto que no conseguirán amargarte el viaje con la familia. Otra razón por la que suspirar aliviados es por el comportamiento de la caja de cambios de cinco velocidades. Me gustó la del Renault Clio que probamos no hace demasiado y lógicamente, opino igual de ésta.
Datos, datos y datos… la CPU ya ha recibido suficientes ¿verdad? Hagamos lo propio y hablemos de conclusiones mañana, en la última parte de la prueba del Dacia Lodgy.
Más información – Prueba Dacia Lodgy 1.2 TCe 115 Laureate, diseño exterior e interior