El cambio llega tras constatar una realidad: la mayoría de clientes optaba por la variante más prestacional. Con más del 80% de las ventas decantándose por Competition, BMW simplifica el catálogo y eleva el listón de potencia y equipamiento desde la versión de acceso.
Según ha explicado el responsable de BMW M, Frank van Meel, no tiene sentido mantener dos niveles tan cercanos cuando la demanda de los clientes se concentra abrumadoramente en el superior. La solución es convertir el antiguo escalón Competition en el nuevo estándar y retirar la etiqueta.
Por qué se va «Competition» y qué significa en la práctica para BMW…

Eso implica que los próximos M nacerán con el rendimiento que antes reservaba la versión Competition, evitando la duplicidad de variantes y simplificando la comunicación al cliente. Se mantiene el carácter de los M sin multiplicar denominaciones ni costes de desarrollo. El caso más evidente es el BMW M2, que ya no ofrece Competition. Su actual configuración de serie entrega 480 CV y, por encima, aparece el M2 CS con 530 CV, enfoque más radical para circuito y materiales aligerados.
En este último caso, con un precio que sube hasta alrededor de 141.100 € frente a los 96.650 € del M2 de acceso. En los M3 y M4 todavía hay versiones Competition en algunos configuradores europeos, pero el plan es que, con la renovación, la denominación desaparezca. Hoy conviven escalones de 480, 510 y 530 CV (este último asociado a xDrive en los últimos ajustes), y la estrategia es que el punto de partida se sitúe en el nivel intermedio-alto, evitando el M «básico» que quedaba en segundo plano.
En los SUV de altas prestaciones, como el BMW X5 M, la etiqueta Competition aún se mantiene en la oferta europea con 625 CV. La transición será gradual, por lo que convivirán denominaciones hasta que el ciclo de producto complete el cambio.
Cómo queda la jerarquía: M, CS y CSL…

La nueva escalera de producto se ordena con mayor claridad. Por debajo, M concentrará el grueso de ventas con el rendimiento que hasta ahora aportaba Competition. Por encima, CS y CSL se consolidan como las variantes de enfoque más radical.
- BMW M: nivel de acceso (ahora con el rendimiento que antes correspondía a Competition)
- BMW M CS: versiones más ligeras y afiladas, pensadas para combinar uso diario y tandas
- BMW M CSL: ediciones de altísima exclusividad centradas en peso mínimo y máximo rendimiento
Modelos como los recientes M4 CSL o el exclusivo 3.0 CSL (producción muy limitada y precio extraordinario) marcan el tipo de producto que ganará protagonismo en la cúspide, aunque sin extender promesas universales a toda la gama.
Impacto en España y Europa: menos variantes, más claridad…

En mercados europeos como España, donde el cliente de altas prestaciones busca el máximo desde el inicio, la simplificación encaja con el comportamiento de compra. En nuestro entorno ya era habitual que el M3/M4 más demandado fuese el de corte Competition, dejando la versión de entrada con un peso marginal.
Con el nuevo planteamiento, la red europea verá catálogos más compactos, menos homologaciones y una política de precios más directa. En algunos casos, la diferencia que separaba al M de acceso del Competition rondaba cifras ajustadas, lo que acababa orientando la decisión de la mayoría hacia el escalón superior.
Electrificación y nombres: sin nuevas siglas añadidas…
Mirando al futuro, BMW M prepara una oferta que convivirá entre motores de combustión y eléctricos sin crear títulos adicionales que compliquen el mensaje. La marca no quiere multiplicar siglas (no se plantea un “iM3” como etiqueta comercial), sino mantener una gama coherente y reconocible con la misma denominación base. Este enfoque reduce complejidad interna: menos variantes significa menos pruebas, menos costes y tiempos más cortos en desarrollo, todo ello con beneficios indirectos en emisiones de gama al recortar duplicidades de producto.
Qué gana el cliente y qué gana la marca…

Para el comprador, la ventaja es clara: más potencia y equipamiento de serie, además de una estructura de gama fácil de entender. Las dudas sobre si merece la pena “subir” de escalón desaparecen cuando ya se parte del nivel alto. Para la marca, el movimiento aumenta la rentabilidad por unidad y reduce el gasto en tecnologías redundantes. El departamento M puede concentrar recursos en ediciones especiales (CS/CSL) y en la electrificación, sin renunciar al carácter que buscan los entusiastas.
Qué dice BMW M…

Frank van Meel lo resumía de forma clara al ser preguntado por este cambio en BMW Blog: más del 80% de los clientes elegían Competition. A falta de sentido comercial en mantener dos niveles tan próximos, la decisión ha sido transformar ese rendimiento en el nuevo punto de partida. Mientras se completa el despliegue, la coexistencia de nombres variará por mercados y por calendario de actualizaciones. Si no ves “Competition” en el configurador, no falta esa versión: ese nivel ya será el estándar.
El panorama que deja este movimiento es el de una gama M más directa: adiós a la etiqueta Competition, bienvenida a una oferta que arranca donde antes terminaba el M base, con CS y CSL como referencia para quienes buscan algo aún más especial y con la transición eléctrica en el horizonte inmediato.
