La historia de algunas marcas automovilísticas está llena de altibajos, grandes fracasos comerciales, hitos históricos de la automoción… Saab es una de esas marcas que podría presumir de haber vivido todo tipo de aventuras automovilísticas para subsistir, con anécdotas y modelos únicos, pero que sin embargo siempre, salvo en los últimos años de la mano de Opel, se mantuvo firme a su estilo tan personal y a su manera de entender el automovilismo, creando una polarización en la afición de medio mundo entre detractores de la marca y auténticos amantes de su estilo, diseño y prestaciones.
La base mecánica de Saab durante las tres últimas décadas fue bastante reducida en oferta, y centrada en unos pocos motores, cuyo mayor reconocimiento vino siempre de las mecánicas de cuatro cilindros sobrealimentados (sobre todo por su apabullante rendimiento). Aunque sus motores V6 ganaron igualmente a pulso una reputación de motores duros y fiables de la que sus actuales propietarios saben bien. Pero esta fama de «indestructibles» (recordemos que sus motores montan componentes como cigüeñal o pistones forjados) también quiso aprovecharla Saab para apuntarse unos cuantos récords superando en los años 1986 y 1996 sendos retos que pasaron al historial de la marca y que hoy traemos a Taller Virtual.
«The Long Run»: a por el récord de distancia recorrida a alta velocidad
A finales de 1986 Saab invitó a la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) a su factoría de Trollhattan, donde podían seleccionar tres vehículos al azar de su línea de fabricación, tres Saab 9000 2.0 Turbo. Una vez seleccionados, los coches fueron precintados para evitar cualquier modificación, y se enviaron a Talladega, en Alabama (EE.UU.). El 7 de Octubre dio comienzo el reto que pondría en valor la robustez y fiabilidad de los modelos de serie de la marca sueca.
Acelerador a fondo y turnos de conducción permanentes. Los coches se llevaban a la velocidad máxima posible, alrededor de los 220 kmh, y permanecían dando vueltas al circuito oval, deteniéndose exclusivamente para el reabastecimiento y el mantenimiento adecuado. Además del cambio de aceites y de bujías rutinarios, se realizaron pequeñas reparaciones que pudieran ser afrontadas sobre la marcha.
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Tan solo uno de los coches necesitó una reparación mayor, al detectarse que la bomba de gasolina había hecho vacío durante algunas vueltas previas a los repostajes, debido a la inclinación de la pista, dañándose las válvulas de escape de un cilindro. La solución pasó por cambiar la culata (transportada en el maletero de cada coche junto con un turbo y un juego de manguitos), y a partir del segundo día los repostajes se hicieron cada 45 vueltas, en lugar de las 50 iniciales.
Durante 20 días 31 pilotos se turnaron para conducir los tres Saab 9000 hasta alcanzar los 100.000 kilómetros (equivalentes a 2,5 vueltas alrededor de la tierra), de día y de noche con el motor a fondo. Cuando se completaron los 20 días de rodadura, habían establecido varios récords que perdurarían en la historia del automovilismo: al cruzar la barrera de los 80.000 kilómetros se batió el anterior récord en manos de Ford, y el 26 de Octubre se alcanzaron los 100.000 kilómetros, cifra que los tres Saab 9000 superaron, alcanzando 21 récords internacionales y dos mundiales de velocidad durante el proceso. Cada vehículo había rodado 23.500 vueltas a la pista, gastado un promedio de 36 juegos de neumáticos y consumido 27.000 litros de gasolina.
«Saab 900 Talladega Challenge», diez años después es el turno del Saab más pequeño
El nuevo reto conmemorativo de la proeza a alta velocidad que diez años antes habían logrado, llegaría esta vez a los mandos de nada menos que seis unidades de Saab 900, tres de ellos con la motorización 2.0 Turbo de 185 cv, dos 2.5 V6 de 170 cv y un 2.0i atmosférico de 130 cv, nuevamente todos sacados de la línea de producción directamente, elegidos por técnicos de la FIA, y con las únicas modificaciones posteriores de una jaula antivuelco y unos asientos especiales.
En esta ocasión sólo uno de los modelos Turbo sería llevado por conductores del «Dream Team» del equipo de alto rendimiento Saab, mientras que para el resto de vehículos conducirían periodistas de todo el mundo, cuyo requisito sería estar en posesión de una licencia federativa de competición por la FIA. Todos tuvieron la oportunidad de conducir en al menos dos variantes de los modelos, y muchos coincidieron en reconocer que las unidades mejor afinadas eran los de mecánica sobrealimentada, tanto por puesta a punto de suspensión como por respuesta del motor.
Al igual que durante la primera convocatoria, la salida tuvo inicio en esta ocasión el 24 de Octubre, y los coches fueron llevados a máxima velocidad desde el primer instante. Los mantenimientos durante estas etapas fueron los rutinarios, cambiando el aceite y las bujías cada 2.000 kilómetros, a excepción de un radiador roto al recibir el impacto de una piedra proyectada por otro coche. 11 récords antiguos fueron superados y 22 nuevos se alcanzaron, destacando el vehículo número 1, un Saab 2.0 Turbo SE, que llegó a superar los 25.000 kilómetros con una velocidad media de 226,450 km/h, 13 km/h más rápido que el 9000 Turbo del año 86.
Incluso el peor de los percances dio buena prensa a la marca, que pudo así vender su imagen de vehículos seguros al accidentarse uno de los coches. En medio de una fuerte tormenta eléctrica, a las 4:14 horas del 18 de octubre, un fuerte viento empujó al vehículo número 2, conducido por el empleado de Saab Herman Rundström, contra el muro de la pista. En el momento del impacto De Rundström aún circulaba a más de 140 km/h en su 900 2.0 Turbo cuando golpeó la barrera de hormigón casi de frente, girándose tras el primer impacto y golpeando también la parte trasera. Ambos airbag se desplegaron y el conductor pudo salir ileso del accidente. El evento y reloj temporizador se detuvieron durante tres horas debido al mal tiempo, para completar finalmente una nueva etapa épica en la historia de la automoción.
Sin duda, quedarán para el recuerdo de los amantes del motor estos carismáticos coches que siempre tuvieron ese «algo» tan especial en su peculiar carácter. Las unidades que alcanzaron estos récords se conservan en diversos museos, como muestra del potencial alcanzado en tiempos pretéritos. No cabe otro deseo que el de volver a ver a Saab batir nuevas metas en un futuro cercano, con coches tan personales como siempre hicieron.
Que gran post!
Muchos o casi todos los seguidores del motor apreciaban a Saab, una marca que trabajaba para hacer las cosas bien, pero un día llego GM (habría que analizar la razón) y se fue todo al garete con Opel s remarcados y motores Fiat, el que quiere un Saab quiere un Saab y no un mix generalista a precio de premium. Algunas como GM o Ford no aprendieron la lección y ha pasado lo que ha pasado con Saab y con Volvo.
Espero que poco a poco esta mitica marca remonte como lo está haciendo Volvo
Un saludo
Muchas gracias Íñigo:
Saab es una de esas marcas que no debe perder su identidad, y como tú comentas y yo comparto, cuando se unió a GM y pasó a ser un «Opel maquillado», dejó atrás lo mejor de sus orígenes: la fiabilidad, el carácter diferenciador y la calidad de realización.
Tengo la gran esperanza de que resurja, una vez más, pero con un objetivo bien definido y vehículos de calidad.
Un saludo y un abrazo.