El interés por todo lo que rodea a Paul Walker sigue muy vivo más de una década después de su fallecimiento, especialmente cuando se trata de alguno de los coches que formaron parte de su apreciada colección. Ahora, uno de los modelos más especiales que pasó por su garaje vuelve a la luz pública. Un Ford GT 2005 que se ha puesto a subasta, convirtiéndose de inmediato en objeto de deseo para coleccionistas y aficionados al motor.
Este deportivo, que formó parte del patrimonio automovilístico que compartían el actor y su amigo Roger Rodas, llevaba años alejado del foco mediático. Su reaparición, ligada a una subasta que ya mueve cifras muy elevadas, mezcla a partes iguales rareza técnica, bajo kilometraje y una fuerte carga emocional para los seguidores de la saga ‘Fast & Furious’ y de la cultura del automóvil en general. Toma nota y no te pierdas cómo uno de los modelos más míticos de Ford se revaloriza a lo bestia…
Un Ford GT 2005 con pedigrí cinematográfico…

El protagonista de esta historia es un Ford GT del año 2005, la reinterpretación moderna que Ford lanzó hace dos décadas como homenaje al legendario GT40 que logró vencer a Ferrari en Le Mans en cuatro ocasiones consecutivas. Desde su llegada al mercado, este modelo se convirtió en un icono inmediato y en un sueño para muchos aficionados a los superdeportivos.
En este caso, el coche no solo destaca por lo que es, sino por quién lo tuvo en su garaje. Formó parte de la colección de Paul Walker y Roger Rodas, dos figuras muy ligadas al mundo del motor tanto dentro como fuera de la pantalla. Legalmente, el coche estuvo vinculado a la sociedad AE Collection LLC, pero en la práctica era uno de los juguetes más especiales de la pareja de amigos.
La subasta se está llevando a cabo a través de la plataforma especializada Bring a Trailer (BaT), muy conocida entre los entusiastas por ofrecer vehículos de alto interés histórico y coleccionista. En el momento en que se divulgó el anuncio, las pujas ya habían alcanzado en torno a 550.000 dólares, unos 475.000 euros al cambio, con varios días todavía por delante para que continúe la escalada de ofertas.
Una de solo 14 unidades en color Mark IV Red sin franjas…

Más allá de su dueño ilustre, lo que realmente da valor a este coche es su configuración. Según detalla el anuncio de la subasta, se trata de una de las únicas 14 unidades fabricadas en 2005 en el color Mark IV Red sin las tradicionales franjas de competición blancas que caracterizan a la mayoría de los Ford GT de esa generación.
Ese tono rojo intenso recorre por completo la carrocería de líneas bajas y muy anchas, en un guiño directo al Ford Mk IV, la evolución más radical del GT40 original, asociado a nombres tan míticos como el de Ken Miles. La ausencia de franjas le da un aspecto más limpio, casi minimalista, que contrasta con la estética habitual de muchos superdeportivos americanos.
De fábrica, este Ford GT ya salía bien surtido de equipamiento: frenos Brembo de alto rendimiento, faros de alta intensidad, difusor trasero y labio delantero aerodinámico, además de elementos de confort poco habituales en un coche de este calibre, como el aire acondicionado o el acceso sin llave. A ello se suman detalles estéticos como las pinzas de freno en rojo y el sistema de sonido McIntosh con reproductor de CD.
Motor V8 sobrealimentado y mejoras discretas…

Debajo del capó se esconde el corazón que da fama a este modelo: un motor V8 de 5,4 litros con compresor volumétrico. De serie, esta mecánica desarrolla en torno a 550 CV de potencia y 678 Nm de par máximo, enviados exclusivamente al eje trasero a través de una caja de cambios manual de seis velocidades. Una receta muy clásica que refuerza su atractivo entre los puristas.
En el caso concreto de la unidad asociada a Paul Walker, se han instalado varias mejoras mecánicas escogidas con cuidado. Entre ellas destacan un cuerpo de aceleración Accufab, una centralita (ECU) recalibrada y un sistema de escape de alto rendimiento. Estas modificaciones buscan afinar la respuesta del motor y liberar algo más de potencia respecto a las especificaciones originales, aunque la cifra exacta no se detalla en el anuncio.
A nivel de bastidor, el coche monta amortiguadores ajustables Penske, un componente habitual en preparaciones de alto nivel y muy valorado por quienes buscan un comportamiento más preciso. Este tipo de suspensión, que en el mercado de accesorios puede alcanzar precios de varios miles de dólares, permite ajustar el compromiso entre confort y eficacia en circuito con bastante finura.
Llantas exclusivas y juego original incluido…

Otro punto llamativo son las ruedas. En lugar de las llantas de serie, el coche se presenta actualmente con un juego de llantas ADV.1 de 19 pulgadas en el eje delantero y 20 pulgadas en el trasero, de diseño moderno y enfoque claramente deportivo. Estos modelos se asocian habitualmente a proyectos de alto presupuesto y refuerzan la imagen imponente del coche.
Sin embargo, para los coleccionistas más puristas, el detalle clave es que la subasta incluye también las llantas forjadas BBS originales, aquellas con las que el coche salió en su día del concesionario. Van montadas en neumáticos Goodyear Eagle F1, mientras que el juego actual equipa gomas Michelin Pilot Sport Cup 2, uno de los compuestos de referencia para conducción deportiva en carretera y circuito.
Esta combinación de configuración actual mejorada y posibilidad de volver al estado completamente original resulta especialmente atractiva para quien quiera disfrutar del coche sin perder de vista su valor como pieza de colección a largo plazo.
Un interior prácticamente intacto…

Si por fuera y a nivel mecánico encontramos ciertos ajustes, el habitáculo se ha mantenido sorprendentemente fiel a su concepción inicial. El Ford GT de Paul Walker conserva los asientos Sparco originales tapizados en cuero de tono ébano, las alfombrillas que protegen el suelo de aluminio y el característico volante de diseño sencillo y funcional.
El salpicadero mantiene sin cambios el cuadro de instrumentos específico del modelo, con los relojes analógicos distribuidos en horizontal, y el sistema de audio McIntosh con reproductor de CD que ofrecía Ford como una de las opciones más apreciadas en su momento. También siguen presentes el botón de arranque, el aire acondicionado y el acceso sin llave, elementos que recuerdan que, pese a su carácter radical, sigue siendo un coche utilizable en el día a día.
Para muchos coleccionistas europeos y españoles, el hecho de que el interior esté completamente original y en un estado tan bien conservado es casi tan importante como la parte mecánica. En el mercado de clásicos de alto nivel, los coches con cabinas intactas suelen ser los que mejor resisten el paso del tiempo a nivel de cotización.
Kilometraje bajísimo y mantenimiento al día…

Uno de los datos que más llama la atención es el uso real que ha tenido este Ford GT desde que salió de fábrica. El odómetro indica alrededor de 5.956 kilómetros recorridos, equivalentes a unas 3.701 millas, una cifra extraordinariamente baja para un vehículo con casi dos décadas a sus espaldas.
Esa utilización tan limitada encaja con su papel como pieza de colección antes que como coche de uso diario. Aun así, el actual propietario se ha preocupado de que no quede abandonado en un garaje: justo antes de su salida a subasta, el coche ha pasado por una revisión completa en la que se han sustituido el aceite, las bujías, el filtro de combustible, la batería y el sensor de flujo de aire en masa.
La unidad cuenta además con un informe Carfax que certifica la ausencia de accidentes y daños estructurales, un punto clave para los compradores internacionales que se planteen importarlo a Europa o España. En el segmento de superdeportivos de colección, este tipo de documentación marca la diferencia a la hora de justificar precios elevados.
Un coche de culto para el mercado internacional…

Aunque el coche se encuentra en Newbury Park, California, la expectación que ha generado no se limita a Estados Unidos. El Ford GT de primera generación siempre ha tenido mucho tirón entre coleccionistas de Europa y, en particular, de países como España, Alemania, Suiza o Reino Unido, donde existe una base sólida de aficionados a los deportivos americanos.
En el contexto europeo, un ejemplar con este nivel de exclusividad, con kilometraje tan bajo y con una figura tan mediática asociada, tiene todos los ingredientes para convertirse en una de las compras más comentadas de la temporada. Aunque la subasta se desarrolla en dólares, no sería extraño que el comprador final proceda de fuera de Estados Unidos, dado el creciente interés por este tipo de modelos en el Viejo Continente.
Además, el hecho de que el coche combine mejoras reversibles con la posibilidad de devolverlo fácilmente a especificaciones de fábrica encaja muy bien con el perfil del coleccionista europeo, generalmente más conservador con las modificaciones que el aficionado medio en Estados Unidos.
El legado automovilístico de Paul Walker…

La figura de Paul Walker se ha consolidado con el tiempo como algo más que la de un actor asociado a una saga de acción. Su faceta como apasionado del motor y coleccionista de coches de alto rendimiento ha cobrado cada vez más peso, especialmente desde que varios de sus vehículos han ido saliendo a subasta en los últimos años.
Junto a Roger Rodas, Walker fue construyendo una de las colecciones privadas más comentadas de Estados Unidos, con presencia de deportivos históricos, clásicos japoneses, muscle cars y superdeportivos europeos. Muchos de esos coches se han mantenido durante años fuera del alcance del gran público, lo que ha multiplicado el interés cada vez que uno de ellos aparece en el mercado.
La muerte de ambos en un accidente con un Porsche Carrera GT en 2013 marcó un antes y un después tanto para sus seguidores como para la comunidad del motor. Desde entonces, cada unidad vinculada al actor que reaparece genera una enorme expectación, al combinar valor emocional, escasez y, en muchos casos, configuraciones muy cuidadas.
Por qué este Ford GT es tan codiciado…

Si se miran todos los elementos en conjunto, resulta fácil entender por qué este Ford GT 2005 es uno de los lotes más seguidos dentro de las subastas recientes. Es un modelo ya de por sí especial, con un diseño muy reconocible y una historia competitiva detrás que conecta con la edad dorada de Le Mans. A ello suma una configuración rarísima: color Mark IV Red sin franjas de competición, producida en una tirada mínima de catorce ejemplares.
No es habitual que unidades tan exclusivas acaben en subasta pública, y menos aún cuando se mantienen en un estado tan cuidado y con una cifra de kilómetros tan baja. El último ingrediente es su procedencia. Haber sido de Paul Walker y Roger Rodas lo sitúa en un nivel distinto dentro del mercado. Para muchos seguidores, se trata de una forma tangible de conectar con el legado del actor, mientras que para los coleccionistas, es un factor que probablemente ayudará a sostener e incluso incrementar su valor con el paso del tiempo.
Entre su diseño inspirado en la competición, su producción limitada, el bajo kilometraje y la historia personal que arrastra, este Ford GT 2005 que pasa por la subasta de Bring a Trailer se ha consolidado como una de las piezas de coleccionismo más llamativas del momento para aficionados de todo el mundo, incluidos los de España y Europa, que ven en él no solo un superdeportivo emblemático, sino también un fragmento muy concreto de la cultura del motor reciente.
Fuente – Bring a Trailer (BaT)
Imágenes | Bring a Trailer (BaT)