Quizá volar con un coche nunca había estado tan cerca como ahora, y es que el Toyota Skydrive, diseñado por 30 trabajadores en su tiempo libre, puede ser una realidad más que de una película de ciencia ficción.
Finales de 2018, esa es la fecha fijada para el vuelo de prueba del concepto, bautizado como Skydrive. La idea del proyecto Skydrive comenzó en 2012 cuando, Tsubasa Nakamura y un grupo de amigos ganaron una competición con los diseños tempranos de un vehículo volador.
El equipo empezó a desarrollar el proyecto en 2014 y desde entonces ha ido ganando fuerza poco a poco y testando prototipos a escala con éxito. Pero ahora con Toyota apoyando el proyecto, se realizará un prototipo a gran escala para un vuelo de prueba tripulado.
Skydrive será un vehículo de 2,9 metros de longitud, 1,3 metros de ancho y 1,1 de alto, lo que le convertirá en el coche volador más pequeño del mundo. Su velocidad de conducción será de 150 km/h.
Los chicos de Toyota están invirtiendo más de 315.000€ en convertir al proyecto Skydrive en realidad. Y es que el equipo de desarrollo de este vehículo volador espera una versión lista para el 2020, por lo que el Skydrive podría ser el encargado de encender la llama en los Juegos Olímpicos que se celebrarán en Tokio en ese mismo año.
Toyota decidió apoyar a este grupo de 30 trabajadores, bajo el nombre de Cartivator, después de que el presidente de Toyota, Takeshi Uchiyamada, conocido por ser el padre del Prius, decidiera que «las cosas no progresarán si esperas y aportas dinero sólo cuando la tecnología ya esté desarrollada«.
El Skydrive comparte características de tecnología usada en drones, incluyendo las cuatro palas con los rotores. Variando la velocidad en cada rotor, se puede controlar la dirección de desplazamiento. Está diseñado para mantener una altura de menos de 10 metros por encima del suelo y utilizará tecnología de despegue y aterrizaje vertical, por lo que no requiere carreteras especializadas para ello.
El grupo de trabajadores, Cartivator, creen que podrán conseguir una versión comercial para que salga a la venta al público en 2023 y podrá estar disponible al mercado mundial en 2030.
Construido con un diseño que le permitirá cambiar de forma, el vehículo futurista oculta unas alas debajo de su cuerpo que salen de una escotilla a la vez que el sistema de propulsión cuando el conductor esté listo para despegar. Sus alas se desplegarán de manera similar a las alas de las aves.
El fuselaje estará realizado con unos hilos que soportarán la tensión entre el bastidor. Un sistema de potencia compuesto por unas baterías, una turbina de motor con combustión interna, una pila de combustible o otros dispositivos de conversión de energía serán suficientes para propulsar al Skydrive a los cielos. Además de alimentarlo, el sistema de energía también podría alimentar un sistema de propulsión en modo vuelo.
No es la primera vez que Toyota investiga acerca de coches voladores ya que en 2014 se presentó una patente para un vehículo volador que podría hacer la transición de un automóvil convencional a una máquina voladora.
La idea de Toyota no es única ya que varias empresas llevan tiempo con un proyecto similar en su cabeza. Sin ir más lejos, ejecutivos como Larry Page, empresas independientes como AeroMobil o Lilium y compañías tan importantes como Uber o Airbus se suman a esta moda. Tesla sin embargo, opta por desplazar a las personas mediante túneles para que los coches viajen a unos 200 km/h encima de una especie de vagonetas. Habrá que ver qué tecnología se lleva el gato al agua finalmente.
Sin duda, hay que agradecer a los desarrolladores por romper una vez más las barreras de la ciencia ficción y por permitirnos ver de forma más clara que el futuro no está tan lejos como creemos.