Prueba Honda HR-V 2015, asalto al segmento más importante

Desde que irrumpiera en el mercado la primera generación del Nissan Qashqai, los SUV de segmento C no han hecho más que crecer, hasta ser uno de los segmentos más importantes del mercado europeo, comiéndole terreno a las berlinas de segmento D y también a los compactos. Honda lleva años teniendo presencia en el mercado SUV con el Honda CR-V, pero este modelo es mayor y se engloba entre los SUV-D. Ahora los japoneses llegan a Europa con una nueva apuesta crossover, el Honda HR-V.

El nombre del Honda HR-V no es nuevo. Ya lo utilizó la marca en el año 1999 con la que fue la primera generación del modelo, con un aspecto cuadrado y con carrocerías de tres y cinco puertas. En esta ocasión la marca ha hecho una reinterpretación sobre el modelo, ausente en el mercado desde 2006. Una carrocería que según Honda combina todo lo de un SUV, un coupé y monovolumen es una de las claves de este SUV que ya hemos podido probar por carreteras portuguesas.

En septiembre comenzarán a llegar las primeras unidades a los concesionarios, abriendo así la veda para el que será el modelo clave dentro de la gama Honda. La firma japonesa espera que este sea uno de sus modelos más vendidos y en España las previsiones para 2016 son de 4.000 unidades.

El Honda HR-V será el pilar de crecimiento de la marca, y aunque saben que robará algunas ventas a los acabados más básicos del CR-V y a algunos Civic, no hay duda de que va a atraer a miles de nuevos clientes al universo Honda.

SUV, coupé y monovolumen, así lo define la marca

El Honda HR-V conserva la identidad de marca de Honda en el frontal, pero no se parece demasiado a sus hermanos de gama. Se muestra robusto y con los faros LED del acabado Executive, gana en apariencia. La vista lateral es una de las más interesantes, donde Honda ha querido reflejar ese aspecto coupé.

Ciertamente la forma de las ventanillas laterales y las manillas posteriores escondidas consiguen el propósito de acentuar el aspecto más deportivo del diseño. En la zaga es donde podemos encontrar la parte más polémica del diseño, sus pilotos traseros. El apéndice inferior no puede mas que recordarme a los famosos pilotos traseros con forma de escudos medievales del SsangYong Kyron.

Un interior líder

Podríamos discutir, en cualquier caso, si el Honda HR-V nos gusta o no, aunque donde no hay lugar a dudas es en su amplitud interior, la que se lleva los atributos de los monovolúmenes. Las plazas delanteras son realmente amplias, con una gran regulación longitudinal para los asientos y multitud de huecos portaobjetos que ensalzan el carácter más práctico del modelo.

Pero es difícil encontrar un coche que no sea amplio en las plazas delanteras. Normalmente los olvidados son siempre los pasajeros traseros. No es el caso del Honda HR-V. Las plazas posteriores ofrecen una muy buena habitabilidad. La marca dice que es líder en el segmento y aunque no lo hemos medido, puede que lo sea. El espacio para las piernas y para la cabeza es bueno, así como la anchura, aunque como siempre, dos mejor que tres, por la anchura total del interior y por la forma de los asientos.

El maletero es otra de las grandes bazas de este Honda HR-V. Es el mayor de su segmento, con una capacidad de 470 litros. En esta cifra se incluye el doble fondo, un espacio que se perdería de equipar la rueda de repuesto de galleta (opcional, de serie con kit reparapinchazos). Sus formas son muy aprovechables y la boca de carga es muy baja. El doble fondo es realmente aprovechable, ya que podemos guardar dos maletas de cabina de avión y tener todavía el resto del espacio disponible.

Si con el maletero no tuviéramos suficiente, podemos abatir los asientos posteriores, que deja una superficie de carga plana y realmente aprovechable de 1533 litros. El respaldo del asiento del copiloto se puede abatir y es posible transportar incluso tablas de surf. En el Honda HR-V también encontramos los famosos Magic Seats de Honda. La banqueta de los asientos traseros se puede levantar dejando un espacio de carga realmente útil para llevar elementos altos, como plantas, o más voluminosos, como una televisión. La modularidad interior de este SUV es remarcable, siendo uno de los modelos más interesantes si se va a viajar habitualmente con cargas que vayan más allá de pasajeros y maletas.

Si ponemos nuestra atención en la calidad de construcción del interior, el Honda HR-V aprueba con nota. Es cierto que la parte superior y la inferior del salpicadero son de plástico duro. No obstante, la apariencia y los ajustes son de primera calidad, sin dar lugar a grillos o ruidos. Encontramos material blando en la consola central y en la zona del túnel central, realmente las zonas que más podríamos tocar. En las puertas, toda la parte superior está tapizada, lo que es un detalle de calidad. Algunos detalles cromados y las molduras negro piano aportan un toque extra de elegancia, aunque sabemos que el negro piano implica permanente suciedad, con huellas y polvo.

Todos los mandos quedan accesibles en el Honda HR-V. Desde el propio volante se pueden controlar muchas de las funciones y la pantalla táctil del equipo multimedia queda a mano. Esta responde bien a las órdenes y ofrece un control gestual similar al de los smartphones. El navegador Garmin ofrece un funcionamiento correcto. Bajo la pantalla encontramos los controles de la climatización, todos ellos táctiles. El cuadro de relojes ofrece una lectura fácil de la velocidad y las revoluciones del motor, pero a la derecha se ubica la pantalla del ordenador de abordo, que muestra en ocasiones demasiadas informaciones y con un aspecto anticuado.

En el túnel central se ubica la palanca de cambios y los botones del freno de estacionamiento eléctrico y el Auto-Hold, ambos sistemas nuevos en la gama Honda y de momento exclusivos del HR-V.

Gama mecánica

El Honda HR-V se comercializa en España con dos motores, uno diésel y otro gasolina. El primero es el 1.6 i-DTEC de 120 CV y 300 Nm de par motor que estrenó el Civic hace algunos años y que ya nos demostró con esa carrocería sus espectaculares niveles de eficiencia. La apuesta gasolina es un nuevo motor 1.5 i-VTEC que estrena el Honda HR-V, con 130 caballos y cambio manual de seis relaciones. Por un sobrecoste de 1.000 euros, el gasolina puede tener un cambio automático CVT con siete relaciones prefijadas.

Todas las versiones en Europa son de tracción delantera. Honda no considera necesario comercializar las versiones 4×4 que existen en otros mercados, dada la baja demanda que tienen los SUV con tracción total, especialmente en los países del sur de Europa. El Honda HR-V estructura su gama en tres acabados, donde todos ellos destacan por una interesante dotación de serie. Las versiones tope de gama Executive sobresalen por su amplio equipamiento. Podéis consultar aquí los precios y equipamientos de la gama HR-V.

Al volante del nuevo Honda HR-V

Puestos ya en contexto, es el momento de probar el Honda HR-V. Nosotros hemos conducido las versiones diésel y gasolina con cambio manual de seis relaciones y os vamos a contar nuestras impresiones.

El motor 1.5 i-VTEC de 130 caballos destaca por su baja sonoridad al ralentí, pero el motor es audible en marcha a determinadas velocidades, lo que disminuye el confort acústico. Otros motores gasolina de Honda son más silenciosos o el coche está mejor asilado. En cuanto a prestaciones, no es un motor explosivo. Es atmosférico y como tal la progresividad está presente. Estira hasta lo más alto del cuentavueltas y donde mejor se mueve es en la parte alta, lo que implicará jugar con el cambio en las carreteras más reviradas y con más desniveles. Las prestaciones del motor son adecuadas pero hay que estar pendientes del cambio.

Un punto mejorable es el tacto del embrague en el motor de gasolina. El pedal ofrece poca resistencia en el retorno y es más difícil controlarlo con el pie. Todo es cuestión de acostumbrarse, pero en las dos horas que estuvimos con el motor gasolina, no llegamos a hacerlo.

Con el motor diésel 1.6 i-DTEC de 120 CV, el Honda HR-V se transforma por completo. Es un motor muy lleno a bajas vueltas y ofrece un par máximo de 300 Nm que hace que sea mucho más agradable de conducir, sin tener que recurrir tanto al cambio. Es silencioso y suave, aunque el Stop & Start se nota un poco más que en el gasolina.

Además se solucionan uno de los principales problemas del gasolina, que es el tacto del embrague, mucho más fácil pillarle el punto y el cambio muestra un tacto algo más preciso. La dirección también se muestra más pesada con el motor diésel, debido probablemente a un mayor peso en el eje delantero dado que el motor 1.6 i-DTEC, pese a ser de aluminio, es más pesado que el i-VTEC.

En ambos casos la suspensión de comporta de forma similar, siendo muy cómoda y filtrando bien las irregularidades del terreno. No son especialmente firmes si buscamos el máximo dinamismo dentro de un SUV, pero sí son muy cómodas.

En materia de consumos ambos motores han hecho gala de buenos niveles de eficiencia, teniendo en cuenta que en ningún caso se ha practicado una conducción eficiente. El gasolina, al que le exigimos más, acabó la prueba con una media de 7,0 litros, frente a unos más frugales 5,2 litros del diésel.

En el Honda HR-V hay una diferencia de precio de 1.800 euros que hay que salvar para acceder al diésel. Si vamos a andar mucho por ciudad puede ser interesante el motor de gasolina, o si queremos cambio automático, pero de cara a viajar por carretera y autovías con asiduidad, el motor diésel es más apropiado, al moverse mejor y ser más frugal. Lo cierto es que Honda ha hecho un gran trabajo con este motor, que probablemente sea el mejor diésel de menos de 2.0 litros, tanto por suavidad, entrega de potencia y consumos.