La trayectoria de Tesla en el mercado chino ha pasado de ser un caso de éxito casi incontestable a mostrar signos claros de agotamiento. Por primera vez desde que reforzó su presencia en el gigante asiático, todo indica que la compañÃa cerrará el ejercicio con un descenso anual de ventas, un cambio de tendencia que preocupa tanto por el dato en sà como por lo que puede anticipar para los próximos años.
China se ha consolidado como el mayor mercado mundial de coches eléctricos y, durante años, uno de los grandes motores del crecimiento global de Tesla. Sin embargo, los últimos registros de matriculaciones evidencian que la firma estadounidense ha dejado de aprovechar el tirón de un paÃs donde la movilidad eléctrica continúa expandiéndose a gran velocidad, pero donde la competencia local ha elevado el listón en precio, tecnologÃa y ritmo de lanzamientos.
Datos clave: Tesla pierde terreno en el mayor mercado eléctrico
En el mes de noviembre, Tesla entregó 73.145 coches a clientes chinos. La cifra, que a primera vista puede parecer sólida, supone en realidad una caÃda frente al mismo periodo del año anterior: son 345 unidades menos que las 73.490 matriculadas un año antes, de acuerdo con los registros de la Asociación China de Fabricantes de Automóviles.
El contexto agrava este retroceso: mientras el mercado chino de vehÃculos eléctricos continúa expandiéndose y muchos fabricantes incrementan sus ventas, Tesla se encuentra en una fase de estancamiento. En un entorno tan dinámico, que una marca retroceda en volumen es una señal de advertencia que la industria y los inversores observan con atención.
La fotografÃa completa se aprecia mejor en el acumulado del ejercicio. Hasta noviembre, Tesla ha alcanzado 531.855 entregas en China, una cifra que se sitúa aproximadamente un 7,4% por debajo del mismo periodo del año previo. Esta brecha anticipa que la empresa no solo no crecerá, sino que acabará el año con un balance claramente negativo en su principal plaza asiática.
Para igualar las 657.105 unidades registradas al cierre del año anterior, Tesla tendrÃa que matricular en diciembre más de 125.000 vehÃculos en el mercado chino. Este volumen, en la práctica, se considera inalcanzable con las condiciones actuales de producción y demanda, por lo que el descenso anual ya se da prácticamente por hecho.
Incluso tomando como referencia el mejor mes histórico de la marca en el paÃs, diciembre de 2024, cuando se alcanzaron 82.927 entregas, el salto necesario es enorme. Aunque la empresa dedicase la producción completa de su GigafactorÃa de Shanghái al mercado doméstico, reduciendo o cancelando exportaciones hacia Europa y otros destinos, seguirÃa quedándose a más de 30.000 unidades de distancia del objetivo mÃnimo para no empeorar el registro del año anterior.
La ofensiva de las marcas chinas acelera la brecha
El frenazo de Tesla contrasta de forma muy marcada con lo que ocurre entre sus competidores locales. Fabricantes como BYD, Xiaomi o Xpeng viven un momento de expansión intensa, con aumentos de ventas que en algunos casos resultan difÃciles de seguir incluso para los propios analistas.

Xiaomi, que ha dado el salto al automóvil aprovechando su músculo tecnológico, ha logrado un crecimiento cercano al 175% en sus entregas. Por su parte, Xpeng ha registrado un aumento en torno al 70% en el mismo periodo. BYD, consolidado ya como uno de los grandes referentes de la movilidad eléctrica e hÃbrida enchufable, mantiene también una lÃnea ascendente, ampliando su presencia tanto en China como en otros mercados, incluida Europa y España.
En este escenario, el mercado chino de coches eléctricos sigue sumando volumen de forma sostenida, mientras que Tesla pierde cuota frente a rivales que actualizan gamas, introducen nuevos modelos y ajustan precios con una rapidez muy difÃcil de replicar desde fuera del paÃs; incluso Tesla presentó versiones standard más baratas. Esa combinación está empujando a muchos compradores chinos hacia las opciones nacionales, percibidas como más avanzadas o con una mejor relación entre equipamiento y coste.
Modelos veteranos y falta de renovación tecnológica
Buena parte de las dificultades de Tesla en China se explican por la madurez de su catálogo. Los dos pilares principales de la marca, el Tesla Model 3 y el Tesla Model Y, acumulan ya varios años a la venta con cambios relativamente limitados en lo esencial, mientras sus competidores han introducido iteraciones constantes y nuevas plataformas.
El Model 3 lleva alrededor de seis años en el mercado chino, mientras que el Model Y se acerca a los nueve años de trayectoria global si se cuentan sus raÃces de desarrollo. Aunque ambos modelos fueron muy disruptivos en su lanzamiento, hoy se encuentran en un entorno donde la norma es renovar diseños, interiores y sistemas de asistencia con mucha más frecuencia.
Uno de los ejemplos más claros aparece en el ámbito de la tecnologÃa de carga rápida. Mientras bastantes fabricantes chinos han adoptado arquitecturas eléctricas de 800 o incluso 900 voltios, lo que permite potencias de carga que superan con holgura los 400 o 500 kW en algunos casos, Tesla sigue trabajando mayoritariamente con sistemas de 400 voltios en los modelos más vendidos.

Esto implica que, en términos de tiempos de recarga, algunas propuestas locales ofrecen experiencias más competitivas en rutas largas o en un uso intensivo del vehÃculo, algo especialmente valorado en grandes áreas urbanas chinas y en trayectos interurbanos. Al mismo tiempo, los fabricantes del paÃs asiático actualizan con rapidez sus sistemas de infoentretenimiento, asistentes de conducción y soluciones de conectividad, elevando las expectativas del consumidor medio.
En un mercado tan dinámico como el chino, competir con modelos que acumulan tantos años en catálogo sin rediseños profundos se convierte en una tarea complicada. Muchos grupos locales presentan revisiones de sus coches una o dos veces al año, aprovechando la modularidad de sus plataformas y el control directo sobre software y hardware, lo que deja en desventaja a quienes llevan un ritmo de actualización más pausado.
Repercusiones para la estrategia global y efecto en Europa
China sigue siendo uno de los ejes de la estrategia mundial de Tesla, tanto por volumen de ventas como por capacidad de producción. La GigafactorÃa de Shanghái no solo abastece a los clientes del paÃs, sino que también exporta vehÃculos a Europa, incluyendo mercados como España, donde muchos de los Model 3 y Model Y matriculados proceden precisamente de esas lÃneas de montaje.
El estancamiento de la demanda local en China puede obligar a la compañÃa a replantear el reparto de su producción. Una menor absorción del mercado chino podrÃa traducirse en más unidades disponibles para exportación hacia Europa, donde la competencia también se ha intensificado con la llegada de fabricantes asiáticos y la reacción de grupos tradicionales europeos.
En España y en el resto del continente, los conductores están empezando a ver cómo las marcas chinas introducen berlinas, SUV y compactos eléctricos con precios agresivos y niveles de equipamiento avanzados. BYD, MG (respaldada por capital chino) y otras firmas están posicionando alternativas que, en algunos casos, compiten de manera directa con las gamas de Tesla, tanto en tamaño como en autonomÃa, incluso frente a la versión más asequible del Model Y.
Si Tesla no acelera la renovación de su oferta y la mejora de tecnologÃas clave, el retroceso en China podrÃa ser el primer indicador de una tendencia más amplia. La percepción de que la marca ya no lidera todos los frentes de innovación puede pesar también en mercados como el europeo, donde los incentivos a la compra de eléctricos se están revisando y la sensibilidad al precio es muy alta.
El reto para la compañÃa de Elon Musk pasa ahora por recuperar el impulso en un entorno donde ya no juega con ventaja ni en China ni, previsiblemente, en Europa. El primer año de caÃda de ventas en el gigante asiático actúa como aviso: sin una reacción rápida y una actualización profunda de su gama, la empresa podrÃa ver cómo el liderazgo conquistado en la primera gran ola del coche eléctrico se diluye frente a unos rivales que han aprendido muy deprisa y que, en muchos casos, parten con la ventaja de jugar en casa.