Prueba Mercedes SLK 350 BlueEFFICIENCY (Parte I)

SLK 350

Hace un par de semanas tuve la suerte de recorrer más de 400 kilómetros con uno de los mejores Mercedes que actualmente componen la gama de la marca alemana. Se trata de la tercera generación del  Mercedes-Benz SLK 350, un roadster biplaza de techo duro retráctil y tracción trasera. ¿Se puede pedir algo más?

Tenía la intención de presentaros una toma de contacto, pero esta semana he vuelto a tener la oportunidad de rodar con el SLK 350 unos cuantos kilómetros más, para ser más exactos 521 kilómetros. En total han sido cerca de 1.000 kilómetros, por todo tipo de vías, los que he recorrido con este formidable roadster y creo que puedo sacar alguna que otra conclusión sobre él.

Como sabréis, y si no lo sabéis os lo cuento yo, el Mercedes SLK 350 monta en posición delantera un motor de gasolina con cerca de 3.500 centímetros cúbico en configuración V6. Nada de turbos, es atmosférico, rinde una potencia máxima de 306 CV a 6.500 vueltas y un par máximo de 370 Nm entre las 3.500 y 5.250 Rpm.

SLK 350

Es una auténtica maravilla, tiene un empuje lineal, constante y sobre todo contundente. Además Mercedes me ha demostrado que se pueden hacer motores atmosféricos y potentes con un consumo muy contenido. Ya lo veremos más adelante.

Toda la “ganadería” es transmitida a las ruedas posteriores de dimensiones 245/40 R17 mediante una caja de cambios automática de siete velocidades denominada 7 G-Tronic Plus. Ésta es una caja de cambio automática de convertidor de par y ofrece distintos modos de conducción: E (Economy), S (Sport) y M (Manual).

En esta tercera generación, el cambio manual de seis velocidades no se puede equipar al SLK 350. ¿Esto es un punto negativo? Pues realmente no se qué contestar aquí. Los aficionados más puristas dirán que sí, que se pierde maniobras como el punta tacón y no sólo eso, sino también cierto control sobre el vehículo. Más adelante os comentaré que me ha parecido a mí.

Diseño exterior

SLK 350

Llego sobre las 11 de la mañana al punto de encuentro y el Mercedes SLK 350 BlueEfficiency ya me estaba esperando fuera del garaje. Con el buen día que hacía, cielo despejado y el sol en todo lo alto, el exterior del SLK lucia impresionante. La verdad es que le sienta bien el color Gris Plata.

Se trata de un coche con unas dimensiones muy compactas. Con respecto a la anterior generación ha crecido unos cuantos centímetros, ya sea a lo largo, a lo ancho y a lo alto. Y gracias a estas nuevas dimensiones se ha conseguido un interior muy habitable como ya veremos más adelante.

La batalla permanece intacta, 2 metros 43 centímetros, pero los anchos de vías han crecido, haciendo de este SLK un coche todavía más estable y efectivo en el paso por curva. Pero podemos decir, que las proporciones de este SLK permanecen casi inalteradas.

Quizás el frontal es la parte más renovada con respecto a la anterior generación. Ésta recuerda fuertemente al Mercedes SLS AMG y es menos puntiaguda que anteriormente. En ella encontramos una parrilla de grandes dimensiones acompañada por unos grupos ópticos de considerable tamaño que recuerdan al de otros modelos de la gama mercedes, sin ir más lejos, su hermano mayor el SL.

SLK 350

En la vista de perfil, llama poderosamente la atención las branquias situadas justo detrás de las aletas delanteras. Presentan un gran tamaño y su recorrido se extiende por las puertas hasta marcar la línea de cintura del SLK.

Es casi imperceptible el aumento de unos cuantos milímetros en la altura del coche, aunque si queremos ver más bajo a este precioso roadster, podremos equipar el tren de rodaje deportivo, eso sí, sacando la cartera a pasear.

En la zaga del vehículo percibimos mucho musculo. Encontramos unos grupos ópticos de nuevo diseño, una doble salida de escape de forma rectangular y la silueta del portón del maletero parece hacer la función de alerón. Además unos pequeños aletines situados por detrás de los pasos de rueda, hacen parecer más ancho al Mercedes SLK.

Interior del SLK 350

SLK 350

Mi gran amigo Antonio me ofrece las llaves de su nuevo e impoluto Mercedes Benz SLK 350. Tan sólo tiene 2.200 kilómetros y yo voy a tener la oportunidad de rodar con el cerca de 1.000 kilómetros. Soy un afortunado.

Pulso el botón del mando y abro el coche. Como en todo buen cupe la ventanilla baja unos cuantos centímetros para poder abrir la puerta. Me dejo caer en los preciosos asientos deportivos con cuero rojo, que por cierto recogen muy bien.

Al principio me siento muy incómodo, normal el coche está reglado a sus medidas y yo soy un poco más alto y voluptuoso. Lo primero que tengo que hacer es llevar el asiento un poco más adelante, para que al bajar la altura del asiento el respaldo no choque con la parte trasera.

Una vez hecho esto me dispongo a bajar al máximo el asiento. Me gusta ir bajito y con las piernas estiradas. La verdad es que tras unas cuantas maniobras con el asiento y el volante encuentro una posición de conducción perfecta.

Voy casi rozando el suelo, sentado justo delante del eje trasero y con el volante cerquita de mí. ¿Existe una posición mejor? Además me doy cuenta de una cosa importante, el habitáculo del Mercedes SLK 350 es muy habitable, bastante más amplio y confortable que el de la generación precedente.

SLK 350

Hay espacio de sobras para dos pasajeros  y una persona de estatura grande como yo, mido 1,87 cm, no tendrá problemas para acomodarse en el interior del Mercedes SLK. La pregunta es, ¿cómo lo han hecho si esta tercera generación del Mercedes SLK es sólo unos cuantos centímetros más grande? No lo sé, los chicos de Mercedes son unos genios, no cabe duda.

Como no podría ser de otra manera, los materiales son de una excelente calidad, lo que parece metal es metal y los ajustes de los mismos están a la altura del precio del coche, rozando los 70.000 euros gracias a los queridísimos extras.

El salpicadero presenta un diseño renovado, muy agradable tanto a la vista como al tacto y casi idéntico al del Mercedes SLS AMG. El centro está presidido por una pantalla LCD que hace la función de Navegador y está flanqueada por unos llamativos aireadores con forma de turbina. El volante es pequeñito y con el grosor perfecto, por lo menos para mis manos, y tras él se esconden unas pequeñas levas opcionales.

Tras colocar los espejos retrovisores, me dispongo a arrancar la bestia. La palanca está situada en la posición P y en el SLK no hay botón de arranque. Giro la llave y… un sonido grave inunda el habitáculo por unos cuantos segundos.


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