Aunque hoy los coches eléctricos están en todas partes, Jeep ya probó fortuna con la movilidad cero emisiones hace unas décadas. Y su evolución se refleja en el futuro eléctrico de Jeep. Su apuesta temprana fue el curioso DJ5-E Electruck, un vehículo experimental convertido en herramienta real de trabajo en plena crisis del petróleo, cuando reducir consumos y emisiones empezó a ser prioridad.
Lejos de los SUV eléctricos actuales, este Jeep eléctrico nació como vehículo de servicio urbano. Basado en el conocido Dispatcher DJ5 de tracción trasera, el DJ5-E Electruck se concibió para repartos cortos, bajo mantenimiento y uso intensivo, justo donde la autonomía limitada no era un problema. Te contamos esta curiosa historia que, a buen seguro, no conocías y que nos habla de lo avanzada que ha sido siempre Jeep.
Qué fue el Jeep DJ5-E Electruck: especificaciones y diseño…

El programa arrancó en el año 1974 y, tras meses de desarrollo, el Electruck se presentó a finales de 1975 como una de las primeras furgonetas eléctricas de reparto comercializadas en Estados Unidos. Su misión era clara: operar en ciudad con la menor huella posible en un contexto de restricciones energéticas. En lo técnico, el DJ5-E apostaba por la sencillez para ser fiable en el día a día. El conjunto eléctrico estaba pensado para recorridos urbanos, con componentes fácilmente atendibles por los servicios de flota, al igual que en el Compass 4xe.
- Motor eléctrico de 30 CV acoplado al eje trasero.
- Alimentación con dos baterías de plomo-ácido de 27 V, diseñadas para ciclos de carga frecuentes.
- Autonomía de 47 km considerando un margen de reserva del 20%.
- Velocidad máxima de 53 km/h, adecuada para cascos urbanos.
- Peso declarado de alrededor de 1.640 kg, condicionado por el conjunto de baterías y equipos auxiliares.
Si bien estas cifras hoy parecen modestas, en su día ofrecían una solución práctica para rutas cortas y repetitivas, típicas del reparto puerta a puerta en calles con denso tráfico.
Pruebas y despliegue: USPS, Canadá y NASA…

El Servicio Postal de Estados Unidos identificó enseguida el potencial del modelo para ciudades con altos niveles de contaminación y adquirió 352 unidades del DJ5-E Electruck. También se sumó la administración de correos canadiense con cinco coches, que mostraron buen desempeño incluso frente a inviernos exigentes.
Además del uso operativo, la NASA llegó a evaluar el Electruck para comprobar el rendimiento de su tren motriz y baterías en escenarios de servicio especializado. Estas pruebas reforzaron la idea de que la electrificación podía ser útil allí donde el recorrido es predecible y la velocidad, secundaria.
Limitaciones conocidas y final de servicio…

No todo fueron ventajas. El incremento de masa por el sistema de baterías y equipos anexos penalizaba eficiencia y capacidad de carga frente a equivalentes de combustión. También se documentaron problemas de batería. Varias fuentes apuntan a que las baterías tendían a degradarse a partir de unos 300 ciclos de carga, lo que encarecía el mantenimiento. Aun así, la flota funcionó durante años. Los Electruck del gobierno estadounidense permanecieron en servicio hasta 1983, cumpliendo con solvencia su papel de lanzadera urbana en un periodo de transición tecnológica.
Un precedente que encaja con las ciudades europeas de la actualidad…

Vistas con ojos de hoy, sus características lo habrían situado como un utilitario de reparto de última milla, como el Jeep Avenger. Su planteamiento encaja con zonas de bajas emisiones y cascos históricos típicos de muchas urbes españolas y europeas, donde los trayectos son cortos, la velocidad contenida y el ruido una preocupación añadida. Más allá de los números, el DJ5-E Electruck demostró el uso real de un eléctrico en flotas institucionales décadas antes del impulso regulatorio actual.
Su huella es la de un prototipo con funciones de calle que anticipó el papel de los BEV en servicios urbanos. De aquel Jeep silencioso y práctico queda una lección clara: cuando la misión es concreta y el entorno está bien definido, la electrificación aporta ventajas en costes operativos, emisiones locales y confort urbano, razones por las que su historia vuelve a cobrar sentido en Europa.
Fuente – Jeep
Imágenes | Jeep