El Opel Moka 4×4 puede aventurarse fuera de la carretera… con moderación
Ya hemos analizado sobre el papel el interior y exterior del Opel Mokka. Es hora de arrancar el motor y empaparnos de sensaciones al volante. Como ya he ido adelantando, la dinámica del Mokka es muy interesante, acostumbrado a los nobles, seguros y sosos SUV que pueblan el mercado.
Nuestro Opel Mokka está equipado con el motor de gasolina 1.4 Turbo de 140 CV y 200Nm de par. Este motor es un viejo conocido, ya que lo hemos probado en el Opel Zafira Tourer, el Meriva y el Astra. De momento tampoco hay muchas más alternativas a elegir: un gasolina 1.6 de 116CV y un Diesel 1.7 CDTi de 131 CV.
El motor 1.4 Turbo mueve el Mokka con bastante soltura. Así como en el Zafira Tourer daba la impresión de ser más perezoso, con el Mokka hace un buen trabajo. Es suave, tiene buenos bajos, sube relativamente bien de vueltas y si se conduce suave tiene un consumo moderado. Como contrapartida, no tiene una buena estirada (subir mucho de vueltas el motor no sirve casi para nada) y si abusamos del acelerador los consumos se disparan. En conducción Off-Road exigente a baja velocidad tiende a calarse (supongo que por la baja cilindrada), aunque es evidente que el coche no está pensado para eso. La mejor zona de uso es entre 2.000 y 4.500 RPM.
Las cifras oficiales son 190 km/h de velocidad máxia y 9,9 segundos para completar el 0-100 km/h. La potencia máxima se obtiene entre 4.900 y 6.000 RPM.
Mueve bien el SUV y tiene un sonido bonito, pero no le pises mucho o el consumo vuela
Como ya adelanté al principio de la prueba, conducir el Opel Mokka es una experiencia muy estimulante. Es así por un sonido del motor bonito (aunque llega correctamente amortiguado) y sobre todo por un tacto de conducción asombrosamente deportivo. No he conducido versiones 4×2, así que no sé si esto es exclusivo de las versiones con tracción total.