Prueba BMW Serie 2 Coupé 220i y 220d, al volante

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Tras el análisis de diseño, gama de equipamiento y precios de ayer ha llegado el momento que todos esperábamos. Toca ver lo que nos deparará el nuevo BMW Serie 2 Coupé una vez a sus mandos. Durante algo menos de 200 kilómetros hemos tenido la oportunidad de probar el motor 220i gasolina de 184CV y cambio manual y el diésel 220d, también con 184CV pero esta vez con caja automática de ocho relaciones. Una gran caja automática, por cierto.

Comenzamos la ruta con el modelo de gasolina, que tiene un motor 2.0 gasolina sobrealimentado. En este caso se trata de la unidad que encabeza el artículo, equipada con paquete M y un equipamiento opcional muy escaso. La segunda opción es el 220d, en un acabado mucho más completo, equipado con la Línea Modern y en una combinación de colores preciosa, aunque deportiva.

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BMW 220i: con el refinamiento de un atmosférico

Al entrar en el habitáculo y sentarnos en los asientos, situados a baja altura se respira deportividad, el Pack M ofrece unos asientos con una excelente sujeción lateral. Al arrancar el motor veremos que se trata ante todo un modelo suave y refinado, con un buen aislamiento. Al cobrar vida el propulsor nos llama la atención la pequeña sacudida que da la palanca de cambios.

Cuando dirigimos la mano a la pequeña palanca forrada en cuero y con el logotipo M encontramos con que no está aislada ni es refinada, en el aspecto de que transmite algunas vibraciones ya sean en marcha o en parado, y eso siendo un modelo de gasolina. Este pequeño detalle a mejorar se nos olvida una vez jugueteamos con ella y comprobamos que los recorridos son cortos y precisos y que el accionamiento es durito. Por manías personales, no me gusta donde está ubicada la marcha atrás, junto a la primera y a la que se accede empujando con más fuerza hacia la izquierda des de la posición de punto muerto.

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En marcha comprobamos como el aislamiento del Serie 2 es extremadamente bueno. A ritmos estables la mecánica «desaparece» y el ruido aerodinámico es muy contenido, la mayor fuente de ruidos son los neumáticos Continental ContiSportContact5 en medida 225/45 R17. El motor será audible a altas revoluciones, pero no es molesto y tiene un sonido bonito.

En el aspecto prestacional, el bloque gasolina de 184CV nos dejó algo fríos.BMW ha hecho un gran trabajo, consiguiendo un motor turboalimentado realmente progresivo. Casi parece un atmosférico, un atmosférico muy lineal, lo que le resta sensación de velocidad a un modelo que en teoría tiene un enfoque deportivo. Da la sensación de que no corre mucho, pero luego las cifras son las que son y el 220i es capaz de alcanzar los 100 kilómetros por hora desde parado en 7,0 segundos, con una velocidad máxima de 235 kilómetros por hora.

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La caja de cambios con desarrollos tirando a largos tiene parte de la culpa de esa sensación de «poca potencia». El 220i manual ofrece 184CV de 5.000 a 6.250 revoluciones, y los 270Nm de par máximo están disponibles desde las 1.250 hasta las 4.500 vueltas.

El motor cumple la normativa Euro 6 y ofrece un consumo medio homologado de 6,1 litros. La unidad probada tenía pocos kilómetros y las condiciones de la prueba no son suficientes para emitir una valoración en este aspecto, pero circulando a ritmo normal los consumos oscilarán sobre los 6,5 litros, mientras que si decidimos que nos gusta conducir los 10 litros no son algo lejano. Son en cualquier caso cifras para no tener en cuenta hasta que lo probemos con más calma, pero es un modelo que promete, porque si BMW sabe hacer algo eso son motores parcos en consumos.

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En el apartado dinámico notamos que este BMW está algo falto de carácter, teniendo en cuenta como lo pinta la marca, ojo. La suspensión es firme y cómoda, aunque si BMW quiere vendernos deportividad, nosotros queremos una suspensión más deportiva. Como opción la hay, también una pilotada que permite distintos ajustes. Lo mismo sucede con la dirección, directa y precisa, pero tal vez demasiado blanda. BMW ofrece en el catálogo de extras direcciones de asistencia variable y de desmultiplicación variable. Puedes hacer del Serie 2 el coche definitivo, está claro, pero tiene un precio. Los frenos tienen buena mordida desde el principio del recorrido y no están excesivamente asistidos.

El control de tracción y estabilidad no tiene un tarado muy intrusivo, y en esta unidad ambos son totalmente desconectables. El Serie 2 es muy dócil y a pesar de las «fallas» tiene un buen comportamiento dinámico, haciendo gala de la propulsión y de una buena puesta a punto, pero quien busque un Serie 2 de gasolina con intención de divertirse, por el momento debería acudir al 228i de 245CV. Si se quiere, siempre queda la opción del M235i, un modelo M Performance que promete ser divertido como el que más.

BMW 220d: potencia eficiencia y confort

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Llegados al ecuador de la prueba es hora de cambiar de montura y de subirnos al BMW Serie 2 equipado con el motor diésel de 2.0 litros y 184CV asociado a cambio automático de ocho relaciones. Se trata de una motorización interesante, que ya pudimos probar a fondo en nuestra prueba del BMW 320d Touring con unos resultados muy satisfactorios. En esta ocasión el cambio automático no es el deportivo, y se aprecian las diferencias.

Nada más poner en marcha el vehículo se nota el ciclo diésel. Ya dijimos en la prueba del Serie 3 que era un motor algo ruidoso al ralentí y circulando a bajas velocidades, si bien cuando vamos a velocidades de crucero el sonido desaparece y disfrutamos un coche con gran reserva de potencia y consumos muy contenidos.

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Si el motor de gasolina nos pareció falto de carácter, eso aquí no ocurre. El motor diésel empuja con contundencia y se nota el extra de par, eso que una caja automática siempre aísla más las sensaciones. Y hablando del cambio, cabe decir que con ocho relaciones ayuda a mejorar el consumo y es un plus en confort muy a valorar. Es una caja que funciona francamente bien, es rápida, pero yo siempre optaría por el equipar el cambio automático deportivo.

Además de las levas tras el volante, con el cambio deportivo hay diferencias a nivel interno, lo que puede llegar a ofrecernos cambios de marchas mucho más rápidos aún. En la caja automática normal se siente más esa sensación de resbalamiento típica de las cajas de convertidor de par, mientras que la deportiva es para mi la caja automática perfecta, con una rapidez a la altura de los cambios de doble embrague.

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En cuanto a dinámica de conducción lo cierto es que no se aprecian grandes cambios con respecto al 220i, teniendo en cuenta además que fueron contactos relativamente breves. Si resultan evidentes los mejores andares del diésel, con mejores consumos, y la dirección se nota algo más pesada que en el modelo de gasolina.

Si entre los modelos probados tuviese que elegir uno visto lo visto optaría por el 220d, pero con cambio automático deportivo. Si valorásemos otros factores, y sin haberlo probado, me decantaría por un 228i también con cambio automático deportivo. Lo cierto es que el 220i, en cierto modo, no ha cumplido con mis expectativas, si bien para quien busque refinamiento es el motor perfecto, mucho más que cualquier diésel.


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