Los neumáticos radiales son los que se construyen con recubrimiento de goma, pero tienen el refuerzo de unos cables de metal. Estos cables se montan en paralelo formando una lona y recorren de lado a lado el neumático en un ángulo de 90º a la circunferencia central de la rueda. O dicho de otra forma en perpendicular al desplazamiento del vehículo.
A esto normalmente hay que sumarle otras lonas similares pero con los cables dispuestos en diagonal. Lo que les permite soportar las pensiones en cualquier circunstancia. Sumando todas las capas que puedes ver en la imagen de abajo, se consigue un neumático más resistente, flexible y con menos resistencia a la rodadura. Lo que mejora la economía de combustible y la seguridad del vehículo. De ahí que, la mayoría de los que verás por la calle son de este tipo.
La presencia de capas compuestas de cables les dan una mayor resistencia frente a pinchazos y frente a golpes en terrenos abruptos. Aunque esta resistencia se deja notar sobre todo en la banda de rodadura, ya que es donde se encuentran dichas capas. Los flancos en cambio tienen menos refuerzo y son más vulnerables a problemas como el de pellizcar el neumático contra un bordillo. Algo que si se hace con suficiente fuerza rompe el caucho y deja el neumático inservible.
Menos deformación y resistencia a la rodadura
Esta estructura de cables permite que el neumático mantenga su forma más estable y se deforme menos al rodar. Como consecuencia la resistencia a la rodadura disminuye y por lo tanto también lo hace el gasto de combustible.