Prueba Ford B-Max 1.0 Ecoboost 125 CV, motor, conducción y consumos

Prueba Ford B-Max 1.0 Ecoboost

Tras haber repasado el aspecto del Ford B-Max y haber descubierto su peculiar pero interesante sistema de apertura de puertas, toca ahora pulsar el botón de arranque y ver cómo se comporta el coche y qué tal se desenvuelve este motor 1.0 Ecoboost de 125 caballos.

El Ford B-Max ofrece una gama de 5 propulsores, casi todos ellos de gasolina, con potencias desde 90 caballos hasta los 125 de nuestra unidad de pruebas. Entre ellos también encontramos la opción de una caja automática Powershift asociada al motor 1.6 de gasolina y 105 caballos.

1.0 Ecoboost 125 caballos

Como bien hemos dicho nuestra unidad de pruebas se asociaba al más potente 1.0 Ecoboost de 125 caballos. Un motor revolucionario por ofrecer únicamente tres cilindros y una muy baja cilindrada pero una potencia específica muy alta. Este motor ha sido premiado numerosas veces y ahora veremos por qué.

Prueba Ford B-Max 1.0 Ecoboost

Arrancamos y nos damos cuenta del refinamiento del motor. Al habitáculo no se cuelan ni sonido ni vibraciones, y esto último es de halagar tratándose de un motor tricilíndrico. Pero esto no es todo, lo mejor es la respuesta, un motor tremendamente lleno y flexible.

A pesar de la baja cilindrada, el motor responde desde el bajo régimen sin rechistar para estirar sin desfallecer en ningún momento. La zona media de revoluciones, además de ser la que más usemos, ofrece mucho par para mover a este B-Max, por lo que los adelantamientos y recuperaciones serán sencillos.

La caja de cambios tira más a desarrollos largos, y echamos de menos una sexta velocidad, no tanto para reducir consumos pero sí para desahogar algo la cuarta y quinta marcha. A 120 km/h circulamos a algo más de 3.000 vueltas, algo que resolvería esta sexta en discordia. En cuanto al tacto, me ha parecido realmente bueno, con una cambio muy directo y preciso.

Prueba Ford B-Max 1.0 Ecoboost

Y llegamos al apartado consumos. El Ford B-Max con este motor homologa 4,9 l/100 km, una cifra que queda algo lejos de los 6,2 l/100 km que hemos conseguido. Hay que decir que nuestra prueba transcurrió sobre todo por carreteras secundarias, por lo que el consumo podría llegar a reducirse un par de décimas. En ciudad la cifra se eleva hasta los 7 l/100 km, mientras que en carretera podemos hacer medias de 5 l/100 km. Este motor incorpora el sistema Start/Stop para reducir consumos, sistema que funciona realmente bien, siendo rápido y suficientemente suave.

Comportamiento equilibrado

El Ford B-Max deriva del Fiesta, con lo que ello supone en cuanto a comportamiento. El B-Max es un coche ágil y en ciudad, gracias a su carrocería compacta, no temeremos afrontar ningún recoveco. Para aparcar, nuestra unidad disponía de sensores y cámara trasera que agilizan una tarea ya sencilla de por si.

Prueba Ford B-Max 1.0 Ecoboost

En carretera vemos que esa agilidad se convierte en un comportamiento muy equilibrado en el que cabe destacar la suspensión. Sin dejar de ser firme ofrece, a mi modo de ver, un perfecto equilibrio entre dureza y comodidad. Sí, hay algo de balanceo en curvas, muy leve, pero a cambio dejaremos de contar todas y cada una de las imperfecciones del trazado. Un 10 en este sentido.

La dirección ofrece una resistencia agradable y, aunque no transmite sensaciones especialmente, es divertida y relativamente directa en tramos revirados. Los frenos por su parte actúan nada más pisar el pedal, con una fuerza más que suficiente pero, sobre todo, muy dispuestos a ofrecer una frenada dosificable.

En autovía destaca la insonorización, y es que a altas velocidades sólo seremos capaces de escuchar algunos leves ruidos aerodinámicos provenientes de los retrovisores. El motor, que ya ha mostrado su perfecto refinamiento, vuelve a lucir aquí con una rumorosidad nula, haciéndose audible únicamente a muy altas revoluciones.

Prueba Ford B-Max 1.0 Ecoboost

En definitiva, el Ford B-Max es un coche muy rutero que, además, no supondrá un lastre en un intenso uso urbano. El motor merece todos los halagos por funcionamiento, no tanto por consumos, aunque sea más un problema con el ciclo de homologación que con el propio funcionamiento del mismo.

Damos por terminado nuestro análisis del comportamiento del Ford B-Max con un muy buen sabor de boca, quedándonos con su equilibrio, para dar paso a la última parte de nuestra prueba en la que detallaremos el equipamiento y los precios de este peculiar monovolumen urbano.

Más información – Prueba Ford B-Max 1.0 Ecoboost 125 CV, diseño exterior e interior


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