Volvo, Buick o BMW inician su propia guerra contra la política de Donald Trump

BMW X5 2018

Desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca como presidente de los Estados Unidos, muchas cosas han cambiado, y no siempre han sido para mejor. Uno de los frentes sobre los que está malmetiendo trabajando es en crear inestabilidad en el sector del automóvil mundial, pues la guerra comercial que ha iniciado contra antiguos socios comerciales de su país, es completamente absurda.

Fruto de esta surrealista situación, ha logrado algo que parecía imposible: poner a todo el sector del automóvil mundial en su contra. Las primeras empresas que protestaron ante sus tropelías fueron Volvo y Harley-Davidson, pero finalmente no han sido las únicas. Firmas asentadas en el sector, como BMW o la mismísima Buick están llevando a cabo movimientos estratégicos para evitar las consecuencias de las charadas del presidente americano.

Buick Envision 2016

De entrada, BMW ha decidido que incrementará la producción del SUV X5 en la factoría que tienen en Tailandia. Con esta maniobra quieren esquivar los aranceles que tienen que pagar los productos americanos para entrar en China, uno de los mercados más importantes del SUV bávaro. Volvo, que también es otra de las marcas afectadas, está considerando repatriar parte de la producción que tiene en sus factorías chinas a las suecas. Además, estarían barajando qué hacer con el nuevo S60, pues por ahora sólo se fabrica en Estados Unidos.

Con todo, la firma que mayor sorpresa ha dado es Buick. La segunda firma premium de General Motors fabrica en China el todo camino Envision. La razón para ello, es que en el país asiático comercializa al año más de 200 mil unidades, frente a las escasas 40 mil que factura en su país natal. Por ello, ha solicitado una exención de impuestos a su entrada en Estados Unidos desde China.

Por si la concesión de esta exención fuera denegada, General Motors ha activado un plan de emergencia para que la red comercial de Buick pueda asegurar su stock de Envision para seis meses. En todo caso, y a diferencia de BMW o Volvo, para la marca americana no es rentable el traslado de la producción de un continente a otro, ya que es un modelo al que no le queda una elevada vida comercial y por tanto, el coste tiraría por tierra su rentabilidad.

Habrá que ver cómo se desarrollan los acontecimientos, pero si las marcas abandonan paulatinamente la producción en Estados Unidos, su futuro estará muy comprometido. Por lo pronto, Trump está aprobando ayudas y subvenciones al sector agrícola de su nación, pero siendo prácticos, estas ayudas son «pan para hoy y hambre para mañana». Que la luz te ilumine Mr. Presidente».

Fuente – Automotive News


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