Raro es el mes -o la semana- en que un fabricante no anuncia una fecha concreta en la que tiene previsto prescindir totalmente de los motores térmicos. Hasta ahora, la mayoría de las marcas que han citado una fecha, lo han dicho para los compases cercanos a 2030. BMW no es el caso, y es lo más lógico y sensato.
Sinceramente, cuando un fabricante dice que en cierto año dejarán de desarrollar, producir o vender vehículos con motores de combustión interna no ayuda al sector. De hecho, ocurre todo lo contrario, porque genera inseguridad e incertidumbre en todos los clientes, tanto de esa marca como de cualquier otra.
La normativa europea tiene fijada la fecha del año 2035 como el fin de la venta de los motores tradicionales.
Está claro que los fabricantes están muy preparados para dar ese paso que se les ha exigido desde las altas esferas de la Unión Europea. Pocas son las marcas que actualmente no cuentan ya con varios modelos eléctricos. De hecho, ya vemos que la gran mayoría de las novedades más importantes presentadas en los últimos meses han sido de vehículos eléctricos.