30 años de tracción integral BMW, del 325iX al xDrive

BMW xDrive

Uno de los sistemas de tracción total más famosos del mercado es el llamado quattro de Audi. Gracias a un buen trabajo de marketing, todos os acordaréis del spot promocional de este sistema en la que aparece un modelo de la compañía subiendo una gran pendiente totalmente nevada, y por supuesto, a la eficacia del mismo sistema, quién no recuerda de la misma manera el gran reinado del Audi Sport Quattro S1, este sistema se ha ganado el prestigio y la admiración de todos. Pero no es la única tracción total que se vende en nuestro mercado y que goza tanto de atención por parte de los clientes como de experiencia en el mercado. BMW cumple igualmente con su tracción xDrive, un sistema que cuenta con una historia que pocos conocen y que realmente merece la pena conocer.

Una de cada tres unidades que se venden con el emblema de las aspas estampado en el frontal, monta este sistema. Aunque hasta llegar a nuestros días y disfrutar de esta aceptación, la tracción a las cuatro ruedas de BMW ha ido evolucionando durante nada menos que 30 años. En los últimos tiempos, este sistema ha venido apretando con fuerza, actualizando su funcionamiento para adaptarse a los avances tecnológicos como la llegada de los sistemas híbridos, o acoplarse a modelos que llevan la deportividad como filosofía o simplemente en su origen se mueven con tracción delantera y no la propulsión famosa de la marca. ¿Quieres saber cómo empezó todo? No dejes de leer.

La tracción total llega a BMW

BMW xDrive

Para encontrar el nacimiento de la tracción total en la marca bávara tenemos que mirar hacia atrás, concretamente a 1985. La compañía alemana aprovechaba el Salón del Automóvil de Frankfurt para presentar una de las novedades más importantes de su historia, el BMW 325i “Allrad”. Sí, el padre del BMW X5 es un Serie 3, y aquí está la prueba. Realmente, en este capítulo de la historia de BMW lo más importante no era el modelo en sí, sino lo que escondía bajo su piel, un sistema que repartía la fuerza del motor entre sus cuatro ruedas en una proporción de 37:63 por ciento.

Si el nombre no os suena demasiado quizás es porque no duró mucho, de BMW 325i “Allrad” pasó a llamarse oficialmente BMW 325iX, consonante añadida que hoy en día sigue acompañando a estas versiones. Fijaros que, en esta época, la clave de este sistema era el acoplamiento viscoso de la caja de transferencia y el diferencial trasero, una solución que venía a resolver el problema de la diferencia de velocidad en las ruedas y que permitía que el coche rodara de forma dinámica a la vez que traccionaba de manera efectiva.

La evolución

BMW xDrive

Tal y como ocurre con Audi y su quattro, la tracción total de BMW no se centró solo a un modelo, sino que fue poco a poco instalándose en el resto de la gama. Tras este 325iX llegó tres primaveras más tarde el 525iX, y traía un pan debajo del brazo. Nos referimos a las novedades que a esta versión del Serie 5 le acompañaban, cambios que venían a evolucionar el sistema de tracción. Un salto cualitativo con el que la marca colocaba su tracción total entre las mejores del mercado.

Y la evolución estaba protagonizada por la electrónica, como no. El 525iX introducía una distribución electrónica de la fuerza capaz de variar la entrega predeterminada de 36:64 entre ambos ejes a fin de encontrar la máxima tracción independientemente de la superficie que pisáramos. En un primer momento se recurrió a un embrague multidisco controlado de forma hidráulica, aunque más tarde se decidía modificar este sistema aplicando un frenado selectivo que se controlaba de la misma manera electrónicamente gracias a los sensores del ABS.

Y el 325iX se convirtió en X5

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En un primer momento podríamos imaginarnos que el nacimiento de la tracción total en la marca con sede en Múnich estaba íntimamente ligado a su familia»todoterreno» X, pero nada que ver. No fue hasta 1999 cuando la misma firma decidía introducir un modelo de esas características. Había pasado más de una década desde que BMW se atreviera a montar una tracción total en su Serie 3, más de diez de trabajos que encontraban justo al final del siglo XX uno de los capítulos más importantes en la historia de los alemanes, la llegada del BMW X5.

La pretensiones del primer X eran las de convertirse en la referencia del segmento gracias a la buena dinámica que le venía de familia combinada con una gran respuesta en terrenos complicados. El X5 quería ser tu mejor amigo, eficaz y rápido en carretera a la misma vez que duro y aventurero fuera de ella. En la siguiente evolución del sistema de tracción integral que introducía este modelo hablábamos de un reparto de la fuerza de 38:62 y la entrada en juego de sistemas como el DSC (Control Dinámico de Estabilidad) o el HDC (Control de Descenso en Pendientes) los cuales garantizaban esa buena dinámica tanto en superficies estables como más complicadas.

Un escalón más y la llegada a nuestros días con el xDrive

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Motivados por el rotundo éxito del BMW X5 la firma aprovechaba el impulso para lanzar el BMW X3, un modelo inspirado en el primer X pero en formato más compacto. Esto permitía, además de ampliar la familia X, llegar a más clientes gracias a unas medidas más reducidas y un precio más competitivo. El BMW X3 era único en su especie, un título que le acompañó algunos años más hasta que la competencia comenzó a responder. Con él llegaba el sistema xDrive, una evolución de la hasta entonces tracción total de BMW que desde el primer momento también montó el X5.

El xDrive, denominación actual para la tracción a la cuatro ruedas de BMW, llevó el concepto al siguiente escalón introduciendo la palabra «inteligente». Una de las claves que en el momento de su nacimiento lo destacaron por encima de otros sistemas y que hoy en día sigue aventajándolo es la capacidad de anteponerse al tiempo detectando riesgos de sobreviraje o subviraje en las primeras señales. Además el mismo sistema es capaz de corregir una situación de baja adherencia y, lógicamente peligrosa, redirigiendo el flujo de la fuerza de tracción.

Una extensa gama xDrive

BMW xDrive

En los siguientes años BMW ha venido introduciendo el sistema xDrive en el resto de sus modelos. Los primeros en montar este sistema fueron los Serie 3 y Serie 5, llegando más tarde en 2009 a la berlina de representación el BMW Serie 7. De la misma manera las versiones Convertible y Coupé de la Serie 6 han acogido este sistema desde 2012, algo que como no podría ser de otra manera han hecho también las tres alternativas del BMW Serie 4. Y esto no es todo, otros como el Serie 2 Active Tourer, originalmente de tracción delantera, tampoco han querido dejar de montar el xDrive, o el BMW i8, deportivo que se compone de un sistema híbrido en el que el motor de combustión mueve las ruedas traseras y el eléctrico las delanteras completando una tracción híbrida.

La llegada de modelos como el BMW X6, alternativas de tracción total que ponen la deportividad como una de sus razones de ser, han motivado que el sistema xDrive se haga cada vez más eficiente y dinámico. La fusión del sistema de tracción inteligente con el Control Dinámico de Rendimiento (DPC) llegó de la mano de este SUV deportivo y se mejoró con los BMW X5 M y X6 M, modelos sacados de la división deportiva de BMW que demuestran que la tracción total puede ponerte los pelos de punta tal y como lo hace la propulsión del resto de la gama M.

BMW xDrive

Los últimos avances de BMW y sus xDrive han llegado con el lanzamiento del BMW Serie 7. La berlina de representación de la casa alemana además de introducir grandes avances en materia tecnológica tanto en el interior como el exterior es pionero en combinar el sistema inteligente de tracción integral con la Dirección Activa Integral.


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