No hace falta ser ningún cerebrito para darnos cuenta de que la tecnología evoluciona a un ritmo bestial. Siempre se ha dicho que los avances tecnológicos son buenos, pero hay que saber usarlos y tampoco abusar de ellos. El primer tema que a todos nos viene a la cabeza es la informática, pero aquí nos gusta hablar de coches. En los últimos meses me he preguntado en varias ocasiones si es necesario contar con tantas y tan grandes pantallas en nuestros salpicaderos. ¿Tú qué crees?
Todas las marcas están esforzándose en crear salpicaderos donde la gran mayoría de mandos se concentren en una pantalla táctil con la excusa de ofrecer un mejor orden en cuanto a menús, así como salpicaderos más fluidos y más elaborados en materia de diseño y, sobre todo, con muy pocos botones físicos. Llevo años probando coches de todo tipo y, respecto a este tema de sustituir mandos físicos y botones por pantallas, mi opinión es que no vamos en la dirección correcta. En las siguientes líneas te voy a explicar los porqués de esta opinión.
Un botón para cada función, pero con las funciones elementales
Antiguamente así eran los salpicaderos de nuestros coches. Aquí el interior de un Seat 124.
Hace un par de décadas los coches no contaban con lo que hoy denominamos infoentretenimiento (o infotainment, si queremos hacernos los finos). Teníamos un cuadro de instrumentos con las informaciones necesarias, es decir, velocímetro, cuentarrevoluciones (y no en todos los casos), nivel de combustible, temperatura del sistema refrigerante del motor, cuentakilómetros y cuentakilómetros parcial. Lógicamente, también todos los testigos luminosos del coche. En algunos casos, además, podíamos ver el consumo actual y medio de combustible.
Mientras tanto, en el salpicadero había una pequeña pantalla donde, por norma general, encontrábamos la fecha, la hora, la emisora de radio sintonizada en ese momento o el número de la pista del CD, si es que nuestro coche ya contaba con reproductor de CD. Para gestionar la radio teníamos cinco o seis botones para las emisoras memorizadas, ruleta de volumen, cambio de frecuencia manual y salto de pista (siguiente canción) y algún ajuste más; pero todo muy básico y simple. Y esto era en modelos de finales de los 90.
Más abajo, normalmente en la parte baja de la consola central, se ubicaban los mandos para el sistema de climatización. Los coches más comunes tenían aire acondicionado manual, por lo que, por norma general, existían tres ruletas: una ruleta nos servía para regular la velocidad de soplado del ventilador interior, otra para las trampillas de aire frío y caliente y una tercera ruleta para seleccionar por dónde queríamos que saliera el aire (media altura, luneta, pies…). Con otros botones activábamos o desactivábamos el compresor de aire acondicionado, la recirculación de aire y la luneta térmica trasera.
Interior de un Fiat Punto de finales de los 90
Las redes multiplexadas: Comunicación interna absoluta
Poco a poco los coches empezaban a cargarse de tecnología aunque nuestros ojos no lo apreciaran. Las redes multiplexadas de nuestros coches permitían a las centralitas ser cada vez más inteligentes y rápidas a la hora de actuar. Todos los sistemas del coche se comunicaban entre sí y compartían sus informaciones. Temperaturas de sistemas de motor, si el aire acondicionado estaba activo, marcha engranada, posición del acelerador, ángulo de giro del volante… Todo lo que te puedas imaginar.
La introducción de esta tecnología fue un gran avance en seguridad, en confort e incluso en materia de eficiencia. Por ejemplo, las cajas de cambios automáticas o doble embrague, gracias a todos estos datos, también mejoraron notablemente su calidad de funcionamiento, pues empezaban a saber en cada momento muchos más datos que la simple demanda de aceleración y la velocidad del coche.
Tecnología visible y palpable
Viendo el éxito de los smartphone, de las tablet e incluso de los relojes de muñeca multifuncionales y conectados, los fabricantes se dieron cuenta de que las pantallas y la conectividad podían ser un gran reclamo. No dejarían pasar esa oportunidad y todos se pusieron manos a la obra.
Pantallas en el centro del salpicadero que aunque en un principio tenían como principal función mostrar el navegador, poco a poco fueron incorporando más y más sistemas. En un principio, normalmente, teníamos unos botones físicos alrededor de la pantalla para llegar a los menús principales como navegación, radio, teléfono, etc. Más tarde, y en muchos casos, estos botones también fueron eliminados.
Aunque no fuera algo necesario para nada en un coche, estas pantallitas llaman nuestra atención y queremos una. Porque sí, porque nos gusta aparentar y porque íbamos a fardar de lo lindo cuando enseñáramos nuestro coche nuevo a nuestro cuñado o al vecino de turno. Créeme, esto es una realidad. Y de ahí al “culo veo, culo quiero” porque si el coche de mi vecino tiene pantalla, el que yo me compre tiene que tener una pantalla igual de grande o, si puede ser, algo mayor.
Las pantallas centrales cada vez iban teniendo más importancia. Además del navegador o el equipo de sonido, podíamos empezar a gestionar distintas funciones del vehículo, consultar datos como eficiencia de nuestra conducción, ajustar iluminaciones interiores, datos sobre el comportamiento del vehículo y mil y una historias más.
El grupo PSA, con Citroën y Peugeot, cometió el que para mí es un gravísimo error: integral el manejo del climatizador en la pantalla táctil central. Para subir un grado la temperatura debemos desviar obligatoriamente la vista de la carretera y pulsar tres veces la pantalla. Audi también lo está haciendo ahora en modelos como los nuevos A8 o A6. Todo ello, mientras que por otro lado avanzan en sistemas de seguridad activa como el mantenimiento de carril o el control de crucero adaptativo. Bastante contraproducente, ¿no crees?
Mientras tanto, en los cuadros de instrumentos también iban apareciendo unas pequeñas pantallas con datos relevantes, en la mayoría de casos, sobre el viaje. Varios cuentakilómetros parciales y sus respectivos consumos medios, velocidades medias, tiempos de viajes, autonomía de combustible… pero también información sobre la radio o la carpeta y pista del USB (entre tanto dimos el salto del reproductor de CD al USB), llamadas telefónicas, etc…
Apuesta 100 % digital
Entre las marcas “accesibles”, llegó Audi y presentó el famoso Audi Virtual Cockpit. Un cuadro de instrumentos totalmente digitalizado y de muy alta calidad que, por fortuna, se maneja de forma sencilla desde el volante con sus botones. Su visibilidad es muy buena, como también su fluidez y control, así como la configuración de las informaciones que queremos que nos muestre. Sin embargo, también puede llegar a despistar y además, para personas mayores y/o poco amigas de la alta tecnología, requiere de cierto tiempo de adaptación.
Este sistema de Audi se ha ido extendiendo por el resto de marcas del Grupo Volkswagen. El primero fuera de Audi fue el Volkswagen Passat, y ahora incluso lo podemos encontrar en un Seat Ibiza. A nivel visual queda muy llamativo, pero dudo de que realmente sea tan necesario como el mercado quiere hacernos ver. Un momento. ¿Es el mercado quien quiere que lo compremos o somos nosotros mismos quienes, con nuestras demandas, queremos que el mercado cada vez nos lo ofrezca más?
Ventajas e inconvenientes de la digitalización en nuestros salpicaderos
Es cierto que para los fabricantes de vehículos es mucho más fácil llegar a un cliente si pueden ofrecer un interior de apariencia muy tecnológica porque, como decía más arriba, la mayoría de los vehículos lo ofrecen y es algo que está a la orden del día. El hecho de que nuestro coche también cuente con ello nos hace pensar que tenemos un coche mejor, de mayor calidad. Si no lo tiene podemos tener la sensación de estar comprando un coche que pronto quedará anticuado y que no es de lo mejor en cuanto a equipamiento.
La ventaja principal de esta completa digitalización es la apariencia, y la segunda es que las indicaciones del navegador se ven muy bien y son fáciles de interpretar, así como la proyección de la cámara de marcha atrás que nos ayuda mucho a estacionar. Pero no busques mucho más allá, porque si lo manipulas mientras conduces pierdes la concentración en o realmente importante -la carretera- durante unos instantes. Recuerda que a una velocidad de 120 km/h se recorren 33,3 metros cada segundo. Sin que te des cuenta, habrás recorrido más de 100 metros manipulando todos estos sistemas digitales y sin prestar atención a la conducción.
Por otro lado, ¿de verdad es tan necesario que un coche nos pueda leer las noticias del día, bien sean deportivas, políticas o económicas? ¿Es necesario que el coche nos lea los whatsapp recibidos mientras conducimos? ¿Necesitamos que el coche nos diga qué temperatura hará mañana en cualquier ciudad del planeta? Porque de esto también hay para dar y tomar…
Conclusiones
Pantallas de la consola central del Audi A6. El ajuste del climatizador se realiza mediante la pantalla táctil inferior.
Aunque estéticamente quede “muy chulo” tener un salpicadero bastante digitalizado, con dos o incluso tres pantallas de gran tamaño, recuerda que antes nada nos distraía tanto como lo hacen estos sistemas y que realmente tampoco aporta tantas ventajas como pudiéramos pensar.
Todas las marcas han hecho muchos esfuerzos en mejorar la seguridad de sus productos y en que estos puedan llegar a perdonar errores del conductor gracias a los ABS, ESP y, por supuesto, a los últimos avances como la frenada de emergencia automática o al sensor de presencia en ángulo muerto. Sin embargo, hace muy poco tiempo nos centrábamos en conducir, y punto.
Incluso no siempre tienen una gran estructura, lo que despista aún más.
¿Vamos por el buen camino? Mi opinión es que en buena parte sí, gracias a todos los nuevos asistentes, pero también hay una gran parte en que no. Los humanos nos acostumbramos fácilmente a que nos ayuden y el problema es que nos acomodamos y restamos importancia a cosas fundamentales. Con esto me refiero a que muchos de nosotros sabemos -siguiendo con el tema de las pantallas- las pulgadas de la pantalla táctil central de nuestro coche y todas sus funciones, pero desconocemos algo tan básico como el número de airbags que intentarán salvar nuestra vida en caso de accidente.