Ayer os comentaba en este otro artículo que la marca del cavallino rampante había presentado de forma exclusiva y ante un grupo de potenciales clientes y coleccionistas dos nuevos modelos muy llamativos. Como recordaréis, responden a los nombres de Ferrari Monza SP1 y Ferrari Monza SP2.
Hoy, la compañía italiana nos muestra imágenes de gran calidad, todos los datos técnicos de ambos vehículos y multitud de informaciones al respecto. En primer lugar, nos confirman que se trata de dos vehículos diseñados teniendo muy presentes los modelos de competición de la marca de la década de los 50, habiendo sido creados bajo el programa “Icona”.
Concretamente, la firma italiana detalla que los diseñadores se han inspirado en los modelos de estilo barchetta de competición, como se conocía a los descapotables de la época en el país con forma de bota. Ferrari ha querido reinterpretar esa estética tan atractiva combinándola con las tecnologías de construcción y dinámica del presente. Su imagen es apasionante.
El Ferrari Monza SP1 es un vehículo de calle único, con un habitáculo muy angosto que solo permite viajar a una persona, el conductor. Las sensaciones al volante de un coche como este deben ser espectaculares. Gracias al uso de materiales ligeros y soluciones para ahorrar hasta el último gramo, su peso en seco es de 1.500 kilos.
Por su parte, el Ferrari Monza SP2 es una versión biplaza ligeramente más polivalente, pues además de un asiento para el acompañante. También cuenta con una pantalla protectora y una segunda barra antivuelco. El conductor podrá disfrutar junto a un acompañante de todas las sensaciones que debe llegar a transmitir un coche como este. En este caso, el peso es de 1.520 kilos.
Ayer decíamos que probablemente estos vehículos tomaran prestado el motor del Ferrari 812 Superfast, y así ha sido. Tanto el SP1 como el SP2 montan el propulsor V12 de 6.5 litros y admisión atmosférica que desarrolla 810 CV y 719 Nm. Aceleran de 0 a 100 en 2,9 segundos y de 0 a 200 en 7,9. Dice Ferrari la velocidad máxima supera los 300 km/h. Cuesta imaginarse las sensaciones que debe transmitir un coche así a tal velocidad.