El compromiso que tiene Elon Musk con el futuro de Tesla es envidiable y debería ser un ejemplo para todos los directivos que hay en el sector del automóvil (y otros, claro está). El directivo, creador y visionario sudafricano ha confirmado que hasta que la firma de vehículos eléctricos no alcance sus objetivos, no cobrará salario alguno, bonos o premios, por lo que todo el trabajo que realice lo hará de «gratis» hasta entonces.
Esta situación llega tras los problemas que está teniendo Tesla para cumplir con el programa de producción que había marcado para el nuevo Model 3. Por culpa de esta situación los inversores y las expectativas del mercado bursátil se han ido desinflando, pues la confianza en la marca ha disminuido paulatinamente. Con todo, la situación a final del pasado año fue de una pérdida operativa de más de 600 millones de dólares, por lo que se llevarán a cabo ajustes para paliar este problema.
El plan propuesto sobre la mesa es el siguiente. En la próxima década se ha lograr una capitalización bursátil de 650 mil millones de dólares y para ello los nuevos Model 3 y Model Y son esenciales. Estos diez años se subdividirán a su vez en doce periodos en los que Tesla tendrá que lograr una serie de objetivos económicos, siendo el primero de una capitalización de 100.000 millones de dólares y en cada periodo sucesivo de 50.000 millones.
La cara B de este severo plan de ajuste es lograr que Elon Musk se quede en la compañía al menos una década más. La razón que subyace es que el directivo podría involucrarse en otros proyectos empresariales y podría dejar aparcada Tesla, por lo que si el principal atractivo que tiene la compañía desaparece de la ecuación, el futuro de la marca quedaría en pendiente de un hilo.