Durante la pasada presentación de los Volvo S90 y V90 tuvimos la ocasión de intercambiar unas cuantas palabras con ingenieros y responsables de la marca a nivel global. De estas conversaciones, pudimos conocer opiniones e informaciones interesantes, además de intuir algunas de las claves que marcarán la línea a seguir por Volvo en años futuros.
Ahora mismo Volvo es una marca que está cosechando grandes éxitos con el veterano Volvo XC60, líder de su segmento en Europa y el nuevo Volvo XC90, todo un éxito cuya demanda sobrepasa las capacidades de producción de Volvo. No obstante, la marca tiene en mente seguir creciendo y ofrecer unos productos cada vez más competitivos que les permitan llegar a un público más amplios.
Gama de modelos: Sin entrar en nichos
Ya sabemos que Volvo no va a seguir la línea de otras marcas premium entrando en cientos de nichos de mercado. Volvo contará en su gama con tres gamas de producto: 40, 60 y 90, cada una con sus respectivos turismos y SUV. Para 2019 el Volvo XC90 será el modelo más antiguo de la marca y ese mismo año veremos como llega el primer modelo 100% eléctrico de la marca. De cara al acumulado hasta 2025 Volvo tiene el objetivo de comercializar un millón de coches electrificados, es decir, eléctricos e híbridos enchufables. Las mecánicas híbridas estarán presentes en todos los nuevos modelos de la marca.
La gran duda que aún tenemos muchos es si Volvo se atreverá a dar el paso de lanzar un SUV de grandes dimensiones para el mercado norteamericano. Por aquellos lares el Volvo XC90 es un modelo pequeño. La respuesta del jefe de producto de los Volvo 90, Kent R Falck, fue un «maybe», quizás, acompañado de una sonrisa, lo que definitivamente deja una puerta abierta a un modelo que sí tendría potencial en algunas regiones, aunque no en Europa.
Lo que desde luego Volvo no se plantea a corto y medio plazo es el lanzamiento de modelos inferiores a la gama 40, como utilitarios, así como modelos superiores entre los que podríamos buscar un rival para el Mercedes Clase S. Ahora mismo serían modelos difíciles de amortizar para Volvo, ya que es una marca que mueve volúmenes inferiores a sus principales rivales y que no forma parte de un gran grupo automotriz con el que poder dividir costes de desarrollo entre grandes marcas. De todos modos, como dijeron varios responsables de la marca, nunca digas nunca.
Motores Drive-E: No perder la cabeza con la potencia
Motores Drive-E de tres cilindros
Los motores Drive-E de Volvo son ahora mismo una de las señas de identidad de la marca sueca. Han desarrollado una familia de motores modulares diésel y gasolina, que hasta ahora conocemos en sus versiones de cuatro cilindros y 2.0 litros, con potencias de entre 150 y 320 caballos. Los nuevos Volvo 40 tendrán también motores Drive-E de tres cilindros y 1.5 litros.
La principal diferencia que encontramos es que a diferencia de otros rivales, las opciones de Volvo son menos potentes. Por ejemplo, el Volvo XC90 D5 es el diésel más potente con 235 CV, mientras que un Audi Q7 tiene mecánicas 3.0 TDI V6 de 218 y 272 CV, además del SQ7 TDI de 435 CV.
Ante la pregunta de si Volvo prevé versiones más potentes para entrar en esa guerra de potencias, Falck respondió que Volvo no entrará en esas escaladas de potencia. En su lugar irá lanzando paulatinamente versiones ligeramente más potentes de sus motores, como ya ha hecho con la introducción del sistema PowerPulse en los D5. Para Volvo es más importante centrarse en otros factores como el diseño, la calidad y, sobretodo, la seguridad.
También preguntamos ante la respuesta del mercado norteamericano en lo relativo a los motores Drive-E, que son motores de cilindradas pequeñas para los usos de ese mercado. La respuesta fue clara: Volvo está vendiendo más coches que nunca. Esta nueva filosofía, con motores eficientes, ha permitido que muchos clientes que no comprarían SUVs por sus elevados consumos hayan decidido hacerlo. Sí es cierto que en los estados más rurales el público sigue decantándose por los motores V8, calificados por Falck como «dinosaurios».
¿Fabricación en China?
Está claro que la comercialización del Volvo S60 de batalla larga en Estados Unidos es todo un experimento para analizar la acogida de un vehículo «made in china» en un mercado tan patriótico como el norteamericano. En Volvo están tranquilos y argumentan que no supone ningún problema de imagen, al seguir los mismos estándares que en las fábricas europeas. Muchas marcas de prestigio, como Apple, fabrican en China y tienen una imagen envidiable.
A título personal, creo que el problema de capacidad productiva de Volvo podría solucionarse mediante la fabricación de vehículos adicionales en China. A fin de cuentas sería algo interesante para la casa matriz Geely, que es china, y permitiría a Volvo fabricar coches con un menor coste en mano de obra.