En los últimos meses, BYD se ha visto obligada a cambiar de marcha en sus fábricas chinas. El fabricante de vehículos eléctricos más grande del mundo ha reducido de forma significativa el ritmo de producción en varias de sus plantas, además de posponer la ampliación prevista de líneas productivas. La decisión responde al creciente stock en los concesionarios y al estancamiento de las ventas, incluso tras adoptar importantes descuentos para intentar incentivar la demanda en el saturado y competitivo mercado local.
Fuentes conocedoras de la situación confirman que se han cancelado turnos nocturnos y la producción se ha recortado al menos un tercio en ciertas instalaciones. Estas prácticas, aplicadas ya en al menos cuatro fábricas del gigante automovilístico, habían pasado desapercibidas hasta ahora y muestran un giro relevante respecto a la inercia de expansión y crecimiento agresivo que BYD había mantenido tras superar a Tesla como líder global en el segmento eléctrico.
Un contexto de inventarios altos y presión en la rentabilidad
El impacto de la ralentización se percibe en distintos ámbitos. Los concesionarios de la marca afrontan niveles de inventario superiores a la media del mercado, llegando a mantener coches en stock durante una media de 3,2 meses, mientras que el conjunto del sector ronda apenas el mes y medio. Como consecuencia, los responsables de ventas y la Cámara de Concesionarios han instado a BYD y a otros fabricantes a revisar sus objetivos de producción, adaptándolos a la realidad de la demanda y evitando acumular vehículos que no encuentran comprador con la rapidez habitual.
Los propios datos de la Asociación China de Fabricantes de Automóviles reflejan que el crecimiento interanual en la producción de BYD cayó abruptamente a un 13% en abril y solo un 0,2% en mayo. Se trata de las cifras menos dinámicas desde el parón puntual de febrero de 2024, cuando el festivo del Año Nuevo Lunar afectó al sector. La producción media en los dos últimos meses es un 29% más baja que el volumen alcanzado en el último trimestre de 2024.
Rebajas de precios y dificultades en la red de distribución
Para intentar aliviar el exceso de stock y estimular las ventas, BYD lanzó agresivos recortes de precios en toda su gama. El modelo más asequible de la firma se vende ahora por 55.800 yuanes (unos 7.800 dólares al cambio), lo que ha profundizado la tendencia a la baja en los precios y ha obligado a otros fabricantes a reaccionar con ofertas similares. Aunque a corto plazo esta estrategia ha permitido liberar algo de inventario, a nivel financiero genera presión sobre los márgenes de beneficio y la liquidez tanto en fabricantes como en concesionarios.
La situación ha provocado también el cierre de puntos de venta relevantes, como uno de los concesionarios más grandes de BYD en la provincia de Shandong, cuyos establecimientos han quedado vacíos o clausurados según informaciones recientes de medios estatales chinos. Además, los concesionarios están solicitando a las marcas que los incentivos en efectivo se abonen en un plazo máximo de 30 días para ayudarles a sobrellevar la tensión financiera.
La competencia y la supervisión aumentan en el mercado chino
El contexto general es de guerra de precios y competencia feroz en el sector automovilístico chino. Esta dinámica está generando no solo ajustes en la producción, sino también un creciente interés de las autoridades en vigilar la sostenibilidad financiera de la industria. Reguladores chinos han intensificado la supervisión sobre prácticas comerciales, márgenes y distribución en los últimos meses con el objetivo de evitar una escalada de problemas para proveedores, fabricantes y concesionarios.
Frente a la menor demanda doméstica, BYD y otros fabricantes chinos intensifican sus exportaciones para compensar las ventas en casa. Entre enero y mayo de este año, BYD comercializó 1,76 millones de vehículos, de los cuales aproximadamente el 20% se vendió fuera de China, lo que demuestra la apuesta del fabricante por diversificar sus mercados y buscar nuevas oportunidades ante las dificultades internas.
Estos movimientos, poco habituales teniendo en cuenta la senda de crecimiento de BYD en los últimos años, ponen de manifiesto los retos de un sector marcado tanto por el exceso de oferta como por la inestabilidad en la demanda. La situación obligará posiblemente a la compañía a replantear su estrategia, moderando la producción y adaptando sus expectativas para el futuro inmediato, en un entorno que, a pesar del liderazgo, resulta cada vez más exigente y cambiante.
Imágenes | BYD