Las piezas que forman parte de los motores tienden a desgastarse y deformarse con el paso del tiempo, sea por el uso o el mal uso, causado más que nada por el rozamiento entre las piezas metálicas y al calor generado con la combustión.
Para poder devolver a cada pieza su disposición y rendimiento natural, se le realiza un rectificado completo a todo el motor, igualando las superficies de todos los componentes y buscando reducir posteriormente el rozamiento entre ellos.
En una rectificación, las primeras piezas a «restaurar» son los cilindros, cigüeñales, árboles de levas y asientos de válvulas, seguido de la rectificación de culatas, bloques y demás piezas que hacen de soporte a las otras.
El rectificado emplea una técnica mecanizada utilizando elementos abrasivos, similares a las fresas y tornos, que le brindan un terminado superficial fino y uniforme.
La máquina utilizada es, obviamente, la rectificadora, utilizada para el trabajo de las diferentes piezas del auto en su fabricación.