Oldsmobile: Motores diésel tan grandes como poco fiables

oldsmobile-diesel-1

Siempre que pensamos en Estados Unidos, sobre todo volviendo la mirada hacia atrás, pensamos en grandes motores V6 y V8 (también en línea) de gasolina en vehículos de lo más variopinto. Ya podían ser pick-ups para trabajar duro en los ranchos sureños o utilitarios como el AMC Gremlin, un «utilitario» de 4,1 metros de largo que tenía hasta un motor V8 de 6.6 litros, siendo más habituales los seis cilindros en línea de unos «modestos» 3.300cc. Por supuesto entre medias había todo tipo de berlinas.

Sin duda hubo un acontecimiento que fue crucial para conseguir los primeros pasos en el cambio de mentalidad del «ande o no ande, caballo grande»: La crisis del petróleo de 1973. Los países productores de petróleo que formaban la OPEP  (Organización de Países Exportadores de Petróleo) se negaron a abastecer de crudo a las naciones que no apoyaron la guerra entre Israel con Siria y Egipto. Ahí la industria automovilística, sobre todo la estadounidense, le vio las orejas al lobo, y hubo un cambio de mentalidad drástico. A pesar de ello, hoy día siguen utilizando mecánicas «descomunales» para estos lares. Sigue leyendo para conocer los comienzos de la era diésel en E.E.U.U. y porqué les gustan tan poco.

Landscape

Colas en las gasolineras. Vía: WallOfRetro

Fue tal el colapso del mundo globalizado en la crisis del petróleo que el gobierno estadounidense fijó el límite máximo de velocidad en 90km/h para que los coches no gastasen tanto, además de limitar la compra de combustible en función de si la matrículaba terminaba en cifra par o impar a los días pares e impares respectivamente.  Además, se obligó a los fabricantes a hacer coches más ecológicos, por lo que fueron surgiendo modelos más pequeños y con motores más racionales durante los próximos años. En 1976 la situación se normalizó un poco, pero nuevamente, en 1979, llegó una segunda crisis del petróleo, que duró hasta 1981 a causa de la revolución iraní y la posterior guerra con Irak.

Las presiones del gobierno tras la primera crisis del petróleo pusieron a los ingenieros de General Motors a pensar en nuevos motores más eficientes y menos contaminantes, y coincidieron en desarrollar motores diésel, aprovechando que la regulación medioambiental era diferente a la de los gasolina y así incorporarlos a los modelos más grandes, que eran los que más gastaban. Marcas como Peugeot o Mercedes  ya habían experimentado por el entonces con estas mecánicas. A pesar de que iban a ser motores para todo el grupo GM, fue Oldsmobile quien se encargó del desarrollo.

oldsmobile-diesel-3

En 1978, justo antes de la segunda crisis llegó el primer motor diésel de Olsdmobile, el 350 (por pulgadas cúbicas) un 5.7 V8 atmosférico, como lo serían todos. Como inciso, un dato, el primer motor turbodiésel lo estrenó Mercedes en el W123. Este gigante motor V8 entregaba inicialmente 120CV a 3.600 rpm entre 1978 y 1979, y posteriormente, hasta el año 85, pasó a dar 105CV a 3.200 vueltas, debido a unas normas anticontaminación más estrictas.

El motor era de todo menos refinado, hacía mucho ruido, como un camión, y hacía de los grandes turismos americanos unos coches torpes, que en el peor de los casos, sobre el Cadillac Seville (recordad que los usó todo GM) hacía el 0-100 en 21 segundos. Eso sí, tenía una buena economía de combustible, similar a la de los motores gasolina más pequeños. Además, un vehículo equipado con el V8 diésel era en torno un 15% más caro que su homólogo de gasolina, mucho mas agradable de conducir y prestacional.

Fiabilidad nefasta la del 5.7 V8

Para agravar el problema de la falta de prestaciones, hicieron acto de presencia no pocos problemas de fiabilidad. El bloque diésel 5.7 se desarrolló tomando como partida el Rocket 350 5.7 de gasolina. El diseño era el mismo, aunque el bloque fue convenientemente reforzado para soportar los mayor esfuerzos y lo hicieron estupendamente durante toda su vida, aunque no podemos decir lo mismo de las culatas y el sistema de inyección.

Para ahorrar costos en la línea de montaje y no precisar de más utillajes, la culata, diferente a los de gasolina como es lógico, sí empleaba los mismos diez tornillos en calidad y cantidad. Claro, la relación de compresión del motor diésel era de 22.5%3


Síguenos en Google News