Hace ya casi dos décadas que se cerró una etapa con el último Mitsubishi Lancer Evo en los concesionarios. Un punto y aparte para una saga mítica y única que marcó a toda una generación. En su momento, el Mitsubishi Lancer Evolution X supuso un cambio de rumbo bajo el capó y en dimensiones, y desde entonces el modelo quedó en pausa pese a su aura de icono.
El peso de su historia no es menor. En los tramos mundiales dominó con Tommi Mäkinen y aún hoy su nombre resuena en Europa y en España, donde se siguieron viendo unidades en tierra durante años. Ahora, y en plena estrategia de alianzas dentro del Grupo Renault-Nissan, Mitsubishi no descarta recuperar el apellido Evolution si la tecnología y el mercado acompañan.
Un sueño que Mitsubishi aún no da por perdido…

Desde los mandos técnicos de la marca nipona se desliza que la idea de resucitar el Evo no está enterrada. Kaoru Sawase, uno de los ingenieros técnicos de referencia, ha reconocido que el Lancer Evolution sigue siendo un «sueño personal» y que disponen de soluciones para afrontarlo. Otra cosa es el cuándo y el cómo, porque aún hoy no existe un anuncio oficial ni un proyecto público en marcha. La dirección de viaje, eso sí, está clara. Los tiempos exigen electrificación. En palabras del propio equipo, el futuro de un Evo tendría que apoyarse en sistemas híbridos o enchufables, tanto por eficiencia como por rendimiento y control.
S-AWC y la base técnica actual…

El nombre de Sawase no es casual. Es el padre del Super All-Wheel Control (S-AWC), la tracción total de gestión dinámica que dio un salto cualitativo en el Evolution IV al introducir un diferencial con vectorización de par. Aquella solución cambió la forma de acelerar y girar del modelo en carretera y en rallyes.
Ese legado continúa en el Mitsubishi Outlander PHEV, donde el S-AWC sigue vivo y bien adaptado a la era eléctrica. Un esquema con un motor por eje permite un reparto de par instantáneo entre ruedas, más rápido que con un sistema puramente térmico, lo que encaja con un Evo orientado a la precisión y a la motricidad en cualquier superficie.
¿Cómo sería un Mitsubishi Lancer Evo del siglo XXI?

En el plano técnico, las pistas apuntan a una berlina (o derivado) con tracción total AWD y arquitectura híbrida enchufable. Mitsubishi ya dispone de un conjunto probado con motor de gasolina y dos propulsores eléctricos que, en su configuración actual, rinde en torno a 300 CV combinados; con una puesta a punto específica y el sello de Ralliart, esa base podría transformarse en un coche con carácter claramente deportivo.
El precio a pagar sería el adiós a algunos rasgos más puristas. Es probable que la caja manual y el bloque de combustión sin apoyo eléctrico no encajen en los objetivos presentes de emisiones y producto. El listón, por tanto, estaría en que se sienta como un coche de conductor: respuesta inmediata, control fino y un chasis que hable el mismo idioma que los Evo de siempre.
Nombres y movimientos de marca: Lancer, Ralliart y compañía…

En paralelo, la marca ha movido fichas en el registro de denominaciones en Estados Unidos: Lancer Sportback ha aparecido en los papeles, aunque las informaciones lo vinculan a un posible modelo eléctrico compartido con la Alianza, hasta el punto de señalar el Leaf de tercera generación como base con logotipo de los tres diamantes. Si fuera así, no sería el regreso directo del Evo, sino otra vía comercial bajo un nombre conocido.
También ha cobrado fuerza la idea de un Outlander Evolution, aprovechando el SUV más propio de la gama actual y recuperando el espíritu de aquel Montero Evolution de 1997 que nació como especial de homologación para el Dakar. En Europa, donde Mitsubishi ha reordenado su oferta con sinergias del Grupo Renault, un producto de altas prestaciones con sello Ralliart podría ayudar a reforzar imagen sin renunciar a la electrificación.
¿Competición a la vista? El espejo del WRC…

El Campeonato del Mundo de Rallies abrirá una nueva etapa reglamentaria en 2027, con homologaciones más flexibles sobre diferentes tipos de carrocería e incluso estructuras tubulares alrededor del bastidor de seguridad. Ese marco sería un buen escaparate tecnológico para el retorno de Mitsubishi a los tramos, pero la inversión necesaria es elevada y el propio WRC busca estabilizar su rumbo con un nuevo promotor. Mientras tanto, Toyota ha firmado seis de los últimos ocho títulos de marcas desde 2017.
El interés por un nuevo Evo que vuelva a las carreteras europeas y a los puertos de montaña españoles sigue muy vivo entre los aficionados, pero las certezas son escasas. Existe voluntad interna, hay tecnología disponible y la electrificación encaja con el ADN S-AWC; falta, por ahora, el compromiso formal final que transforme las piezas del puzle en un coche de serie con el apellido Evolution. Veremos…