Prueba Honda CR-Z IMA GT, motor, conducción y consumos

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Ha llegado la parte más esperada de mi semana de convivencia con el Honda CR-Z GT, el momento de comprobar qué tal se desenvuelve este pequeño coupé en las múltiples situaciones que podemos encontrarnos en nuestro día a día.

Nada más meter la llave en el cláusor veo algo que no me gusta, o que me parece una tontería. Tenemos que girar la llave para poner el contacto, pero el motor arranca pulsando un botón de arranque. Es redundante. Por suerte el pequeño motor 1.5 de 121 CV cobra vida con rapidez y un sonido sugerente, estamos ante un muy buen motor firmado por Honda. Como ya comenté ayer, el motor de gasolina se ayuda por uno eléctrico de 20 CV (137CV combinados). Es híbrido, pero no puede funcionar en modo puramente eléctrico.

Cuatro modos de conducción

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El Honda CR-Z dispone de cuatro modos de conducción, ECON, Normal y Sport, además del Sport +. Es fácil adivinar cuales son las diferencias. Principalmente varía la respuesta del acelerador. En función del modo en el que circulamos el motor eléctrico empujará con más fuerza. El modo Sport + se activa mediante un pulsador redondo en el volante al más puro stilo Fast & Furious, y sólo funciona cuando la carga de la batería supera el 50% y figura en el cuadro «Ready S+». Al pulsar, esta lectura parpadeará y con solo acelerar un poco más el motor eléctrico empujará con toda su voluntad. Todo esto sobre el papel, en la práctica es igual o incluso mejor.

Ciertamente el modo ECON es bastante muermo. El acelerador es muy poco sensible y cuesta ganar velocidad. Para ciudad con una conducción relajada es perfecto, eso sí, pero en carretera es de auténtico dominguero y todos acabaremos en Normal o Sport. Junto con el indicador de cambio de marcha 8ascendente y descendente) y el velocímetro que cambia de color en función del tipo de conducción podremos conseguir unos buenos consumos, como veremos más adelante.

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El modo Normal es eso, normal. La respuesta del acelerador es claramente superior que en el modo ecológico y el motor eléctrico suele estar más presente en los procesos de aceleración. Es el modo más adecuado para circular por autovía o por carretera en condiciones normales, si queremos una mejor respuesta, tendremos que pasar al modo Sport.

En Sport el cuadro se ilumina en rojo y se nos pone una sonrisa de niños malos en la cara. El motor eléctrico empuja enérgicamente y el coche se mueve con mucha soltura, casi sorprende. A los modelos previos al reciente restyling se les criticaba una falta de potencia. bajo mi punto de vista, ahora, con carga en las baterías (este tema lo trataremos en profundidad) el coche tiene suficiente potencia como para divertirse. Es cierto que podría tener más y ser un juguete más divertido, pero también perdería parte de su encanto verde. Por cierto, tenéis que oír como suena cerca del corte situado en las 7.500 vueltas, gloria.

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El último modo de este Honda CR-Z, el Sport +, es una especie de overboost o KERS, que pone a trabajar el motor eléctrico a tope para ganar velocidad con soltura. Es lo que más me ha gustado. Es sorprendente circular en ciudad en cuarta velocidad a unos 50-60km/h y pulsar el botón. El coche recupera mucho mejor que cualquier turbodiésel o gasolina de similares características. Es una bomba lo que aporta este modo y lo que agiliza la conducción, permitiendo practicar el manejo eficiente pero siempre con una reserva de potencia. En el modo Sport este botón carece de sentido, porque podemos dar las mismas órdenes con el acelerador.

Ya en cualquier modo, si vamos bajos de vueltas y damos gas el motor eléctrico es el que nos hace ganar velocidad, cuando en otros coches convencionales solo conseguiríamos incrementar el consumo, los esfuerzos mecánicos y ganar velocidad como si fuéramos un caracol.

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El stop-start (no desconectable) funcionará en cualquiera de los modos, y es, hasta la fecha, el mejor que haya probado, incluso superando a los de PSA (no así a otros Honda como el Civic 1.6 diésel). La parada y el arranque son prácticamente imperceptibles y el motor sólo cobra vida cuando enclavamos la velocidad, es decir, los conductores que acostumbran a pisar el embrague en semáforos no anularía la función de parada y arranque automática. Espera hasta el último momento, pero en cualquier caso es más rápido que nosotros y siempre vamos a poder salir cingando sin problemas. La única pega, si se nos cala el coche, no arranca solo.

Tacto de auténtico deportivo

Es obvio que el Honda CR-Z tiene un aspecto deportivo que hace que todo el mundo se gire a su paso. La gente se imagina que tiene un motor gasolina muy potente y que es un deportivo de aúpa. En lo primero están equivocados, pero en lo segundo no andan desencaminados. Sorprende el tacto del Honda CR-Z.

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Nada más montar vemos que la postura de conducción es muy deportiva (bajito y estirado), aunque el asiento, con un buen agarre lateral, no permite demasiados ajustes. Nos queda lejos una corta palanca de cambios con un tacto exquisito, con recorridos cortos y precisos y un enclavamiento de libro. El volante es pequeño y agradable al tacto, y lo mejor de todo, está conectado a una dirección muy directa (2,5 vueltas entre topes) con la que conducir por curvas es una maravilla, porque además, es algo comunicativa. El tacto de los pedales es también muy cómodo, y sobre todo el del freno resulta muy natural (algo que no pasa en todos los híbridos con frenada regenerativa).

Sobre el terreno

Cuando pensamos en un coche deportivo, siempre pensamos en que va a ser incómodo. Nada más lejos de la realidad. Vale que para viajes en autovía no iguala en confort a muchos coches, pero no se hacen pesados los kilómetros y el coche tiene una buena respuesta, hasta que dejamos la batería seca (ves que es un tema recurrente).

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En ciudad es igual donde peor parado sale el CR-Z. El ir a ras de suelo nos hace perder visibilidad entre el tráfico y en incorporaciones. Las suspensiones no resultan excesivamente duras, aunque la trasera si es un poco seca en algunos badenes. A la hora de aparcar todo lo que hay a partir del pilar B condiciona la visibilidad, porque ha primado más la estética y la aerodinámica. Aún así ayudándonos por los retrovisores y los sensores de aparcamiento de este acabado GT todo es más fácil. Este handicap se compensa con las miradas de los viandantes y los compañeros de semáforo, es divertido, pero más lo es en serpenteantes carreteras.

Con el Honda CR-Z GT he tenido la posibilidad de llegar desde Vitoria hasta mi pueblo de una forma que jamás había imaginado. La estabilidad es realmente buena, y aunque hay unos pocos balanceos no se descompone la trazada. Es un auténtico tiralineas, que solo nos hará un extraño si vamos muy pasados, y ahí aparecerá el control de estabilidad. Gusta ir rápido, porque da confianza y uno puede divertirse muchísimo, porque hay coches que corren más, pero no todo es velocidad. Este Honda CR-Z si alcanza la máxima que declara, y la supera.

Consumos ajustados

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El Honda CRZ me ha sorprendido por sus ajustados consumos. En autovía y nacional, a ritmos legales, el consumo del marcador se quedó en 5.8 litros (favorecidos por el ultimo tramo de nacional), que al llenar el depósito se quedó en 6 litros reales. Seis litros es lo que marcó el ordenador de a bordo tras 1.200 kilómetros de prueba.

En un uso mixto ciudad carretera y a ritmos más elevados, el consumo se quedó en 6.7 litros, mientras cabe destacar, que en 125 kilómetros, desde Boceguillas hasta Madrid por la A1 el marcador se situó en 4.6 litros, practicando una conducción eficiente a la vez que se circulaba a la máxima velocidad legal, incluso subiendo Somosierra. Un mechero con fiabilidad Honda.

La pega: Una batería de poca capacidad

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La única pega dinámica del Honda CR-Z son unas baterías de poca capacidad. En pendientes prolongadas de autovía o puertos donde exijamos, el coche se ayudará de ellas, llegando a agotarlas. En esos momentos en los que solo contamos con el motor de 1.5 litros sí podremos notar una falta de potencia que nos desilusione un poco, aunque podremos comprobar que la entrega de par es muy lineal. Si circulamos por carretera, haciendo uso de frenos, retenciones, subidas y bajadas, a ritmo rápido será más complicado gastarlas.

Con todo esto creo que queda claro que el Honda CR-Z me ha gustado muchísimo. No es barato para lo que es (ni caro, ojo), ni tan práctico como casi el resto de coches del mundo, pero es bonito, divertido y adictivo. Mañana será el día en que repasemos la gama, precios incluidos, y saquemos algunas conclusiones teniendo en cuenta todo el conjunto, más allá de la dinámica, donde es un coche con excelente nota.

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La mayor parte de las fotografías que ilustran este artículo han sido tomadas en el Parque Tecnológico de Miñano (Álava), a quien agradecemos su colaboración. La modelo de las fotografías es Concepción Monge, a quien también hay que agradecer su predisposición.

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