El SsangYong Korando es el Ćŗltimo coche que ha pasado por nuestra sección de pruebas. Lo ha hecho asociado al nivel de acabado Sport GT, el segundo de la gama, y con el motor 2.0 gasolina de 149CV adaptado a GLP por Ferrosite, que recurre a equipos de autogĆ”s de BRC. Los coches son adaptados una vez en EspaƱa, no vienen con el equipo de gas de fĆ”brica, si bien conserva la garantĆa ofrecida por el importador.
Este SsangYong Korando es uno de los mĆŗltiples SUV de segmento C que podemos encontrar en el mercado a raĆz del Ć©xito del pionero, el Nissan Qashqai. Como viene siendo habitual en la marca coreana, destaca por ofrecer una buena relación precio-equipamiento, pero tambiĆ©n lo hace por sus virtudes, que iremos descubriendo a lo largo de los próximos dĆas. A modo de curiosidad Korando es un acrónimo de Korea can do. Actualmente, junto al Subaru XV, es el Ćŗnico SUV que ofrece una variante de GLP. En ambos casos Ferrosite es el encargado de la adaptación.
Esta es la tercera generación del Korando, y efectivamente, nada tiene que ver con la primera y la segunda mÔs allÔ del nombre comercial. El primer SsangYong Korando de 1983 era bÔsicamente un Jeep CJ-7 fabricado bajo licencia. Le siguió el modelo de 1996, que se mantuvo en producción hasta 2006. No fue hasta 2010 cuando apareció la generación que ha pasado por nuestras manos, diseñada por Giugiaro y claramente orientada al mercado europeo.
Este Korando tiene un claro aspecto SUV, y adopta tecnologĆas nunca vistas en la marca como el chasis monocasco o el motor en disposición transversal. la suspensión es independiente a las cuatro ruedas. En cuanto a su diseƱo, que gusta al pĆŗblico en general, nos encontramos con una carrocerĆa realmente alta y mĆ”s grande lo que parece a un primer vistazo, y que mide 4,41 metros de longitud. Al principio impacta verlo aparcado detrĆ”s de una berlina y comprobar que el morro tiene la misma altura que el maletero del coche de delante.
Destaca la vista lateral por carecer de lunas de custodia en el pilar C, mientras que si lo miramos frontalmente encontramos una cara simpÔtica, formada por una gran parrilla cromada con los grupos ópticos a cada lado. En el paragolpes hay otra entrada de aire, que es acompañada por las antinieblas. En la parte trasera destacan las dos salidas de escape cromadas y el difusor, que aportan un toque deportivo al SsangYong Korando (en lo estético). Por fuera no hay nada que nos haga pensar que estamos ante un coche propulsado por gas licuado del petróleo, mÔs allÔ del anagrama ECO-GLV en el portón trasero.
Ya en el interior veremos que abundan los plĆ”sticos duros. Es un coche coreano de precio accesible, no nos olvidemos de ello. Se agradece el tapizado mullido en sĆmil de sĆmil de piel (sic) en los apoyabrazos de las puertas. Los plĆ”sticos tienen un buen tacto aunque se rallan con suma facilidad y presentan unos ajustes correctos, con una ausencia de grillos en esta unidad con 16.000 kilómetros, incluso despuĆ©s de someterlo a una sesión de baches. En cuanto a calidad percibida, por ejemplo, esta al mismo nivel o incluso por encima de modelos como el Qashqai o el Jeep Compass.
Es bastante tradicional en la disposición de los mandos. En la parte alta de la consola central estÔ ubicado el equipo multimedia con navegador, y a sus lados las tomas de aireación. Inmediatamente debajo encontramos un clÔsico reloj digital de coche asiÔtico, con modo 12h solamente y los botones de luces de emergencia, luneta térmica y, curiosamente, ordenador de abordo. La situación de este último es poco prÔctica pues requiere retirar una mano del volante si queremos ver algún dato concreto en la pantalla multifunción del tablero. MÔs abajo estÔn ubicados los mandos del aire acondicionado (el acabado Sport GT no tiene climatizador) que son tres ruletas bastante convencionales.
Tras la palanca de cambios encontramos dos posavasos, entre los cuales se ubica el botón para elegir si funcionar en gas o gasolina, y que a la vez hace de indicador de nivel de gas, con una precisión a la que podriamos aplicar el dicho de «dar palos de ciego». Es el único detalle que en el interior hace ver que no es un SsangYong Korando de gasolina normal del todo.
El conductor se encuentra enfrente suyo el volante multifunción (lógico) tras el cual hay un cuadro de relojes realmente simple, con dos esferas, una para el velocĆmetro y otra para el cuentavueltas. Entre ambas se ubica una pantalla multifunción LCD de alguna Ć©poca pasada, donde se nos muestran los kilómetros totales, dos parciales, la autonomĆa, el consumo medio y el instantĆ”neo. Tras el volante estĆ”n los mandos de luces y limpias en la posición tradicional. La palanca de los limpias tiene un botón redundante en su extremo, que echa agua a la luna al pulsarlo, igual que cuando empujas la palanca hacia adentro. Ese botón deberĆa ser el que controlaseĀ el ordenador de a bordo. A la izquierda, en la puerta, el conductor se encontrarĆ” con los mandos del elevalunas y de los espejos elĆ©ctricos. Sólo el elevalunas del conductor es automĆ”tico (y en bajada), minipunto en contra.
Si podemos decir que los materiales son el «punto débil» del habitÔculo, que lo son hasta que conocemos los precios, el punto fuerte es sin duda el espacio disponible, tanto para los pasajeros como para el maletero. Quien viaje en las plazas delanteras lo harÔ sin estrecheces, igual que en las traseras aunque tres adultos, como de costumbre no vayan a ir cómodos. Las plazas traseras gozan de espacio en todas sus cotas y se agradece un suelo totalmente plano, sin túnel central. El maletero por su parte tiene formas aprovechables y una buena capacidad. Bajo el suelo estÔ ubicado el depósito de GLP y unos pequeños huecos portaobjetos donde llevar el kit antipinchazos y diversas herramientas. La adaptación a gas no resta espacio útil de carga, salvo que queramos llevar con nosotros una rueda de repuesto, que habrÔ que alojar en algún sitio.
MaƱana serĆ” un dĆa gaseoso, pues podremos ver el buen funcionamiento del SsangYong Korando a GLP y a gasolina, asĆ como comprobar su comportamiento es distintos tipos de recorridos.
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Mi coche tambiƩn fue adaptado por Ferrosite con un equipo BRC para usar GLP.
La primera intervención fue tan desastrosa que tuvieron que desistalarla completamente y volver a montar la instalación de Autogas GLP entera (toma de llenado del GLP, deposito, conducciones, cableado, centralita, inyectores, conmutador-indicador interior. Todo).
Tan sólo 7.000 kilómetros despuĆ©s de empezar a usar el sistema de autogas GLP de la marca BRC montado por Ferrosite, el motor reventó sufriendo una averĆa irreparable que obligó a sustituirlo.
Entre una cosa y otra, mÔs de 7.000 euros me ha costado a mi el asunto de la instalación del sistema autogas GLP en mi coche, y Ferrosite se niega a reconocer su responsabilidad ni asumir ninguna consecuencia.
Hola Alejandro. Eres consciente de que conozco tu problema. Lo he hablado en varias ocasiones con distintas personas e incluso lo he comentado con algĆŗn representante de la marca.
Del mismo modo que el tuyo se rompió, no estando todavĆa demostrado el motivo, hay miles de coches circulando por el mundo con GLP y equipos de BRC, que es una marca de las mĆ”s empleadas. Ten en cuenta que aquĆ tambiĆ©n puede entrar en juego el instalador, mas que el GLP o el equipo.
Un saludo.