Prueba: Suzuki Splash 1.2 GLS (parte 2)

En el interior, y partiendo de la base de que se tiene una longitud muy limitada, el resultado es muy satisfactorio. El Splash tiene un espacio para ocupantes muy del estilo de la que gozan coches de 4 metros, pero con una longitud considerablemente menor (3.71m). Esto quiere decir que 4 adultos de estatura normal cabrán perfectamente en el coche, con mucho espacio para la cabeza, pero 5 estarán justos por estrecho, como por otra parte es habitual en coches pequeños. El espacio para las piernas es normal, aunque si el conductor echa la banqueta hacia atrás se puede quedar ligeramente justo. La gran ventaja sin embargo es la facilidad para entrar y salir del coche sin agacharse ni hacer particular esfuerzo. Esto hace que el “recadeo” y los trayectos cortos con varios ocupantes se hagan particularmente agradables.

La parte negativa se la lleva el maletero, que no es muy capaz, aunque tiene un doble fondo entre la moqueta y la rueda de repuesto que puede ser útil para guardar ciertos objetos de tamaño no muy voluminoso. Ahora bien, una de las grandes ventajas es que ante un objeto grande, con una única mano se puede tumbar el asiento trasero, y queda una superficie plana, con un volumen considerable. La verdadera practicidad se ve aquí, en esta semana tuve que cargar en una ocasión una bolsa de palos de golf, y con un solo gesto resolví el problema. Con mi coche habitual habría tenido que quitar el reposacabezas (en este no hay que quitarlo, se baja y no estorba), mover la banqueta y por último tumbar el respaldo, volviendo a dejar el reposacabezas en el maletero. Aparte de incómoda, toda la operación me llevaría un minuto, operación que aquí se salda con 3 segundos. Ni siquiera el cinturón estorba, pues tiene un soporte para ello.

Lo que es el puesto de conducción es bastante tipo monovolumen, con un asiento que aunque tiene regulación en altura, siempre queda en posición alta…o muy alta. El volante tiene regulación en altura, pero no en profundidad, y esto dificulta un poco el posicionarse, particularmente si se usa una posición de conducción bastante tendida como la mía. La palanca de cambios está situada en una posición alta, a menos de un palmo del volante, y resulta muy intuitiva de manejar, la mano se va a la palanca de manera natural, y el manejo es muy agradable. El pedalier tiene recorridos cortos y es suave, bueno para un coche de ciudad. Un detalle bueno que me agradó mucho fue el gran tamaño de los retrovisores, que permitían apenas dejar ángulos muertos, y lo que sumado a la buena visibilidad por el espejo central, deja una agradable sensación de dominio sobre el coche.

El coche viene bien equipado, con 4 airbag de serie, aunque los de cortina que equipaba nuestra unidad son opcionales. También es opcional es control de estabilidad, que funciona correctamente y es poco intrusivo. Como con todas las opciones de seguridad siempre recomiendo considerarlas, y en el caso del ESP me parece casi imprescindible. Aumentan un poco el precio del vehículo, pero creo que se debería instalar siempre. Su coste es de 465€, y 302€ por los airbag de cortina.

Aparte de eso, el coche tiene una radio que lee MP3 y WMA con 4 altavoces y una calidad decente de sonido, aunque sin entrada para fuentes externas. Además tiene unos botones en el volante para manejar la radio que en un coche de este precio es un detalle que se agradece y que es muy útil. El volante además esta recubierto en símil piel de agradable tacto y con unas protuberancias para apoyar las manos en la postura de las “10 y 10”. Por lo demás el equipamiento es muy estándar, con aire acondicionado de buen funcionamiento, elevalunas y retrovisores eléctricos en las ventanas delanteras (y también calefactables) y un práctico ordenador de abordo, con la única pega que para cambiar de función hay que atravesar la mano por el volante, ya que el botón está en la instrumentación. Cuenta con 2 parciales, consumo instantáneo y medio, y autonomía restante. La instrumentación consta en esta versión GLS de casi todo lo que es normal hoy día, con un gran velocímetro en el centro, y un cuentavueltas como periférico, cuentavueltas que es opcional en otras versiones. Lo único que eché en falta fue un termómetro de agua, que siempre es útil para cuidar el motor, sobre todo para coches que se usan en trayectos cortos. Aun así, lo que me gustó es que al mismo tiempo se ve siempre en la pantalla la hora y la temperatura exterior, además de lo que muestre el ordenador, con lo que no se suele echar en falta casi más información.

La calidad de acabado no es brillante, pero es honesta. Los ajustes si son muy buenos, pero los materiales utilizados no tanto. Proliferan los plásticos duros incluso en la parte alta de la puerta, y el plástico que recubre el salpicadero tiene un aspecto más agradable con un relieve curioso, pero el tacto sigue siendo duro. Aún así, normalmente la gente no va tocando los plásticos del coche, ¿verdad? Otro de los aspectos que suele destacar en los monovolumen es la cantidad de huecos de su interior para dejar objetos. En este caso no es tan así. Tiene una guantera de tamaño normal y una bandeja cubierta para dejar objetos en el salpicadero. Esta bandeja no está recubierta de goma, con lo que los objetos se mueven bastante. También en esta bandeja hay unos soportes para monedas y que de esta forma no se muevan. Por lo demás, aparte de unas bandejas laterales con sitio para botellas grandes y un cenicero que se puede retirar y dejar sitio para otra botella, no hay nada que lo aleje demasiado de un turismo, aunque tampoco se echa en falta mucho más. Como ya comente en la primera parte, el coche es muy práctico sobre todo en lo que respecta a los asientos tan fácilmente abatibles que sirven para cargar casi lo que sea en la amplia superficie lisa que se queda.

El sistema de ventilación consta de aire acondicionado de serie, que enfría bien, con un buen caudal de aire, y su uso no se nota de manera dramática en el rendimiento del vehículo. La calefacción calienta bien y calienta al poco tiempo de arrancarse el vehículo. Esto también indica que el motor, a pesar de la falta de termómetro, se calienta de manera relativamente rápida, como corresponde a su ciclo.

En conjunto, y a pesar de que el maletero no sea muy amplio, sacrificado para una mayor habitabilidad, el interior está bien resuelto y no tiene lagunas importantes. Tiene algunos toques de diseño que le hacen parecer desenfadado, aunque no es ni pretende acercarse al concepto de Mini y Fiat 500. Considerando además el precio, me parece que la relación precio producto, al menos por lo que respecta al interior, es favorable.

Prueba Suzuki Splash: Parte 1


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