Las llantas (rines en algunos países de habla hispana) son el gran olvidado del lavado de nuestro vehículo. Admite que a menudo vemos coches recién lavados, impecables por fuera, pero que lucen un color marrón oxidado en las llantas, y es que estas, no pueden lavarse simplemente con un poco de agua y jabón.
Vamos a enseñarte cómo debes limpiar correctamente las llantas de tu coche para que luzcan como el primer día, eliminando fácilmente el ferodo, las manchas y el óxido.
Los preparativos
Es importante que nos lo tomemos con calma, no va a ser una tarea fácil la primera vez, vas a necesitar tiempo (más, cuanto más sucias estén), por eso te recomiendo que hagas un listado con los preparativos y los pasos que vas a seguir. Una vez que ya lo hayas hecho un par de veces, te saldrá sólo, como se suele decir.
Lo primero que vamos a necesitar es tener claro cuáles son las herramientas y productos que vamos a necesitar para lavar en profundidad (y de forma correcta) las llantas de nuestro coche, para mimarlo como se merece. Esto es todo lo que yo recomiendo tener a mano:
- Un limpiallantas de probada eficacia: En este caso, nosotros hemos usado Tire&Wheel Cleaner de Cleantle porque las llantas de este Cupra Formentor no están excesivamente sucias ni con ferodo adherido. Este es un limpiador biodegradable y libre de hidróxido de sodio. Sin embargo, en caso de que tus llantas cuenten con mucho ferodo adherido, va a ser necesario que previamente utilices un limpiallantas con descontaminante férrico, como ADBL Vampire Liquid, CarPro Iron X o Deiron Man de Cleantle.
- Un cepillo limpiallantas: Este te permitirá acceder a la garganta de la llanta con facilidad, sobre todo si tiene múltiples brazos y poco espacio. Sin embargo, podrás ahorrarte el cepillo limpiallantas si utilizas un buen guante de microfibra y la garganta de la llanta es accesible. Yo recomendaría WheelBrush de BestFiber, aunque te valdrá cualquiera de Amazon.
- Un guante de microfibra: Este guante te ayudará a limpiar sobre todo la cara exterior de la llanta, y también del neumático, ese gran olvidado. Os recomiendo que tenga una buena densidad de microfibra, como Whell Mitt de BestFiber, aunque tienes opciones buenísimas en Amazon a precios competitivos.
- Un cepillo de cerdas sensibles: Este lo vamos a utilizar para los recobecos, las hendiduras y los anagramas de las llantas. Importantísimo que sea de cerdas sensibles, muy blandas, así evitaremos arañar el lacado de las llantas. Yo utilizo Black Brush de Work Stuff, aunque las alternativas de Koala también son bastante buenas y muy económicas.
- Un espumador: El espumador lo vamos a utilizar para, una vez que hayamos realizado la primera limpieza de la suciedad adherida, proceder al lavado básico.
- Cualquier champú neutro para tu vehículo: Como bien sabéis, las llantas suelen tener lacados delicados, por lo que recomiendo utilizar champús neutros como Sèmper de Labocosmética.
- Dos cubos: Uno de agua limpia y otro de agua sucia (con elimina impurezas) para lavar las llantas a mano.
- Pistola de agua a presión o lavadero tradicional de coches.
Aquí me gustaría añadir que, a pesar de que esto es lo que yo utilizo, algunos de estos elementos como el espumador y el champú se pueden sustituir por la espuma del centro de lavado. Eso ya va a depender del ingenio y el presupuesto de cada uno de vosotros.
El proceso de lavado
Ahora vamos a comenzar con el proceso de lavado. Es importante que, antes de utilizar cualquier producto de limpieza, leas las instrucciones y las cumplas. Una vez tenemos claro este apartado, llega el momento de utilizar el descontaminante férrico en caso de que, efectivamente, lo necesites debido a la suciedad de tus llantas.
Toda vez que hemos seguido los pasos del descontaminante férrico, es el momento de utilizar el limpiallantas. Este lo vamos a aplicar directamente sobre la llanta y el neumático, sin miedo, en una cantidad abundante, y asegurándonos de que abarcamos toda la zona que posteriormente vayamos a limpiar. Dejaremos que actúe el tiempo necesario según las instrucciones del fabricante, y nos vamos preparando para la limpieza.
En primer lugar, yo recomiendo utilizar el cepillo de cerdas sensibles para empezar por las zonas de difícil acceso, ya que si lo dejamos para más adelante, la espuma y la suciedad diluida puede hacernos más difícil el trabajo. En este sentido, recomiendo pasarlo por los ángulos de los brazos de las llantas, los anagramas y las tuercas o embellecedores de la llanta, sin prisa pero sin pausa.
Acto seguido, con los dos cubos a mano y sin aclarar, vamos a proceder a mojar nuestro guante de microfibra (aunque también podéis utilizar paños o bayetas) en el cubo con champú (o sólo agua), para limpiar en profundidad nuestra llanta. En este punto, si es necesario, es donde usaremos también el cepillo limpiallantas. No olvides que el perfil de los neumáicos también merece su mimo, así que aprovecha para limpiarlo.
Una vez que hemos limpiado cada llanta, es importante que procedamos al aclarado a la mayor brevedad, esto nos ayudará a evitar posteriores marcas de cal, jabón o reacciones químicas con el lacado de las mismas.
Cuando hemos hecho esto con las cuatro llantas, es cuando pasamos al espumado, cubriremos la llanta y el neumático, así como el paso de rueda, de una espuma densa, que se llevará los pocos restos de suciedad que no hayamos limpiado con anterioridad.
Y por fin es cuando pasamos al aclarado final, con agua a presión, preferiblemente osmotizada, vamos a limpiar en profundidad la llanta, asegurándonos de que no dejamos ningún resto de suciedad, ferodo o jabón.
Por supuesto, como siempre decimos en Actualidad Motor, secar es tan importante como lavar, así que llega el momento de que procedamos al secado meticuloso de las llantas, lo que evitará indeseables marcas de cal que luego son bastante difíciles de quitar.
Y estos son todos los pasos que debes seguir para limpiar las llantas de tu coche con precisión, eliminando todas las marcas y permitiendo que luzcan como cuando lo sacaste del concesionario. Si tienes cualquier duda, aprovecha la caja de comentarios de este post, o del vídeo que hemos publicado en YouTube.